¿Qué elementos son indispensables para pasar un día de playa?

A falta de poco menos de dos semanas para el fin de las vacaciones y el inicio del nuevo curso escolar, a Melilla aún le quedan muchos días de verano. O al menos con temperaturas agradables para ir a la playa, que se extenderán hasta bien pasado el mes de septiembre.

A pesar de que este año ha venido con ciertas novedades en cuanto al kit playero por excelencia, El Faro ha visitado el paseo marítimo para comprobar qué elementos son indispensables para los melillenses a fin de pasar un buen día entre la arena y el mar.

Los carritos para transportar todo el material indispensable para ir a la playa se han convertido este verano en el producto más visto a lo largo de todo el litoral. Se trata de un carro de cuatro grandes ruedas en el que cabe todo tipo de objetos como sillas, mesas, sombrillas, los juguetes para los niños o la mochila apto para arrastrarlo en la arena y que ha causado furor este verano. Una herramienta que facilita el llevar objetos pesados o poder cargar con más cosas de las que podría soportar una sola persona.

Pero más allá de estos famosos carritos, ¿qué es lo más necesario que llevamos a la playa? Las respuestas han sido muy variadas entre los encuestados. Lo que es primordial para algunos, otros ni siquiera lo contemplan y al contrario. En lo que sí coincide la mayoría es en la importancia de no olvidarse la toalla y la protección solar por encima de todo.

Si preguntamos a los más pequeños, la respuesta es más que obvia. Ellos no olvidarían nunca el cubo para hacer castillos de arena, la tabla para los días de olas o los flotadores con distintas formas de animales para las ocasiones en las que el mar está más en calma. Para los más sibaritas o los bebés, es importante no dejar atrás la mini piscina para poder refrescarse sin entrar en el mar.

Sus padres y el resto de adultos en cambio son algo más precavidos. Para Natalia por ejemplo lo que no puede olvidar nunca en casa es la silla de la playa. Aunque todavía no es muy mayor, advierte, ella no es mucho de tirarse en la arena con la toalla y prefiere estar más cómoda en su silla. Igualmente destaca que para la gente despistada como ella es vital asegurarse de que se lleva el bañador puesto, ya que no es la primera vez que al llegar a la arena se da cuenta de que no lo lleva.

Al mismo tiempo, destaca que a ella le gusta llevarse una baraja de cartas para jugar en los ratos muertos y a algún acompañante. "Es muy aburrido ir sola a la playa, mejor traerte un amigo", resalta. Por el contrario, su madre afirma que lo mejor que se puede llevar una a la playa para pasar el rato es "un buen libro" que leer mientras escuchas las olas del mar.

Por otro lado están los que son algo más simples y con toalla, bañador y algo de agua van más que sobrados. Es el caso de Javier, un encuestado de Sevilla que al no tener playa en su ciudad, le sirve llevarse poca cosa. Misma respuesta que la de Juan, un melillense que remarca que lo que no puede faltar en día de playa para él es la toalla, el agua y la protección solar.

Igualmente, subraya la necesidad de llevarse un poco de fruta para "matar el gusanillo" en cuanto le entra hambre siendo sano y la sombrilla para aquellos días en las que las que están instaladas en la arena están todas ocupadas. Sobre todo, dice, los domingos en los que la mayoría de ciudadanos disfrutan de la costa para huir de las altas temperaturas.

Para mantener tanto la comida como la bebida en las condiciones adecuadas no hay que olvidar la neverita. Este artilugio ha evolucionado a lo largo del tiempo desde las típicas de corcho, las cuadradas azules que todo el mundo tiene hasta las grandes neveras con ruedas para llevar todo tipo de refrigerios.

En muebles Mabel, su encargado Rubén Álvarez explicó a El Faro que es uno de los productos que más vende en verano por encima de los aires acondicionados. Las más buscadas, comentó, son las de la marca italiana Coleman que están disponibles con una capacidad que va desde los 65 a los 100 litros. Es una nevera que puede aguantar el hielo sin derretirlo hasta los cuatro o cinco días, lo que la convierte en el producto ideal para pasar un domingo en familia con todo lo necesario para comer durante la jornada.