El plan hidrográfico de Melilla se sometió en la tarde de ayer a debate en el salón de actos del Real Club Marítimo. El encuentro, organizado por la Asociación Guelaya Ecologistas en Acción, estuvo moderado por José Cabo y contó con la presencia del consejero Manuel Ángel Quevedo y del responsable de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) en la ciudad, Andrés Aragón. Quevedo se encargó de exponer ante los ciudadanos cuáles son los proyectos con los que se pretende mejorar la calidad del agua en Melilla. Según defendió en declaraciones a El Faro instantes antes de iniciar su intervención, el agua llega bien “a todos los hogares, todos los días del año”, excepto cuando se produce alguna avería. Por ello, subrayó que su Consejería tiene el objetivo de mejorar la calidad del agua, para que sea prácticamente mineralizada. También tiene en mente “que no se pierda ni una gota de agua”, por lo que pretende mejorar el nivel de fuga, que actualmente es del 20%.
Reducir el consumo
Quevedo recordó que para mejorar la calidad del agua es necesario que también se reduzca el consumo. “Esto implicaría que se reciba el agua de la desaladora, que es de buena calidad, y no la de los pozos, que se encuentran sobreexplotados en este momento”, apuntó.
Otro de los objetivos primordiales que se ha marcado la Consejería es que el ciudadano no note las averías que puedan llegar a producirse en la red de suministro de agua. “Ahora mismo, como estamos al límite, cualquier avería se traduce en una molestia para los ciudadanos, que ven cómo se reduce la presión del agua”, señaló.
Para evitar esta situación, lo que se pretende a través de un proyecto es conectar a todos los barrios de Melilla a través de una malla. “Queremos que si hay una avería en un punto, se pueda suministrar agua desde otra zona”, resaltó el consejero. El este punto aclaró que, actualmente, las averías que se dan en zonas troncales afectan “a muchas ramas”. Además de este proyecto y del de ampliación de la desaladora con un cuarto módulo, la Consejería de Medio Ambiente tiene pendiente otra iniciativa a través de la que pretenden instalar sensores en la red para “manejar cómo abrir y cerrar las válvulas”. De este modo, Quevedo insistió en que se podrá detectar con días de antelación cualquier posible fuga. “Seremos mucho más eficaces”, sostuvo. Según resaltó, actualmente el nivel de fuga es del 20%. “Nuestro objetivo es que no se pierda ni una gota de agua”, añadió.
El responsable de la CHG, Andrés Aragón, por su parte, manifestó que una de las principales trabas con las que se encuentran los proyectos suele ser la declaración de impacto ambiental. “Suelen ser bastante exigente”, valoró. “Pero nos vamos adaptando para que los perjuicios sean los menores posibles”, apostilló.
Pese a que el objeto del debate de ayer era el estado y el futuro del agua potable en nuestra ciudad, desde Guelaya no dejaron pasar la ocasión para pedir explicaciones sobre el futuro del Río de Oro y el proyecto de renaturalización.
Este fue aprobado hace tres años, como recordó José Cabo, pero no se han producido avances al respecto. “Lo que queremos es que desaparezcan todos los desechos, que tenga agua ecológica y de calidad”, destacó.
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