Hemos asistido esta semana que hoy concluye a un auténtico revuelo provocado por la patronal melillense y su hartazgo ante la falta de soluciones a la deplorable situación económica que atraviesa la ciudad.
La Confederación de Empresarios (CEME) no ahorró en calificativos ni en críticas contra el Gobierno local (y la clase política en general) por las promesas incumplidas y las inversiones “fantasmas”, entre otras cosas.
Se culpa incluso de haber estado demasiado callada y confiar en soluciones que nunca llegaron. Los empresarios afirman haber trabajado y aportado su tiempo proponiendo iniciativas y pidiendo actuaciones que solo encontraron “silencio o sonrisas” en el otro lado.
“Ya está bien, señores políticos”, fue el grito de guerra para denunciar que la situación de Melilla es equiparable al refrán que dice “entre todos la mataron y ella sola se murió”.
La denuncia de la CEME generó una auténtica cascada de reacciones en todos los ámbitos políticos de la ciudad.
Y en apoyo de su posicionamiento salió nada manos que el presidente de la sociedad pública responsable de fondos europeos y de las ayudas a las empresas, el diputado Delgado Aboy. “La CEME tiene razones muy poderosas para mostrar su enfado”, aseguraba para añadir que “es muy normal leer comunicados de prensa como el que hemos leído” en denuncia de la situación que atraviesa Melilla.
También los populares coinciden con la patronal en su análisis de la realidad económica melillense. Daniel Conesa salía públicamente para afirmar que en el PP están “cansados” de hacer propuestas que no llegan a ningún sitio y pedía que se abran debates trascendentales de futuro como el de la pertenencia o no a la Unión Aduanera.
Los partidos del Gobierno tienen una opinión muy distinta.
La más optimista ha sido la socialista Gloria Rojas. Asegura que “se han hecho muchas cosas” y que sus correligionarios del Ejecutivo en Madrid han invertido más que nadie nunca en Melilla. Los empresarios no se han parado a ver lo mucho que se ha invertido porque, según ellos, uno de los problemas actuales es la ausencia de grandes proyectos en la ciudad.
Rojas, como también CpM, dice que entiende a la CEME pero niega cualquier acusación. Eso sí, sigue teniendo las “puertas abiertas” para hablar.
Y luego está el socio mayoritario del Gobierno. O sea, CPM, que ve “poco clara” la postura de la patronal porque habla en “términos generales, sin especificar”. Dunia Almansouri pide concreción por áreas gubernamentales para salvar los muebles de su partido ante la CEME.
¿Por qué? Pues porque desde su área de gestión (Hacienda) se ha repartido un montón de dinero en ayudas y para sostener a las empresas durante la pandemia.
Entonces, por qué no hay recuperación: por la pandemia, la situación de la frontera y porque CPM no está en el Congreso de los Diputados para sacar adelante más acciones que favorezcan económicamente a los melillenses.
A la vista de la situación, resulta claro que el Gobierno está fiando todo a ese Plan Estratégico de Melilla, no el que está hecho sino el que está en elaboración, un plan que pretende cambiar el modelo económico de la ciudad con la aquiescencia de Madrid y cuyas modificaciones reglamentarias se están acometiendo buscando el consenso de todos los grupos políticos.
Queda poco más de un año para que acabe la legislatura, un tiempo que se antoja corto para que se vislumbre con claridad qué es lo que se quiere para la ciudad sin morir en el intento.
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