‘Trabajan como esclavas. ¡Mejoren ya las condiciones de las mujeres porteadoras’ es el nombre de la petición de Change.org que lanzaron Naoual Lamhallam y Alba Thaziry Martín Boumedien a finales de mayo y que al cierre de esta edición prácticamente había alcanzado las 60.000 firmas virtuales. Estas dos jóvenes estudiantes del grado en Educación Social en el Campus de Melilla de la Universidad de Granada (UGR) tienen muy claro su objetivo: “Presentaremos a la delegada las 60.000 firmas o más para ayudar a las porteadoras”, dice Naoual Lamhallam a El Faro.
Con esta campaña lanzaron también un decálogo de propuestas para atender a las porteadores. Entre las medidas planteadas, está la de crear un área de descanso y acondicionar una zona con baños, agua potable y sombra. “Sería recomendable que estas mujeres pudieran descansar en una zona adecuada mientras esperan que los gendarmes marroquíes les den paso con sus bultos. Mientras los agentes revisan la mercancía, ellas están a la intemperie, haga el sol abrasador de verano, sople viento o llueva en invierno. De ahí que pidamos una zona acondicionada para mejorar sus condiciones precarias por sí mismas”, comenta Lamhallam.
Entre las propuestas también se encuentra la de fijar un máximo de 30 kilos por mujer y considerar las porteadoras trabajadoras, dándoles protección laboral y social necesaria. No obstante, Lamhallam afirma: “Es muy difícil conseguir estos últimos puntos, ya que estas mujeres desempeñan una labor dentro del conocido comercio atípico o contrabando, donde existe un vacío legal que permite esta explotación”. Esta joven añade la presencia de ‘empresas irregulares’ que son las que se nutren con esta actividad “inhumana”.
Lamhallam agradece a todas las personas que se han volcado con esta iniciativa, ya sean melillenses, ciudadanos de cualquier otro territorio nacional o de otros países. Esta estudiante asegura que en mayor medida las respuestas han sido positivas, sobre todo las procedentes de la península, pero reconoce que han sufrido ataques y comentarios negativos por las redes procedentes de melillenses. “Hay quien nos ha escrito para decir que estas personas deben irse a su país, que sólo vienen a quitar el trabajo a los españoles y nos acusan de beneficiarnos económicamente de esto”, dice.
A pesar de estas críticas, esta joven afirma que tanto ella como los demás compañeros que participan en la recogida de firmas, seguirán adelante para sumar el máximo número posible de apoyo y conseguir una respuesta de la Delegación del Gobierno local.
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