LA dirección nacional del Partido Popular quiere afianzar el liderazgo de Pablo Casado y para presentarlo como alternativa a Pedro Sánchez han decidido empezar la casa por los cimientos, estrenando primarias en la organización territorial.
A mediados de este mes los populares anunciaron la puesta en marcha a partir de enero de la renovación de los equipos locales. Ya han celebrado los congresos provinciales en Alicante, Valencia, Ciudad Real, Zaragoza y Huesca.
La pandemia frenó en algunos casos la regeneración y en otros la consagración de las organizaciones territoriales, pero la formación de Pablo Casado está por la labor de poner las cosas en orden de abajo hacia arriba.
Más que nada porque si el PP decide quedarse en el centro, en unos territorios más que en otros tendrán que hacerse un buen paseo desde la esquina donde muchos se han atrincherado, para disputar electorado a Vox.
Ese trayecto puede tardar y de ahí la urgencia de zanjar asuntos pendientes, como el de Melilla. Aquí habrá congreso del PP en 2021 y según ha podido saber El Faro hay un sector de los populares locales que quiere regeneración, caras nuevas y, sobre todo, que las nóminas cambien de nombre. Vamos, como diría un lector de Karl Marx: que circule el capital.
Y no sólo eso, que se dé cabida a gente con talento, carisma y sin mochilas pesadas a la espalda; sin herencias recibidas. Sencillamente no quieren volver a pasar por el sufrimiento de pelear un senador con CpM hasta el último segundo de la noche electoral. Esos sustos, con el colesterol por las nubes después de este confinamiento, acaba en infarto en 2023.
Por tanto, más de un ‘rebelde’ ha comentado a El Faro la necesidad de que Sofía Acedo no repita en la lista electoral. Y lo sienten mucho por ella, o eso dicen, quienes desconocen si con el mercado laboral como está en Melilla, la actual senadora podrá encontrar trabajo fuera del manto protector del Partido Popular.
Me llamó la atención que molestara más la candidatura de Acedo que la de Imbroda, pero entiendo que hay unanimidad en que el ex presidente merece el escaño hasta su jubilación, en agradecimiento por los servicios prestados.
Sin embargo, los rebeldes del PP no tienen claro que desde Génova estén por la labor de que Imbroda repita. Ya lo tuvo difícil en 2019 cuando estaba en el Gobierno. Pues ahora desde la oposición, le costará seguro infinitamente más.
Discrepo con ese sector del PP en que el diputado Gutiérrez Díaz de Otazu casi les lleva a perder el escaño en el Congreso por Melilla. ¿De verdad el problema de las elecciones fue el hombre de Otazu en la candidatura?
Actualmente Otazu es vicepresidente de la Delegación española en la Asamblea Parlamentaria de la OTAN y en el Congreso español es portavoz en la Comisión de Defensa, adscrito de las Comisiones de Asuntos Exteriores y de Cooperación Internacional para el Desarrollo; portavoz adjunto de la Comisión Mixta para la Unión Europea y vocal de la Comisión Mixta de Seguridad Nacional. Vamos que tiene muchas papeletas para ser el próximo ministro de Defensa del PP.
Y resulta que un hombre muy querido en esta ciudad, con un palmarés envidiable no es bien visto por sus compañeros de partido en Melilla. ¿Envidia malsana? No creo. Simplemente Otazu ha tenido la mala suerte de haber sido tocado con la varita mágica de Madrid que, evidentemente, ha visto en él un atractivo para el electorado de centro. Y todas las imposiciones, con o sin razón, levantan ampollas.
Yo, de verdad, creo que habría que pensar con la cabeza fría. Es un buen candidato y difícilmente otra persona en Melilla tenga el currículo que él tiene para hacerle sombra. Sé que esta decisión es muy difícil de explicar a los militantes que pagan sus cuotas desde hace años; que durante décadas se han brindado para ser apoderados; que se patean los barrios haciendo campaña y que cuando llega el momento de hacer las listas electorales, nadie se acuerda de ellos. Es legítimo su malestar, pero con tanta cara gastada que tenemos en la ciudad no creo que la de Otazu sea precisamente la que más daño haga al partido.
Si bien es cierto que en el resto de España ha habido listas de consenso, no se puede descartar que haya dos candidaturas en Melilla. Aunque teniendo en cuenta que Génova no quiere que las primarias se conviertan en una escabechina, probablemente a Teo García Egea le tocará cruzar el charco o llamar a capítulo a la gente desde Madrid.
Sólo en Albacete hubo amenaza de votaciones reñidas, pero al final los 75 avales que hay que presentar echaron para atrás a quienes tenían ganas de guerra. O eso parece.
No vamos a ser una excepción en eso de mantener las espadas en alto a lo Pedro de Estopiñán. En Castilla La Mancha también amenaza tormenta.
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