El Faro ya lo dijo. El diputado del PP, Daniel Conesa, anunció ayer lo que era un secreto a voces en esta ciudad: que los populares buscan un acuerdo nacional, de largo alcance, con el PSOE de Gloria Rojas para “salvar Melilla” de la gestión de CpM.
La propuesta, similar al pacto de 1999, del que salió la moción de censura que desbancó a Aberchán de la Asamblea, entra en conflicto con la estrategia de fuego a Pedro Sánchez que el líder del PP, Pablo Casado, mantiene en Madrid.
El golpe de efecto, que se viene cocinando a fuego lento desde hace un tiempo, no se ha puesto encima de la mesa un día cualquiera sino el día después del triunfo de Núñez Feijóo en Galicia, con una estrategia centrista, alejada de las banderas de la confrontación que ondea a diario Pablo Casado. Me puedo imaginar cómo habrá sentado en Génova que Melilla se apunte, la primera y sin mirar para atrás, a la vía gallega. Esto no es una puñalada con estilete sino con cuchillo jamonero. Más bien parece un ajuste de cuentas.
Basta con ver la cara de velatorio con que Teo García Egea vendió a última hora del domingo la mayoría absoluta en Galicia, como una prueba de que “el modelo de Casado y Feijóo se impone al de Sánchez e Iglesias”. Que le compre el mensaje quien no los conozca. El modelo de Casado y Feijóo sólo guarda parecido en las siglas. Ni el mensaje, ni las formas, ni el camino se parecen. Por eso Feijóo gobernará con una holgada mayoría y los hoy feudos de Casado y Teo (Madrid, Andalucía, Castilla y León y Murcia) necesitan del apoyo de Cs y Vox.
Los populares de Melilla se han envalentonado con el pistoletazo de salida que el presidente andaluz, Juanma Moreno, dio en Twitter al festejar la victoria de “la moderación y el equilibrio” de Feijóo, frente al combate cuerpo a cuerpo de Casado.
Para nadie es un secreto que las relaciones del PP de Melilla con Pablo Casado son más bien frías, tirando a cubitos de hielo. Imbroda apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría y perdió la apuesta. El jovencísimo relevo de Rajoy ha hecho hasta lo imposible por sacudirse de encima la herencia maldita de la vieja guardia y los escándalos de corrupción. Tanto ha renovado la cúpula del PP que a muchos militantes populares no les suenan ni de lejos los nombres de la nueva estructura del partido.
Ahora hace falta saber qué quiere hacer la líder socialista melillense con la oferta de Conesa. Según los mentideros políticos, Gloria Rojas quiere ser presidenta y el PP estaría dispuesto a ceder ese sillón si ella decide dar la espalda a Aberchán y enterrar a Eduardo de Castro. Para conseguirlo ni siquiera necesita la complicidad de Jesús Delgado Aboy. PP (10 diputados) y PSOE (4), suman mayoría absoluta.
Tengo serias dudas sobre la viabilidad de una coalición a la alemana en Melilla. Los populares supuestamente defienden la bajada de impuestos y los de Pedro Sánchez quieren subirlos. Los de Imbroda están en contra de la escolarización de niños no empadronados en la ciudad y los de Gloria Rojas, a favor. El PP quiere plantar cara a Marruecos y el PSOE, dorarle la píldora.
Sería un experimento arriesgado, pero está claro que lo que tenemos ahora no funciona. Y no creo que sea exclusivamente responsabilidad de CpM. Seguimos sin contrato marítimo y eso no depende de los cepemistas; perdimos la Aduana de Beni Enzar y tenemos la frontera cerrada y ahí CpM ni pincha ni corta.
Me cuesta entender que hoy la única solución pase por sumar a dos contrarios para salvar a Melilla y hace dos años se montara la de Dios porque un grupo de empresarios salió a la calle con una pancarta de “Melilla se muere”.
Sea como fuere hay que celebrar que el PP haya tenido la gallardía de tragarse su orgullo y pedirle ‘matrimonio’ públicamente al PSOE. La pelota está en el tejado de Gloria Rojas. Ella tendrá que decidir si le da la coz a Aberchán y a De Castro y abraza al equipo de Imbroda. Eso, siempre que el presidente de Ciudadanos se mantenga quieto-parado y no le dé por disolver la Asamblea y convocar elecciones. A más de uno le dan diarreas de solo pensar lo que podría pasar.
Esta opción es la más improbable, porque representaría un suicidio colectivo que no aprobaría ni su propio partido, que acaba de llevarse un batacazo en Galicia de dimensiones brutales. La candidata de Cs, Beatriz Pino, consiguió casi los mismos apoyos que PACMA. Nada y menos. En los comicios gallegos hubo más votos nulos o en blanco que a Ciudadanos. Era la primera reválida de los de Arrimadas y no ha ido bien en territorio Feijóo. En cambio, el experimento España Suma ha conseguido por primera vez un diputado en el País Vasco. Ahí sí han estado finos. El PP esperaba absorber a los naranjas y ha terminado observado por estos desde una atalaya. Se la han jugado.
En fin, que si el tripartito cojeaba antes, ahora, con la propuesta del PP, pende de un hilo. CpM tendrá que apretar los dientes si no quiere volver a la oposición. Gloria Rojas manda. El futuro está en sus manos.
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