–Transcurrido un tiempo suficiente del cambio de gobierno nacional y del inicio de curso, ¿Qué es lo que más preocupa a la FAMPA de Melilla en la actualidad?
– Pues la verdad es que casi las mismas cuestiones que desde nuestra fundación. La educación es una carrera de fondo, donde los resultados para bien y mal se ven con el tiempo. Aún por ejemplo arrastramos mucho lastre de la nefasta gestión de los últimos años en el Ministerio. Uno de los problemas esenciales es que no hay capacidad de interlocución. Melilla, junto a Ceuta, es el único territorio con cierta entidad en nuestro país que no cuenta con Consejo Escolar. En Valencia, por ejemplo, tienen 3: de ciudad, provincia y región. Aquí, donde a cada rato gustamos de destacar nuestra españolidad, no tenemos un espacio para que toda la comunidad educativa nos podamos sentar a avanzar de manera vinculante, como ocurre en todo el Estado. El otro aspecto central tiene que ver con la falta de voluntad política por la educación, ergo de financiación y medidas a corto, medio y largo plazo. Por eso estamos pidiendo un Plan de Choque, un conjunto de medidas de emergencia que nos saquen de la cola de España y de Europa. Si el político solo ve el corto plazo, la educación se queda fuera de la ecuación. Hacen falta espacios, docentes, recursos, metodologías innovadoras, participación, implicación, derechos educativos…de todo.
–¿Cuál es el talón de Aquiles de la enseñanza pública en Melilla?
–Pues no entender la imprescindible misión de la educación, que es sembrar para tener un presente y futuro. Ahí entramos toda la población, pues cada sector tiene su responsabilidad. Las familias necesitamos implicarnos y participar más y no pensar que los centros son lugares medio secretos o desconocidos donde “aparcar” unas horas a nuestra infancia y juventud. El profesorado, también desde la universidad, necesita evidenciar lo que hacen bien y separarlo de lo que se debe mejorar para trazar las líneas que se deberíamos seguir como ciudad desde la ciencia pedagógica, para ponerlo al servicio de chicas y chicos. La administración debería exigir el punto final a la desidia arrastrada todos estos años, de parches y de indolencia ante los continuos malos resultados. Aunque no estoy de acuerdo con lo que es el Informe PISA, nos sacaron a Ceuta y Melilla del mismo para no afear los resultados nacionales. No hay hoja de ruta porque no hay diagnóstico. Se van haciendo cosas, con más o menos éxito, supongo que con buen propósito, pero sin rumbo. Y el alumnado debería poder tomar conciencia del mal producto que le estamos ofreciendo los adultos y contribuir a mejorarlo desde su compromiso y responsabilidad.
En Nueva York obligan por ley a que cada promotora de vivienda destine un 20% de cada obra a alquileres asequibles (de menos de 200 euros), especialmente para jóvenes, confiando en que se necesita atraer y despertar el talento, luchar por un futuro desde quienes más empuje vital tienen. Aquí tenemos unas sonrojantes cifras de abandono escolar, especialmente de varones entre 16 y 19 años, por citar uno solo de los índices en los que estamos en la última fila.
-¿Puede participar la FAMPA de los órganos de decisión con el cambio de Gobierno?
–La verdad es que hemos visto un claro cambio de talante. Tanto en Delegación de Gobierno como en el Ministerio de Educación, a pesar de que haya muchas cuestiones en las que no estemos de acuerdo, el trato es considerado y cordial. Al menos no hemos tenido que ir a Madrid al Ministerio a quejarnos del anterior equipo ante la falta de respuesta y la conculcación de derechos básicos para participar en los pocos espacios que existen, como la Comisión de Garantías de la Escolarización, a la que hemos contribuido modestamente a ponerse a funcionar realmente. Solo hay que darse una vuelta por la entrada y salida de los colegios para ver cómo se ha escolarizado todos estos años en Melilla, privilegiando a unos sectores en unos centros definidos y formando guetos en determinados colegios en vez de por cercanía. Si no, no habría el caos que hay con los coches en doble y triple fila. Todo el mundo sabía que había “hijos de” que iban para un centro o para otro. O a quienes se les decía “no lo escolarices en periodo ordinario, espérate a septiembre que te lo meto”. Eso es vox populi.
Pero como he comentado anteriormente, es imprescindible que contemos al menos con un Consejo Escolar de Melilla con sede en el MEFP, al no tener las competencias de educación transferidas, y así poder asumir el problema colectivo que tenemos en la ciudad. Todos los partidos apoyan su creación, salvo el PP que no le he escuchado nunca posicionarse al efecto y eso ya supongo que quiere decir algo. El PP de nuestra ciudad, digo, porque en Ceuta nos entrevistamos con el presidente Vivas y con los representantes ceutíes en Senado y Congreso y estaban muy a favor, como entendemos que debe ser. A pesar de todo, no vemos que el nuevo gobierno esté dando pasos en ese sentido y nos preocupa hablar de consenso y de participación y luego que no cristalicen medidas concretas, algunas tan obvias como esta.
–¿Qué papel debería jugar la FAMPA en la enseñanza en Melilla?
–Pues el de ser un elemento esencial más. Como la pata de una mesa con cuatro, que en caso contrario cae. La Administración (local y nacional), el profesorado, el alumnado y las familias tenemos respectivamente nuestra misión y todos los sectores, la responsabilidad colectiva. Como Federación tenemos una labor hacia dentro como organización: Impulsar nuevas AMPA como estamos haciendo (solamente nos quedan ya tres centros sin asociación de madres y padres creada o en conformación -Rusadir, Mediterráneo e Hipódromo) a pesar de la desidia municipal; fortalecer las existentes con formación y recursos; trabajar en los centros la asunción de la necesaria participación de las familias contra los usos y costumbres de la cotidianeidad de que el profesorado lo hace todo; incrementar la participación en los Consejos Escolares; generar más actividades inter-AMPA; etc. Pero también tenemos trabajo hacia fuera, tanto en la Confederación Española de AMPA a la que pertenecemos, como con la Administración nacional y local, el tejido asociativo e incluso empresarial, medios de comunicación, etc. Las AMPA no somos “cualquier asociación”, ya que tenemos legislación y estatus específico, que lo confiere la legislación vigente, y la responsabilidad aludida antes.
–¿Qué posición tiene la FAMPA respecto a la escolarización de niños que no estaban empadronados en Melilla?
–Bueno, la hemos explicitado siempre que ha sido posible y es muy básica: Debe tener escolaridad (que es una obligación y un derecho) quien tenga derecho a ello. Y la ley, nos parece, es bastante clara. Tanto la educativa como la propia Constitución Española, la ley de extranjería, la convención de los derechos del niño, etc. Y si no gusta la ley, que se cambie -si es que se puede, más allá de demagogias-. Pero si no, hay que cumplirla.
A nadie se le ocurriría culpar a un paciente que se enferma y necesita hacer uso de servicios sanitarios. Lo que se pide, como pedimos desde hace tantos años, es más equipamiento médico y sanitario. Aquí sorprendentemente se mira a los niños y niñas que ejercen su derecho a la escolarización en vez de mirar a que salvo el pequeño centro de Pedro de Estopiñán, hace 32 años que no se construye un colegio en la ciudad con la tasa de natalidad más alta de Europa, como fue el Velázquez. En la última visita del Sr. Imbroda a Moncloa, se dijo en prensa que iba a pedir más militares y más fuerzas de seguridad. Supongo que una ciudad con la características económicas y limitantes laborales como la nuestra, contar con más funcionarios es una fórmula exitosa de contar con ingresos. Pero entonces ¿por qué no se piden docentes? El problema no es que haya niñas y niños que pueden demostrar arraigo en la ciudad (que no padrón, que eso fue un recurso pernicioso del anterior gobierno, pero fuera de la legalidad) que les corresponde estar en un centro. El problema es que viales y rotondas tenemos de sobra y colegios, docentes y recursos, pues no. Que haya centros públicos como el España, León Solá o Juan Caro con tanta necesidad de inversión o la vergüenza del Mercado Central o la insuficiente oferta en Casa de la Juventud o las aulas prefabricadas en el Gabriel de Morales, etc. O la inasumible falta de personal, especialmente no docente, del Reina Sofía y los 200 docentes que faltan en los centros y los 50 técnicos de infantil más que faltan, etc. Eso no tiene nada que ver con los derechos de los niños a la escolarización, sino con la falta .de objetivo y voluntad política por la educación.
En Ceuta esta semana han aprobado una petición de que sea norma la escolarización de menores que tienen el derecho y que no sea una excepción o una lucha.
–¿Y las relaciones con el gobierno de la Ciudad Autónoma? He visto en los presupuestos 2019 que la FAMPA sigue sin subvención. ¿Qué pasa con el Consejero de Educación, que además es maestro?
–Las relaciones son sorprendente y lamentablemente inexistentes por culpa de la Ciudad. En los primeros meses de nuestra conformación como Federación en 2016 tuvimos varias reuniones con el Sr. Miranda, que como buen conocedor de la realidad e incluso como antiguo impulsor del movimiento de familias de escolares en nuestra ciudad, nos acogió y apuntó varias claves y opciones de participación. Ayudar en el tema de las becas, de los viajes de estudios (como se hace en toda España), en cedernos un local en el Cargadero del Mineral y por supuesto, como en el resto de España, una subvención para ayudar a nuestro funcionamiento. La ley pide a las administraciones que ayuden a las AMPA, expresamente. Es el único colectivo que lo hace. Sin embargo, posteriormente y sin mediar ninguna cuestión, ni el Sr. Miranda ni el Sr. Presidente de la Ciudad ni otras Consejerías, excepto Fomento, atienden nuestras solicitudes. Hemos pedido reuniones, hemos realizado propuestas y sugerencias, peticiones y expresiones de necesidades, ofertas de colaboración, etc. Ni se han dignado contestar. ¿Cómo es posible que un servidor público, además especialista del ramo, desprecie a las familias de escolares de su ciudad? Todo un misterio, entre comillas. Cuando esto lo contamos fuera de Melilla la gente no nos cree. Se puede estar más o menos de acuerdo con lo que se hace, independientemente de entender que cada uno tiene su rol en la relación entre política pública y ciudadanía. Pero lo que ocurre en Melilla no pasa en ningún lado. En Ceuta por ejemplo además de su subvención desde hace años y el apoyo decidido del Sr. Presidente y el Consejero de Educación, tienen 3 personas contratadas que realizan numerosas funciones para mejorar la calidad y el servicio en los centros educativos. Todos quienes estamos en este movimiento somos voluntariado, nadie cobra ni va a cobrar nada. No organizamos comilonas ni agasajos para contentar a nadie. Solo estamos brindando nuestro tiempo y nuestro esfuerzo por el bien de nuestros hijos e hijas y los de lo demás, de Melilla. Deberíamos estar alentados y mimados, porque si no inviertes en la gente que suma y construye -encima gratis- ¿En qué consiste tu labor como gobernante? Están desaprovechando un activo y eso solo acrecienta el problema.
No obstante, siempre pensamos que la situación va a cambiar más pronto que tarde. Además de por sentido común, no nos queda otra porque son nuestras niñas y niños quienes están por medio y no existe motivación más fuerte que la familia. Por eso hemos hecho llegar nuestros intereses, necesidades y propuestas a todos los partidos políticos el mes pasado y cuando comience la campaña electoral, realizaremos una Mesa Redonda con la invitación a que todo el mundo exprese en qué va a consistir su plan político para la educación de Melilla y la comunidad escolar. En esa mano tendida estamos permanentemente, al tiempo que no dejamos de lado nuestras reivindicaciones. Por ejemplo, como hemos logrado con la denuncia en medios de comunicación para que no desapareciera la pequeña ayuda para las familias más necesitadas de los centros educativos locales, que gracias a nuestra presión va a seguir dándose.
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