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Precio de Feria

A falta de quince días para que empiece la Feria, hosteleros consultados por El Faro nos han dado una buena nueva: Se están planteando abaratar los precios de sus ofertas gastronómicas para adaptarse a la realidad de esta ciudad.
De hecho, más de un empresario ya tiene la decisión tomada y bajará la tapa con la caña a 2 euros, frente a los 2,50 que cuesta en la mayoría de bares de Melilla.
La iniciativa es de aplaudir teniendo en cuenta que la Feria de este año se celebra en medio de un panorama desalentador: La ciudad sobrepasó el mes pasado la barrera psicológica de los 13.000 parados y todas las previsiones apuntan a que este mes traerá más de lo mismo: Paro.
Por eso, la decisión de los hosteleros, incluso cuando algunas rebajas sean simbólicas, animan a la ciudadanía a consumir y de eso se trata, de que los melillenses den vida a un sector que atraviesa sus horas más bajas.
Desde Festejos han tomado la decisión de organizar la Feria en el Paseo del Real con el mismo presupuesto del año pasado y el mismo número de casetas (22); porque el cinturón se puede apretar, pero no hasta el infinito. El viceconsejero Francisco Díaz ha sido claro al respecto: “Si queremos una feria decente, llega un momento en el que no se puede recortar más”.
Así que, para este año, la Ciudad ha destinado el mismo presupuesto de la edición anterior (cerca de 300.000 euros) y los melillenses lo agradecemos porque ¿qué sería de esta tierra, con la que está cayendo, sin su Feria?
Hemos escuchado o visto en la tele que algunas ciudades de España han renunciado a celebrar sus fiestas patronales para destinar ese dinero a contratar parados. La iniciativa, aunque es noticia nacional, no ha sido imitada en masa por una razón muy sencilla: Las fiestas patronales de los pueblos no son sólo un presupuesto hecho con dinero público. Forman parte de la raíz de una comunidad y los pueblos son como los árboles. Se pueden podar (asumir recortes), pero si les quitas la raíz, los matas.
Además, hay que tener en cuenta que la Feria de Melilla no sólo sirve para que los hosteleros hagan caja. También crea puestos de trabajo y da a la ciudad un toque de alegría que pocas cosas pueden sustituir.
A menos de dos semanas para el inicio de la Feria, la noticia del ajuste de precios en las casetas cae como agua de mayo. Los bolsillos de los melillenses no están para pirotecnias, pero más de uno agradecerá la medida.

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