La ONG denuncia que no se deje salir de la ciudad a los poseedores de este documento y afirma que el Gobierno banaliza la situación de los inmigrantes.
La asociación humanitaria Prodein, mostró en la jornada de ayer su disgusto con la política puesta en marcha por el Gobierno central para con los solicitantes de asilo, ya que además de prohibirles salir de la ciudad, la tarjeta que se les proporciona en la actualidad es “completamente discriminatoria”, ya que es totalmente roja, un color que les impide salir de Melilla, ya sea en barco o en avión.
Para el máximo dirigente de Prodein, José Palazón, este trato es inhumano, pues se reafirmó en su postura de que los poseedores de dicho documento pueden circular libremente por todo el territorio nacional. Además, consideró que con su actitud el Gobierno central “banaliza la situación de miles de inmigrantes”.
Como ejemplo narró la historia de ‘K’, residente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y uno de los últimos afectados por la medida de no dejar salir de Melilla a los solicitantes de asilo. Esta persona, de origen palestino, llegó a la ciudad a través de la frontera de Farhana, aunque su mujer, israelí, salió de dicho país rumbo a Dinamarca, donde reside actualmente.
Según señaló Palazón, ‘K’ vivió 17 años en Israel junto a su esposa y tenían un próspero negocio hasta que el Gobierno de dicho país le pidió que ejerciera de confidente, a lo que se negó porque quería llevar una vida tranquila junto a su familia. Poco después fue deportado a Gaza donde no fue tolerado por Hamas. Siempre bajo sospecha de ser un infiltrado de Israel era detenido por las milicias un par de veces al mes, interrogado, encarcelado de siete a diez días y torturado frecuentemente.
Por otro lado, su esposa, pertenecía a una tribu asentada en Israel con costumbres pre-islámicas. “El código de honor de dicha tribu les ha hecho tristemente famosos en todo el mundo árabe. Sobre este colectivo recaen decenas de sospechas de asesinatos de mujeres 'de la familia' por haberse negado a casarse con hombres que no conocían, por vestir provocativamente o porque son consideradas una vergüenza en el colectivo”, afirmó el dirigente de Prodein, “las presiones que sufría para buscar un nuevo marido tras cuatro años de ausencia del ‘K’ se fueron transformando en amenazas que había que tomarse muy en serio, por lo que decidió escapar a Dinamarca”.
Sin embargo, y pese a que ambos han solicitado asilo en España y en Dinamarca respectivamente, no han obtenido aún respuesta alguna y no puede reencontrarse, por lo que ‘K’ solo puede tener contacto con su esposa y sus hijos vía Skype.
“Pensaban que en la Europa de los derechos y las libertades podrían retomar fácilmente su vida familiar, que en la Europa de las obligaciones podrían contribuir con su trabajo al mantenimiento de la misma, pero la triste realidad es que no es así”, concluyó Palazón.
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