El director provincial de Educación, José Manuel Calzado, explicó ayer a El Faro que se está valorando la posibilidad de devolver al Ministerio de Defensa la residencia militar situada en la calle General Astilleros. Se trata de un edificio muy deteriorado que necesita una importante inversión para ponerlo en valor y darle una utilidad. Es un inmueble que con las necesarias inversiones puede aportar solera a la ciudad. Sin embargo, la actual situación económica hace necesario priorizar, lo que dificulta que en el corto plazo de tiempo este edificio cuente con posibilidades reales de recuperar la presencia que tuvo en el pasado.
Hoy la limitación de recursos obliga a dejar aparcados o replantear ideas y proyectos que en el pasado eran viables y que ahora son incompatibles con la necesidad de cubrir servicios básicos para la ciudadanía. Son propuestas de otros tiempos, perfectamente asumibles cuando el ciclo económico no es como el que vivimos en los últimos años. En las actuales circunstancias, el esfuerzo inversor debe dirigirse hacia proyectos como el Hospital Universitario, cuyo plazo de ejecución y entrada en funcionamiento es vital para que mejore la calidad asistencial de Melilla, o como el antiguo Mercado Central, donde se ha hecho una importante inversión que ahora no es aconsejable que quede interrumpida.
La Dirección Provincial de Educación debe velar por mejorar el nivel de la enseñanza en la ciudad. Ese debe ser su principal objetivo en los próximos años con los limitados recursos que le toque gestionar. Y la rehabilitación de la residencia militar de la calle General Astilleros no es un proyecto que aporte soluciones a los múltiples poblemas que tiene sobre la mesa José Manuel Calzado. Más bien es justamente todo lo contrario. Se trata de un proyecto heredado que en otras circunstancias podía tener algún sentido, pero que en las actuales sólo puede ser visto como un derroche por una ciudadanía a la que el Gobierno obliga a apretarse el cinturón.