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Procesión de la cofradía castrense por el XXV aniversario de la hechura de sus imágenes

La conmemoración del vigésimo quinto aniversario de las imágenes de la iglesia Castrense de Melilla tuvo lugar ayer en un acto conmemorativo donde la cofradía de Nuestro Padre Jesús el Humillado y María Santísima de la Piedad sacaron sus imágenes en procesión.

El caso es que si bien la intención fue la de sacar ambas imágenes, debido a sus veinticinco años de cumplimiento, el hecho es que la imagen de La piedad no pudo salir debido a la falta de personal para portar el paso mariano.

Cientos de devotos se agolparon en las inmediaciones de la iglesia Castrense para ver salir a sus imágenes de nuevo.

El mismo arzobispo de la Castrense acudió al acto y estuvo presente en todo el itinerario que duró la procesión que empezó a las ocho de la tarde.

Un piquete de gastadores del cuerpo de La Guardia Civil custodió la procesión. Además hubo muchos acólitos que la cofradía días antes ya les enseñó lo que tenían que llevar y cómo debían de comportarse.

A la salida de la imagen de Nuestro Padre Jesús El Humilado, siempre prevaleció la emoción que tiene esta cofradía en poner el paso en la calle, ya que la altura de los portadores y la de la imagen no puede salir por la puerta de la iglesia, salvo por la pericia de los mismos, que agachados al mismo tiempo y manteniendo el equilibrio del paso del trono logran poco a poco poner a su imagen en las calles de Melilla.

Antes de que comenzase la procesión en sí misma, un cofrade leyó un manifiesto que implicaba un ruego al Señor. En ella se remarcó que la cofradía como el resto de las cofradías de la ciudad tienen el deber de hacer que la vivencia católica sea una realidad, ya que la sociedad moderna no está interesada en establecer unos valores humanos en la compasión y misericordia propios del ser humano.

Se recordaron a personas que no pudieron estar por diferentes motivos y acto seguido comenzó la procesión extraordinaria que llenó de devoción y belleza las calles melillenses, sobre todo las centrales. Avenida López moreno, y una salida espectacular a las inmediaciones de la Plaza de España, saliendo por la calle adyacente al Palacio de la Asamblea.

Ni que decir tiene que la banda de música de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación tocó sus mejores marchas, muchas de ellas están compuestas sólo para que ellos las toquen.

De hecho, para salir en la procesión tuvieron que esforzarse en una serie de ensayos previos que hicieron en plena calle muchos de ellos.

La devoción que guardan estas imágenes en Melilla son encomiables, lo mismo que la belleza sencilla de estilo gótico de la iglesia Castrense, que tiene un gran reigambre en la ciudad africana.

Las imágenes procesionan todos los Martes Santos y el Viernes Santo, si nos referimos a la Virgen de la Piedad.

El Viernes Santo es la procesión más larga y extendida de todas cuantas existen en Melilla, pues son pocas las cofradías que faltan al evento devocional semanasantero de esta localidad.

Entre otras cosas, cabe destacar que fueron muchos los melillenses que no se quedaron satisfechos con ver la salida de la imagen de Nuestro Padre Jesús el Humillado, sino que la fueron siguiendo por todas las calles de que constaba el itinerario de su orden.

La imagen de Nuestro Padre Jesús el Humillado tiene un toque barroco en lo que a su talla representa, ya que las facciones está muy marcadas y la forma de la cara es bastante fina, muy al gusto de Medrano y Alonso, pero ese tipo de mirar ensimismado, tranquilo dentro de su sufrimiento, la hacen plasmar un estatismo puramente renacentista. Donde las figuras tienen una dinámica muy inferior y por lo tanto sirven al devoto para relegarlo a un mayor ensimismamiento y reflexión sobre sus actos y sobre su fe.

Es un Cristo sentado, pensativo, con el rostro ladeado y triste como quien a pesar de su sufrimiento corporal, sufre por quienes le hacen sufrir, lo que la hace una imagen piadosa y conmovedora.

Nuestra Señora la Virgen de la Piedad es puramente renacentista, la cadencia de sus facciones son mucho más ligeras y lisas y guarda la praxis escultórica de Miguel Ángel de no mirar a su hijo muerto en su regazo, sino de mirar levemente fuera de su arco ocular para pensar en su propio sufrimiento.

Son imágenes piadosas ambas que reflejan también el gusto y el caracter de la cofradía en sí misma. Sencillez y fe.

La historia de la cofradía En 1989 nace como la Cofradía Castrense de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad, debido a la inquietud de algunos militares que, provenientes de la Cofradía del Nazareno, se ponen en contacto con el párroco castrense Páter D. Andrés Pascual Herrera.

El 16 de marzo de 1990 son aprobados los Estatutos por el Arzobispo Castrense Monseñor D. Juan Manuel Estepa Llaurens.

Las primeras imágenes, obra del Hermano Mayor Francisco Piernas, se terminaron en febrero de 1990 y fueron bendecidas en la Basílica Menor de Cristo Rey, sita en el interior del recinto del desaparecido Hospital Militar, por el Arzobispo Castrense Monseñor Estepa.

El Martes Santo 10 de abril de 1990 hace su primera salida procesional Ntro. P. Jesús Humillado, y el Jueves Santo 12 de abril, María Stma. de la Piedad, hasta que en 1993 la Junta de Gobierno de la cofradía decide cambiar al Viernes Santo la procesión de María Stma. de la Piedad.

En 1994, sale junto al trono del Humillado la Virgen de Vélez, una talla completa destinada a formar parte de un Calvario, que fue restaurada por Julio Alonso Gervás.

En 1998, es elegido como Hermano Mayor D. Andrés Domínguez Catalá, que con su nueva Junta de Gobierno deciden sustituir las imágenes titulares por otras el patrimonio escultórico de la cofradía, se solicitó al Sr. Vicario Episcopal, la cesión temporal de la talla de la Virgen de las Angustias, que se encuentra al culto en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, para poder realizar le procesión del Viernes Santo, lo que provocó que algunos hombres de trono se negaran a llevarla por no ser la titular de la cofradía.

Las nuevas imágenes fueron bendecidas el sábado 6 de marzo de 1999, en la Parroquia Castrense de la Inmaculada Concepción de Melilla, por el Arzobispo General Castrense Monseñor D. José Manuel Estepa Llaurens. La solemne Misa contó con la participación del Orfeón Melillense Padre Victoria, bajo la dirección de D. Mariano Salgado.

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