Los festejos terminaron ayer, pero durante tres noches mantuvieron en vela al vecindario. Una boda en la familia siempre es motivo de alegría y celebración, pero en el Monte María Cristina varios vecinos se han quejado de un festejo nupcial les ha tenido las tres últimas noches en vela. Para tranquilidad de los vecinos, los organizadores de la celebración comunicaron ayer a El Faro que la celebración había terminado. De hecho, ayer por la tarde ya estaban desmontando la carpa improvisada que habían instalado en plena calle.
No obstante, un vecino de la zona se puso en contacto con este diario para informar del malestar de los residentes del Monte y Ataque Seco, especialmente, pues por las noches se duerme con las ventanas abiertas y la celebración de la boda no les dejaba dormir.
Este vecino asegura que llamaron en numerosas ocasiones a la Policía Local y, de hecho, una patrulla policial se personó en el lugar e identificó a los responsables para imponerles la multa correspondiente. Afirma que “hasta altas horas de la madrugada hemos aguantado la megafonía y luego música de tambores y cánticos”.
Además, se pregunta si los organizadores de la boda han pedido los permisos pertinentes para ocupar la vía pública, así como la instalación eléctrica y los ruidos nocturnos. “¿Tiene permiso de la Conserjería que corresponda para haber montado la carpa y utilizar megafonía, tambores y cánticos hasta altas horas de la madrugada? ¿De dónde cogen el suministro de luz?”, se pregunta este vecino.
Según explica, a los ciudadanos afectados por los ruidos nocturnos, que no les han dejado dormir estos días, no les parece suficiente que la Policía Local haya impuesto multas a los organizadores de entre 240 y 300 euros. Es más, este vecino dice haber preguntado a las autoridades policiales si éstos han investigado la existencia o no de las autorizaciones pertinentes a la Ciudad Autónoma.
“No sabían si tenían permiso de la Consejería de Medio Ambiente para montar y cortar una calle ni de dónde han cogido la luz ni cómo han pagado el cánon establecido”, explica este vecino. “Tenemos que aguantar los miles de habitantes de los alrededores que una minoría de 50 a 100 personas disfrute de un evento en la vía pública a un centenar de metros del centro de la ciudad”, agrega.
Costumbres y civismo
Otros vecinos de la zona, preguntados por este diario, afirmaron que es frecuente que, ante la celebración de una boda, los festejos se realicen en la calle. Sobre todo en el caso de los matrimonios musulmanes. “Son costumbres”, comenta uno de los vecinos del Monte María Cristina, quien dice no haber oído ruidos excesivos durante las últimas noches, pero que esta forma de celebrar las nupcias es habitual porque sale más barato que reservar un salón de bodas.
Mientras que estos vecinos se muestran más comprensivos con las costumbres, teniendo en cuenta que la celebración de las bodas musulmanas pueden durar varios días, otros apelan al civismo, pues aseguraron a El Faro que, aunque entienden la alegría de una boda en la familia, “no pueden provocar tantos trastornos a los que vivimos cerca”.
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