Los datos de desempleo publicados ayer por el Ministerio de Trabajo sitúan a la ciudad en los puestos de cabeza en la destrucción de empleo durante el pasado mes de noviembre, un 7,1 por ciento, y solo por detrás de Baleares. A pesar de que en el conjunto del año el balance es positivo, el desempleo ha descendido algo más de 12 por ciento, la tendencia de los últimos meses no es positiva para Melilla.
La ciudad ha encadenado malos resultados durante varios meses, este último es una de las únicas tres regiones donde aumenta el desempleo, y se separa de la senda que venía recorriendo todo el año que abría la esperanza a que el mercado laboral melillense pudiese despegar. El paro en Melilla se había convertido en estructural, lastrando de manera definitiva el desarrollo económico de la ciudad y durante los últimos tiempos parecía que se podía dejar atrás esta dinámica.
La publicación de los datos ha coincidido con la notificación de las listas provisionales de los planes de empleo de la Ciudad Autónoma, que vendrán aliviar las estadísticas. Por desgracia, este bálsamo es temporal. Gracias a la contratación de estos trabajadores cifras de empleo terminen en verde este año, pero no podemos dejarnos guiar por esos datos. Se trata de empleo de temporada, que no se crea a través del tejido productivo de las empresas de la ciudad por lo que solo es un parche a un problema profundo.
Los planes de empleo deberían ser una solución tangencial al problema del paro en Melilla, no una de las grandes medidas para terminar con el paro. La ciudad necesita de un mercado laboral robusto que, durante todo el año, pueda cubrir las necesidades laborales de un mayor número de trabajadores, y para este objetivo, los planes de empleo no son el remedio.
Las Administraciones Públicas, local y nacional, deben tomar otro tipo de iniciativas que permitan el florecimiento de compañías locales con suficiente músculo para crecer y poder contratar a mas personal. Apostar decididamente por la modernización de las empresas y otorgar ventajas a quienes generen nuevos puestos de trabajo siempre será más productivo a largo plazo que emplear los recursos en crear puestos de trabajo temporales. Los planes de empleo puede que sean necesarios para aliviar ciertas necesidades en momentos puntuales, pero la necesidad de que existan no es más que un reflejo de lo débil que es nuestro mercado laboral.
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