“¿Por dónde empiezo a explicarles que el feminismo es igualdad?”

Lleva más de una década dedicándose a la docencia de idiomas en institutos españoles. Carolina Gómez comenzó dando clases particulares de inglés con 16 años, y después se matriculó en el grado de Filología Inglesa. Tras graduarse, trabajó enseñando español un año en Alemania y dos en Inglaterra. Actualmente enseña las asignaturas de inglés y alemán en el IES Enrique Nieto, donde además de idiomas trata de enseñar a sus alumnos por qué se celebra el Día de la Mujer el 8 de marzo. Da clase a alumnos con edades de 12 años en adelante. Los más mayores pueden tener 18 si han repetido algún curso. “Son edades muy difíciles en las que tienen conflictos con su propia personalidad, que se hacen a base de discutirte a ti la tuya. Así es como se van formando ellos, de modo que el enfrentamiento es constante”, reconoce. Para estos chicos los profesores del instituto se han convertido en una especie de figuras paternas y maternas de las que esperan un estímulo distinto dependiendo de si se trata un hombre o una mujer. "De mujeres suelen esperar los mismo que de sus madres: más paciencia y una segunda oportunidad; y de los hombres esperan más contundencia y seriedad".

Actitudes machistas en clase

Carolina reconoce que no todos los niños ni todos los grupos en clase son iguales, pero admite también que en las aulas hay actitudes machistas. En ese mismo momento, tiene que interrumpir la entrevista porque un alumno en el otro extremo del patio hace ruido mientras golpea una papelera. Ella le lanza un gesto inquisidor y el joven cesa el concierto. “Esos son adolescentes en acción”, dice. Una clara muestra de la dificulta que tiene enseñar a chicos adolescentes. “Hay grupos en los que determinados temas son muy difíciles de tratar porque sabes lo que piensan la mayoría de ellos y lo has ido viendo cuando salen otras conversaciones en clase”, explica. Cuenta que para dar su asignatura escoge ciertos temas para comenzar a introducir vocabulario, y cuenta que el tratamiento de algunos temas, por ejemplo de relacione entre hombres y mujeres, es anticuado: “es lo mismo de hace muchos años, ya no de cuando yo tenía su edad, sino, de cuando mis padres eran adolescentes”. Añade que han vuelto actitudes como juzgar a las niñas por cómo visten o por las compañías que tienen, mientras que a los chicos no se les juzga por esas cuestiones, e incluso si se les ve con muchas chicas, ese chico es un “triunfador”. “Entonces no sé por qué ha ocurrido esto pero se va vuelto hacia atrás”, asevera. Ante la pregunta de cómo responden ellas ante ese tipo de actitudes machistas por parte de sus compañeros, la maestra cuenta que sus alumnas se muestran más cohibidas. “Nunca responden abiertamente para decir que eso es machista. Sino más bien con indirectas”, cuenta Carolina.

Un micromundo virtual

Carolina afirma que este retroceso en las nuevas generaciones se alimenta también a través de las redes sociales, “donde solo están ellos” sin ningún tipo de control. “En mi época siempre estábamos controlados porque lo que decías lo expresabas en voz alta y siempre había un adulto alrededor para corregirte”, cuenta. Pero ahora ellos tienen un “micromundo” donde hablan entre ellos, hablan de sus cosas y dan opiniones y valoraciones, y según la maestra, nadie está ahí para decirles que lo que ven, que lo que leen en estas plataformas, es falso. Carolina cuenta que los muchachos tienen una definición del feminismo distorsionada. “A mis alumnos más inteligentes y más cultos les ha dado por decir ahora que no son feministas porque creen en la igualdad, y claro, ¿por dónde empiezo a explicarles que el feminismo es igualdad?”, expresa indignada. Cree que es el hecho de que se haya dado difusión a mujeres reclamando cosas de forma más agresiva influye en la visión de los jóvenes, y que desde las redes sociales se ha querido extrapolar al resto de mujeres. “Me dicen: es que todas las mujeres cuando queréis algo os desnudáis y vais a la iglesia a pintar cosas de rojo”, trata de emular la profesora. “No, reivindicamos de muchas más maneras, lo que pasa es que esas son con las que se queda la prensa”, asevera.

Confunden opinión con datos reales

“He tenido el infortunio de que algunos grupos no creen cosas que son hechos, no creen que haya trabajos en los que a las mujeres se les paga menos, porque los hay”, declara. Y es que los chicos basan sus argumentos en “algo que han visto por internet”, ya que cualquiera puede escribir y publicar cualquier texto como si fuera una noticias. La profesora explica que sus alumnos no son niños que suelen leer a menudo la prensa o ven las noticias. "Toman opiniones y creen que son verdad, les da por creer que hay el mismo número de mujeres muertas a manos de sus maridos que de hombres muertos a mano de sus mujeres. Creen que eso es así, que eso pasa de las misma manera cuando esos números están demostrados con cifras reales y estadísticas”, explica Carolina que añade indignada que ha llegado a escuchar en clase que muchos hombres se suicidan porque sus exmujeres les han puesto denuncias falsas por maltrato. “Es verdad que hay un número de suicidios en hombres alto, pero es como decir que todo el mundo tiene una situación de agresiones en la pareja, pero no, la mayoría son parejas sanas en las que hay respeto mutuo”, denuncia. Cree que además de que estos adolescentes tengan su “mundo particular, en el que los adultos no intervienen, también influye, en ultima instancia, de que estos se encuentren rodeados de adultos que piensen también de esta manera.

Enseñar en coeducación

“Yo no sé trabajar de otra manera, no echo a competir chicos contra chicas y también es una asignatura que no se presta a eso. Todo lo contrario, lo que hacen es abrirte la mente. Entonces al estar siempre comparando Inglaterra, Estados Unidos o Escocia con España siempre puedes explicarles como funcionan las cosas”, cuenta la maestra. De hecho, explica que se ha fijado que en algunos libros las oraciones de las actividades las acciones de presidencia y liderazgo se refieren más a los hombres y las de cuidados a las mujeres. Ella lo que hace es invertir el género de estas frases para que los niños puedan ver que un padre puede encargarse del cuidado de sus hijos y que una madre pueda trabajar. “Cuando veo algo en un libro, por anticuado, que es irreal, lo traduzco a los tiempos en los que se supone que estamos”, declara Carolina.

Referentes feministas

Carolina se ha cansado de dar todos los años el discurso de Marie Curie. Y ha elaborado una clase especial para mostrar a sus alumnos una serie de referentes feministas las que admira y a través de las que explica el feminismo. Entre ellas están Pink y la afroamericana Rosa Parks. La primera una cantante que es madre, trabajadora y activista de los derechos LGTB pese a ser heterosexual, y la segunda, fue la afroamericana que se negó a sentarse al fondo del autobús porque pagaba lo mismo que los blancos. “A mí lo de la raza y lo de los derechos de los homosexuales me ayuda mucho a explicar lo que es el feminismo para que ellos lo vean”, dice. Cuenta que aprovecha esta sesión para contar también por qué se celebra el 8 de marzo: se conmemora la muerte de unas trabajadoras que reclamaban los mismos derechos y las mismas horas que sus compañeros hombres. El dueño de la fábrica las encerró en el local y le prendió fuego con ellas dentro un 8 de marzo.

Un mensaje para el 8M

Carolina reclama que mujeres y hombres entiendan por qué se conmemora este día y que sigan hacia adelante. “Que sigan peleando y explicando lo que es el 8 de marzo, porque no hay más remedio”. Pide también a las mujeres que impliquen a los hombres. “Yo me llevo a mi marido y a mi hijo a las manifestaciones feministas siempre y me haría mucha ilusión que mi hijo un 8M, si continúa todo igual, se manifieste y haga huelga contra esa desigualad”, expresa.