Opinión

¿Qué pasó con las piscifactorías?

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha dicho que en breve se reactivará la comisión bilateral hispano-marroquí para hablar de las fronteras marítimas de los dos países.

Así lo recoge el punto número 6 de la declaración conjunta acordada entre Pedro Sánchez y Mohamed VI, que textualmente habla de reactivar "el grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica, con el objetivo de lograr avances concretos".

Claro, en Canarias están deseando hablar de intromisiones marroquíes en sus lindes, pero el caso es que ese acuerdo no afecta a la implantación de piscifactorías marroquíes en aguas de las Islas Chafarinas. Es como si no hubiera ocurrido. El problema es que las cosas no desaparecen de su sitio si alguien no las quita. Es, digamos, un caprichito que se da la Física.

No sabemos qué piensa hacer el Gobierno con las piscifactorías ni tampoco sabemos si esas estructuras ilegales siguen en su sitio. El caso es que parece ser un tema tabú. Nadie habla de ello como si hubieran desaparecido. ¿Alguien sabe si siguen ahí?

Estamos todos tan centrados en la reapertura de la frontera, que no caemos en la cuenta de que los derechos que se pierden difícilmente se recuperan.

Ahí está la prueba de la 'tierra de nadie' completamente 'okupada' por Marruecos hasta el punto de que algunos mojones de la delimitación geográfica de Melilla han quedado literalmente a la espalda de la valla.

No sabemos si en la comparecencia que sobre Marruecos tendrá que hacer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados, se hablará de este tema, pero sería interesante que nuestros representantes políticos se interesen por ello.

Aunque no tenemos acceso a los detalles, desde fuera da la impresión de que España ha cogido el toro por los cuernos desde que le dio a Mohamed VI lo que quería: su aprobación al plan de autonomía para el Sáhara Occidental. La frontera abrirá cuando lo digamos nosotros. Ese es el mensaje. Otra cosa es que esa actitud guerrera no sea intencional sino forzada por las circunstancias. Pero se puede vender. Se vende sola.

Estamos en el punto adecuado para reconstruir las relaciones y para imponer nuestros propios ritmos. La frontera no se abre porque vengan cuatro jefecillos de Nador a pedir su apertura. Ya han avisado los sindicatos policiales y las asociaciones de la Benemérita: la frontera no está lista pese a que todo apunta a que abrirá "en unos días".

Según ha dicho la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, sólo abrirá Beni Enzar así que, de momento, se reducen a uno los cuatro pasos fronterizos habilitados en la ciudad, pese a que en algún momento se ha barajado la posibilidad de que entren los coches por el principal paso fronterizo y por Barrio Chino y Farhana, los peatones. De eso se ha hablado, pero al parecer, finalmente se ha optado por dosificar las entradas.

El caso es que a día de hoy no se sabe nada sobre los controles sanitarios que tendrán que hacerse los melillenses para cruzar la frontera. Sabemos que Marruecos exige PCR y pasaporte covid, así que previsiblemente habrá avalancha para actualizar las vacunas y también la carta verde de los vehículos.

Hay muchos melillenses que están a la espera de dar de baja al coche en Marruecos para poder venderlo o para darle de baja. Tienen que hacerlo así para evitar problemas a la hora de entrar al país vecino. En España, usted puede hablar, explicar y hasta convencer. Del otro lado, todos sabemos que o pagas o pagas.

Es un alivio saber que la entrada de mercancías desde Nador será lo segundo que se autorice, después del paso de transfronterizos y por delante de la autorización para que pasen coches.

Melilla necesita la materia prima a buen precio para mejorar e incrementar la oferta culinaria de los bares y las provisiones de los mercados, por solo citar un par de ejemplos. Sin embargo no podemos ignorar que este tiempo de cierre fronterizo ha servido para ver proliferar por la ciudad, locales de hostelería con una gastronomía más de carne que de pescado. De alguna manera, nos hemos reinventado y quienes lo han hecho han comprobado que hay un público que demanda eso; que tiene salida y que es rentable.

No creo que en la comparecencia de Sánchez en el Congreso vayamos a tener noticias de algo que no se haya contado ya. Seguramente le preguntarán por qué no se habla en ese tratado de la integridad territorial, pero el presidente podrá responder que eso sólo lo pone en duda la derecha. En cambio sí era necesario hablar de la gestión de los espacios aéreos, recogida en el punto 7 de la declaración más como intención que como objetivo.

Pero ya sabemos que las cosas de palacio van despacio. No podemos tener un aeropuerto internacional si no nos ponemos de acuerdo con Marruecos. Esto hay que venderlo como algo bueno para las dos partes. Monte Arruit no puede absorber todo el tráfico de Europa y en eso Melilla le puede echar una mano. Si quieren llenar la Mar Chica de guiris, no les queda otra que desarrollar infraestructuras y eso puede tardar siglos del otro lado de la frontera. A nosotros nos vendría de perlas y encima, los turistas podrían cruzar la frontera en un santiamén. Esto puede ser muy bueno para todos.

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