Sociedad

“Si no modifican el buque de la línea de Motril, se retira la autorización”

La Autoridad Portuaria de Motril confirmaba que tenía por escrito el compromiso de las navieras Armas y FRS de cambiar de barco para hacer la ruta entre Melilla y esta ciudad de Granada. Su presidente, Francisco J. Álvarez de la Chica, ha explicado a El Faro, lo complicado que ha sido negociar esta modificación.

–¿Cómo han vivido el cambio de barco para el Puerto de Motril?

–Para nosotros ha sido un proceso que nos ha generado un daño y una preocupación terrible. Hemos sudado tinta para llegar hasta donde hemos llegado. El 24 de mayo cuando nos enteramos por los medios de comunicación de que había una decisión tomada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que obligaba a que la principal línea en la que confían los melillenses desde hace años, que es la de Motril con Melilla, tenía que cambiar de operador y que el servicio que se iba a prestar era pésimo con un barco casi el doble de lento y con cuatro veces menos pasajes y sin camarotes, pues nos aterramos. El trabajo de mucho tiempo y la confianza de los ciudadanos de Melilla se hundía de forma catastrófica. Por lo tanto, nos pusimos a trabajar.

Es verdad que han sido muchos meses, muchas reuniones, muchas comunicaciones, tanto con las navieras, como con la Comisión de la Competencia. Ha sido un proceso que se ha tenido que llevar con extraordinaria confidencialidad porque así lo exige la legislación que hay entorno a Competencia. En este sentido el final ha sido satisfactorio. El detalle ya lo conocen a través de las informaciones publicadas. Habrá un cambio de barco en unos meses.

–¿Cómo ha sido ese proceso de negociación?

–Nos enteramos de la noticia el 24 de mayo y el día 25 lo que hago es pedir al presidente de la Comisión de la Competencia una reunión por escrito. Ésta se produce unos días después. También en su día se habló con la Autoridad Portuaria de Melilla, que era sensible a este daño. Pero su capacidad de reacción era escasa. Es verdad que la compañía FRS, que nosotros conocemos desde hace años y que opera aquí en Motril con Tánger, es una naviera verdaderamente eficaz y profesional. En este sentido, así se lo trasladamos a Melilla. Pero teníamos muy poco margen para garantizar lo que no nos habían garantizado los poderes públicos: que no se perdiera el anterior barco.

Viendo todas estas circunstancias, solicitamos un encuentro a Competencia. Esta entidad admite que se habían cometido errores. El primero de ellos y fundamental no habernos llamado en todo el procedimiento de la aprobación de la compra de Trasmediterránea por Armas, siendo el puerto más perjudicado de los 17 afectados por esta operación de compra. Sorprendentemente al puerto más afectado nadie preguntó ni en qué condiciones estaba operando Armas, ni qué podría suceder en el puerto… Fue verdaderamente un despropósito.

Pero es verdad que desde ese punto y hora, la Comisión de la Competencia nos ha permitido trasladarles toda la información. Han sido debates intentos y largos tanto con ellos como con las navieras Armas y FRS.

Y a partir de ese momento digamos que nos quedamos solos en cuanto a este procedimiento, fundamentalmente por dos razones. Primero, porque nosotros percibimos que las autoridades del Gobierno de Melilla se daban por satisfechas con que se quedaran las líneas entre Almería y Málaga, como habitualmente se han quedado. De hecho, hay manifestaciones públicas de que con esas son suficientes. Nosotros hemos echado siempre en falta que lo que elegían mayoritariamente los ciudadanos de Melilla para ir y venir de la península, sus autoridades hubiera situado también a esta ruta en la importancia que los ciudadanos le otorgaban. Nos hubiera gustado que esta línea se hubiera defendido como las demás. No más que ninguna, pero no menos que ninguna. Por lo tanto, nos hemos enfrentado solos a la Comisión de la Competencia para avanzar en una medida correctora.

Esto ha sido en un régimen extraordinario de confidencialidad y, además se advierte desde el punto de vista legal que cualquier circunstancia que se revele en detalle que pueda afectar a cualquier compañía tiene consecuencias de todo tipo, económicas y penales. Así hemos estado trabajando durante meses y semanas para llegar a este acuerdo.

Lo cierto y verdad es que, aunque FRS se había comprometido a esa mejora, no estaba fijada documentalmente en ningún sitio. Se arbitraba y se unía a la buena voluntad de la compañía. Pero no podíamos permitir que el hecho que nos perjudicaba estuviera escrito y el que nos beneficiaba no estuviera en soporte documental.

–La batalla ha sido conseguir el acuerdo por escrito.

–La pelea ha sido darle soporte documental a eso. Esto es, que haya un acuerdo entre la compañía Armas, que es la que solicita al Puerto que en su terminal, que está concedida por la Autoridad Portuaria de Motril, pueda operar FRS, a cambio de esa modificación de buque. Para que se haga una idea, los usos portuarios de las terminales pueden ser en régimen de concesión o de servicio público. En nuestro caso, cómo sólo teníamos un operador desde hace años, que era Armas, el que más nos beneficiaba desde el punto de vista económico tanto a nosotros como a la compañía era la concesión. En cambio, en Melilla, como operan varias navieras, es de servicio público y no tiene sentido la concesión al haber varias compañías. Volviendo a Motril, ha sido ese régimen de exclusividad precisamente el que nos ha permitido cambiar el curso de la historia, es decir, modificar a mejor esta situación. Era preceptivo que el Consejo de Administración del Puerto de Motril autorizara a FRS que pudiera operar con la concesión de Armas y que yo llevara esta propuesta a dicho órgano de la Autoridad Portuaria. Yo en ningún caso iba a llevar esta propuesta porque era perjudicial para los interés de esta entidad. Por ello, advertimos de estas circunstancias a las navieras y también a la Comisión de la Competencia, que había fijado eso como si no tuviera un elemento condicional. Les dijimos que si no había un cambio y el barco no se mejoraba y las condiciones técnicas no se volvían a lo más parecido que había antes, no habría autorización. Ésa ha sido la negociación que ha resultado finalmente satisfactoria con el compromiso ya de la solicitud de la autorización por parte de Armas para que opere FRS en su lugar en la que se recoge que habrá un barco con características similares al anterior, como en rapidez, confort o precio, en un plazo de unos cinco meses.

–¿No es mucho tiempo?

–No es un plazo que tenga que ver con el no deseo de que el cambio se produzca antes, sino que está vinculado con la limitación que hay en el mercado para encontrar un barco con estas características. FRS hubiera querido tener este nuevo buque la semana que viene, pero es un mercado muy complejo, de una altísima competitividad por tener este tipo de buques. En este momento, FRS sigue buscándolo. Lo que ocurre es que hay ese compromiso escrito para tenerlo antes de cinco meses.

–FRS manifestó desde el primer día su intención de cambiar el buque y también se aseguró eso desde las autoridades de la Ciudad. ¿Qué aporta este acuerdo por escrito?

–Vamos a condicionar la autorización de que FRS pueda operar al cambio de barco. Si no se modifica el buque, le retiramos la autorización. Es así de sencillo. Lo que tenemos es una petición en la que se documenta que se va a proceder al cambio de barco y eso nos arbitrará para que el permiso que se concede se pueda revisar si no se cumple. Hasta ahora sólo eran declaraciones verbales. Nosotros las tomamos de buen grado, pero eso no satisfacía a nadie. No nos garantizaba nada.

¿Cómo un documento, que supuestamente nos tenía que proteger, como era la resolución de la Comisión de Competencia, puede decir todo lo negativo y en cambio, lo positivo quedaba al libre albedrío de las compañías? Nosotros hemos corregido eso y que no sea así.

–Decía que se han sentido solos en esta batalla.

–Todo este tiempo hemos estado trabajando de una forma muy discreta porque preferíamos el resultado final. Luego es verdad que nos hemos sentido muy solos. Nos hemos sentido solos porque si hubiera habido presiones por otro sito, aunque no hubiera estado pactada esa presión… Pero no sentimos más allá de una actitud melancólica que indicaba que había dos caminos para ir a la península, que estaban bien, que son Almería y Málaga, y que es verdad que son destinos y puertos extraordinarios para dar salida a los pasajeros de Melilla. Pero nosotros hemos ofrecido una cosa que los melillenses no tenían por qué haber perdido. Nos hubiera gustado en esa batalla haber tenido más garrote. Pero la hemos tenido que dar solos. También es verdad es que éramos los que teníamos el as en la manga de la autorización portuaria para que se pudiera cambiar una decisión equivocada.

–¿Cómo está afectando a Motril la situación?

–Nos hacemos cargo de que la gente está muy descontenta en Melilla con el cambio de barco. De hecho, todo lo que hemos hecho lo hemos realizado por los melillenses. Motril es una ciudad pequeña que no tiene pasajeros habituales con Melilla. Nosotros hemos pensado siempre en los melillenses que van y que vienen a la península porque son nuestros principales clientes. Si es que les estamos agradecidos infinitamente de que hayan confiado en Motril. Y por eso hemos trabajado para que sigan confiando y viniendo por esta ruta.

¿Cómo nos ha afectado? Pues sólo en cinco semanas hemos perdido un 65% de pasajeros. Casi han sido 23.000, es decir, es una sangría. Esto supone que los melillenses que venían por Motril ahora escogen otros destinos. Probablemente les intentaremos convencer de que vengan por aquí. Pero a nosotros también desde el punto de vista económico tenemos una obligación con nuestra tierra. Aquí había servicios de hostelería y hoteles que daban satisfacción a esos clientes y, por lo tanto, han tenido que contratar a menos gente que en otras ocasiones. De hecho, nosotros este verano hemos contratado a menos gente en la Autoridad Portuaria para esta actividad. Por su puesto que lo hemos notado y mucho.

–Con la llegada del nuevo barco, ¿se plantea hacer campañas de turismo con Melilla? ¿Espera que se pueda adherir la compañía que opere con Motril al proyecto de los ‘minicruceros’?

–Nos parece muy bien la campaña de turismo. Que la ciudad de Melilla fomente que los ciudadanos de la península puedan disfrutar de una ciudad que es preciosa y espléndida y en la que se pueden pasar unos días maravillosos, desde luego nos parece bien. Hombre, nos gustará que lo mismo que se hace en destinos, como Almería o Málaga, se llevara a cabo con Motril. ¡Ojalá se pueda realizar! Nos gustaría estar dentro de esos proyectos para no estar discriminados, entre otras cosas, porque cuando uno entra en Motril, el letrero más grande que hay es el que dice: “ciudad hermanada con Melilla”. Para nosotros el sentimiento de afecto, de cariño hacia Melilla y los melillenses es infinito. Estaríamos encantados de poder colaborar con estos proyectos. Asimismo, estamos encantados de mejorar el servicio. De hecho, esperábamos que en la nueva terminal que acabamos de poner en servicio hace tres meses se hubiera convertido en un sitio verdaderamente apreciado por los melillenses. Pero, ¡qué casualidad que cuando se ha puesto la mejor terminal de llegada que hemos tenido hasta ahora, es cuando, desgraciadamente, hemos tenido el peor barco!

–Todo está preparado para ser de nuevo el destino preferido de los melillenses para ir a la península.

–Ése es el compromiso que tiene la compañía FRS y que nosotros aceptamos, además hemos conseguido. Estamos encantados de colaborar con Melilla, con todas sus instituciones, para ir mejorando e ir fortaleciendo, esta ruta. Que los melillenses puedan elegir entre tres es mejor que elegir entre dos. ¿Por qué? Porque se dan mas oportunidades. Porque los ciudadanos ya se habían aprendido, si me lo permiten, el camino, dónde dejaban el vehículo, a qué hora podían entrar, a qué hora salían, cuánto tiempo tardaban… Los ciudadanos de Melilla han confiado en esto y nosotros tenemos la obligación profesional y moral de devolver la confianza que durante años nos han dado.

–¿Se va a seguir trabajando para que la línea con Motril se considere de servicio público?

–Nosotros pensamos que es verdad que las líneas de interés público de Almería y Málaga dan satisfacción a los melillenses. Están muy bien, vienen desde hace mucho tiempo y es razonable que estén en el contrato marítimo. Pero lo que no puede ser es que haya un hecho discriminatorio.

Fíjese que lo más importante y lo más positivo que dice para la línea con Motril la Comisión de la Competencia es que forma parte de un mercado único, que es el mercado entre la península y Melilla. Ése es exactamente el argumento que ha negado el Gobierno del PP desde hace años, que apuntaba que, al no haber un mercado único, podía haber puertos con contratos de interés públicos y puertos que no. Nosotros nos vamos a agarrar a eso, porque creemos que es un argumento muy solvente para demostrar que no puede haber un hecho discriminatorio. Es más, que si lo hay, debe haberlo para todos. Y si se decide que no o la ley lo impide, tendremos que estar todos en un régimen de igualdad. Lo que no puede haber es un hecho discriminatorio y que, además, y cada día es más difícil de explicar, que la línea que se ha usado más por los melillenses, sea la que menos ayudas tiene y la que menos dinero ha costado al erario público, es decir, a los ciudadanos.

Por lo tanto, ¿qué vamos a reclamar? Pues un trato de igualdad a futuro. ¿Qué más? Pues la revisión de los procedimientos de antes por si hubiera un hecho lesivo para la Autoridad Portuaria de Motril por discriminación. Esto lo vamos a hacer en el marco de la Unión Europea.

–¿Se refiere a la revisión del último contrato de servicio público para las conexiones marítimas con la península?

–Vamos a intentar demostrar a la Unión Europea que hemos tenido un perjuicio en este sentido y que, por lo tanto, se nos ha tratado de manera discriminatoria.

Y lo vamos a demostrar sobre la base de lo que ha escrito la Comisión de la Competencia, por la compra de Trasmediterránea por Armas, y es que hay un mercado único. Luego sí hay un mercado único sobre el que se toma decisiones por ser único. Resulta que las decisiones que son para nosotros negativas nos tenemos que aguantar con ellas y cuando esperábamos alguna positiva, nos decían que no era posible.

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