Un individuo se enfrenta a una petición de condena por parte del Ministerio Fiscal de tres años y medio de cárcel. Según se expone en el escrito acusatorio, el hombre presuntamente cometió un delito de robo con violencia en noviembre de 2015. De acuerdo con el relato de los hechos, sustrajo el teléfono a una menor cuando esta portaba su dispositivo, un Samsung modelo S6, en su mano. El procesado, siempre según la versión de la acusación, intentó dar un tirón a la víctima para llevarse el móvil. No obstante, ante la resistencia que opuso la menor, se inició un forcejeo entre ambos, aunque no llegaron a producirse lesiones. Finalmente, esta persona consiguió su propósito y huyó con el teléfono, como se recoge en el escrito del fiscal.
Estos hechos tuvieron lugar el 18 de noviembre de 2015, en el Paseo de las Conchas de Melilla, sobre las 18:50 horas. El móvil sustraído fue valorado en 420 euros.
Niega la acusación
El encausado compareció en la mañana de ayer ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla y se desvinculó completamente los hechos que se le imputaban. De hecho, sostuvo que en el momento en el que estos tuvieron lugar, él se encontraba en otro punto de la ciudad, en su puesto de trabajo. Para acreditar este punto, su letrado presentó en la sala el contrato laboral que corroboraría la versión del procesado.
La perjudicada, por su parte, reconoció que no llegó a ver la cara a la persona que le sustrajo el teléfono móvil cuando todavía era menor de edad.
Reconocido por el mote
Por último, declaró un agente de la Policía Nacional. Según expuso, él fue quien atendió a la menor cuando fue a hacer la denuncia. El funcionario recordó que, cerca de donde ocurrieron los hechos, había una obra. Los obreros de la misma fueron los que reconocieron al acusado y así se lo trasladaron a la menor, refiriéndose a él por su apodo. Ella transmitió esta información al hacer la denuncia.
En su derecho a la última palabra, el encausado aseguró que él no tenía ninguna necesidad de ir robando dispositivos móviles. “Nunca le he arrebatado a una pobre niña su teléfono”, sostuvo. “No merezco esto, estoy casado y tengo dos hijos”, lamentó.
La magistrada tendrá que dictar una sentencia.
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