1170 metros cuadrados de superficie están dispuestos en la playa de Horcas Coloradas para que los perros puedan ir con sus dueños y disfrutar del mar. Aunque la iniciativa ha sido bien recibida por muchos melillenses, consideran que el espacio debería ser más amplio debido a la cantidad de caninos que van por un baño en el mar.
Lo notan sobre todo los fines de semana. Mario visitó la Horcas Coloradas con su perro la mañana de este lunes. Él suma varias quejas a la puesta en marcha de esta playa. “Me parece pequeña y los bebederos de los perros, no los encuentro en ningún lado, yo no sé por dónde se bebe”.
Indicó que hasta ahora ha sido habilitada la ducha de las mascotas, pero en el espacio donde los perritos podrían tomar agua, no está listo. Mario estuvo el domingo con mascota y notó que la playa se quedó pequeña, pues habían más de 50 animales. Sugiere ampliar el espacio para dar cabida a todos.
Entre los puntos a mejorar, según Mario, se enumeran la ampliación de la misma y disponer de los bebederos, “ellos tiene que beber en la ducha, que sale el agua bastante caliente, como si tuviera calefacción, por lo demás bien”.
Hay quienes también usan la playa para hacer deportes, caminar y respirar aire limpio. Este es el caso de María Jesús y Jose, quienes ven con muy buenos ojos la playa canina.
“Es fantástica y maravillosa esa idea, porque aquí en la ciudad hay muchísimas personas que tienen animales, muchas familias que tienen animales; debería haber incluso alguna más”, dijo María Jesús.
Jose, quien usa el camino de la playa para caminar, cree que esos metros son insuficientes para la cantidad de perros que hay en la ciudad, por lo que “debería haber más amplitud o por lo menos otra, en el otro extremo”.
Los fines de semana se queda pequeña la playa canina, dice María Jesús, e incluso se hacen filas para ingresar. Otro punto a favor, destacó, es que respetan la verja que separa al espacio destinado para las mascotas y quienes no las tienen.
Rey y Cody, dos de los perros que estuvieron en la playa este lunes, fueron los que más disfrutaron. Entraron al agua, jugaron en la arena, entre ellos y con sus dueños. Llegó el verano y ellos también van por un baño en el mar.
Alí salió a caminar por la playa y también aplaude la iniciativa, que separa con una verja la playa para mascotas. Esto permite que “estén un poquito recogidos, porque si hay un perro grande y no llevan bozal y hay criaturas pequeñas, hay un peligro”.
Cuando tiene tiempo visita Horcas Coloradas y se da un baño. Algún fin de semana lo utiliza para pasearse por la zona y distraerse.
A María de los Ángeles le parece una buena iniciativa la playa canina, pero también hace un llamado de atención a los melillenses. Hoy ella debió cargar con los desechos que otros dejaron en la orilla del mar.
“Me he puesto a recoger con el perro la basura que gente había dejado por allí botellas, latas… Me he puesto a recogerlas”, dijo. En su paseo, llegó al final de la playa que era donde estaban los desperdicios. Pese a que pasaron varias personas, que vieron las bolsas con los desechos, no obtuvo ayuda para cargarlas y depositarlas en los contenedores.
Rey, su perro, la acompañó en todo el recorrido, mientras iba por la arena jugando con su pelota.
María de los Ángeles no sabe desde cuándo estarían esos desechos en la arena, pero cree pudieron ser del fin de semana o de la noche de San Juan.
Aunque le gustaría que más personas se sumen y recojan los desperdicios como lo hace ella, cree que no lo va a ver. “No es la primera vez que lo hago, lo he hecho más veces”, y repetirá la acción si es necesario.
Dice que lo seguirá haciendo para tener una playa limpia, pero cree que todos deben contribuir en tener un espacio mejor.
La idea de la playa canina le agrada. “Me parece estupendo. Yo ya venía con mi perrito por aquí antes de que fuera playa canina, pero me parece estupendo la ducha que han puesto, me parece una maravilla, pero tenemos que tenerla limpia todos”.
El 21 de junio estuvo lista la playa para los perros. El cartel ubicado en la entrada señala que las mascotas tienen una superficie de 1170 metros cuadrados para du disfrute, donde estarán dispuestos dos ‘pipicam’, una ducha para perros y una ducha bebedero.
Además hay cuatro contenedores de basura para que los dueños de las mascotas depositen los desperdicios, así como los excrementos que debe recoger.
“Los responsables retirarán los excremento y arena afectada a los contenedores habilitados”, reza una de las normas de convivencia ubicadas en un cartel al ingresar a la playa.
Aunque es un espacio público, hay normas que deben seguir los dueños de las mascotas. Estipulan que “cada perro deberá estar acompañado en todo momento por un adulto que estará al cuidado de un solo animal”; además deberá poseer el pasaporte sanitario del perro, que debe estar vacunado y desparasitado, así como contar con un microchip; y en caso de que la mascota pertenezca a una raza “potencialmente peligrosa” deberá llevar un bozal y correa.
Llegó el verano y las mascotas de la casa también tienen un espacio para disfrutar del mar, las olas y la arena.
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