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Patinazo del Melilla.

Empate en el último suspiro Luis Ángel marcó un golazo desde más de veinte metros cuando el tiempo de prolongación expiraba  Errores defensivos La defensa azulina no estuvo al nivel habitual de otros partidos.

Un Melilla impreciso, fallón y condescendiente con el rival cedió dos nuevos puntos en su feudo, y van doce, ante un rival que agradeció y aprovechó dos auténticos regalos de la defensa melillense para colocarse con un sorprendente 0-2 cuando apenas se llevaban disputados 20 minutos de partido.
El Lorca Atlético, que demostró oficio, manejó el ritmo del juego a su antojo y fue fiel a la propuesta que se espera de los equipos que dirige Benigno Sánchez. Los murcianos impedían la fluidez en el juego de los de Óscar Cano con continuas interrupciones. Tantas que, por momentos, sacaban de quicio a los jugadores del Melilla y desesperaba a una sufrida afición que se las prometía muy felices en los primeros compases del choque.
Y es que el partido, con dos equipos que saltaban al césped del Municipal melillense con ausencias importantes en sus alineaciones, comenzó con una UD Melilla volcada sobre el área lorquina buscando abrir pronto la 'lata' murciana. Así, a los dos minutos del inicio, Edgar se marchó en velocidad por la banda izquierda y penetró en el área hasta la línea de fondo hasta plantarse ante el portero visitante; pero el tinerfeño, que pudo asistir a un compañero mejor situado, y, casi sin ángulo, optó por disparar a puerta. Manolo, que cubrió bien su palo, salvó la situación comprometida enviando a saque de esquina.
El Melilla seguía gustándose sobre el terreno de juego y nada hacía presagiar la debacle que estaba a punto de llegar. Pasado el primer cuarto de hora, y en el primer acercamiento de Lorca al área local, Juanmi centró al segundo palo para que Juanjo, libre de marca dentro el área de meta, cabeceara a placer al fondo de las mallas de portal defendido por un pasivo Munir. El gol, por inesperado o por lo que fuere, dejó noqueados a los azulinos.
Así, cuatro minutos después, en el 20, un despeje a la desesperada de la zaga visitante se convirtió en la jugada tonta del partido que marcó el devenir del mismo. Primero Moyano dejó botar el cuero, y después Nino, sin ningún contrario presionándole, quiso ceder con la cabeza desde casi el centro del campo el esférico a Munir que se quedó a media salida. Hugo Salamanca, que estuvo muy listo, se aprovechó del desajuste defensivo y de tiro raso logró ampliar las diferencias.
La reacción del cuadro melillense no se hizo esperar y tres minutos más tarde, en el 23, Solabarrieta recogió en el borde del área un rechace de la defensa visitante que aprovechó para acortar distancias en el electrónico. Quedaba mucho tiempo por delante y tanto el equipo como la afición confiaban en la remontada.
A renglón seguido, Mahanán cabeceó alto un centro desde la derecha de Rubén Cruz y en la jugada siguiente Óscar Cano se encontró con un nuevo contratiempo en forma de lesión. En esta ocasión fue Nino el que tuvo que abandonar el campo aquejado de unas molestias en el isquiotibial derecho, siendo sustituido por Zamorano.
Pasada la media hora de juego Juanmi intentó sorprender desde lejos a Munir pero no lo consiguió aunque tres minutos después el meta melillense respondió con una gran parada a un disparo de Hugo Salamanca desde dentro del área.
El partido, que seguía muy trabado, se abrió por momentos y en el 36 Chota cabeceó por encima del larguero un envió desde el córner de Rubén Cruz. Al filo del 40, Edgar convirtió en pase un despeje de Solabarrieta y tras una enorme galopada llegó hasta la línea de fondo desde la que asistió con el llamado 'pase de la muerte' a Rubén Cruz pero el sevillano, con todo a su favor, envió el cuero a las nubes.
Ya en el descuento, Munir despejó con los puños un potente disparo de Juanjo y dos minutos más tarde, Gavilán, totalmente sólo dentro del área disparó muy ajustado a la cepa del poste derecho del marco azulino, desperdiciando una clara ocasión de gol.
Con ventaja para los murcianos, el castellano-manchego Carlos López, muy protestado al término del choque por la parroquia unionista, señaló el camino de los vestuarios.
El segundo acto fue un auténtico monólogo del equipo que dirige el granadino Óscar Cano. La escuadra melillense, sin realizar un juego asociativo ni fluido, creyó en sus posibilidades y puso cerco al área murciana.
A los diez minutos de la reanudación Munir envió un balón en largo, Chota prolongó y Edgar se marchó en velocidad de los defensores para plantarse ante Manolo al que dribló, pero el meta lorquino evitó un gol cantado a costa de una justa expulsión ya que derribó al delantero unionista. Por lo que el Lorca Atlético afrontó el resto del encuentro en inferioridad numérica. La jugada ensayada, repetición del segundo gol ante el Cádiz, no cuajó en esta ocasión.
El Lorca, con un jugador menos, vio reforzada su misión y renunció de manera descarada al ataque centrándose en el aspecto defensivo y ofrecer una lección magistral del 'otro fútbol', con reiteración de faltas; caídas al suelo simulando lesiones; subidas de gemelos; retraso en los saques de cualquier tipo y toda una gama de recursos permitidos en el reglamento para ganar minutos al cronómetro.
Al Melilla le faltó pausa para derribar el muro lorquino y jugó con más corazón que cabeza, aunque nunca perdió la fe. Samuel en dos ocasiones lo intentó desde fuera del área con disparos envenenados. Edgar gozó de otra clara oportunidad para marcar pero Michel, sustituto de Manolo bajo los palos visitantes, acertó a despejar a córner. Rubén Cruz cabeceó un centro de Raúl García y cuando la grada cantaba el gol, el portero lo evitó en un alarde de reflejos. A balón parado Luis Ángel avisó aunque su disparo salió alto. Nacho Aznar, sólo ante el portero aunque algo escorado, lo intentó pero de nuevo Michel evitó el gol.
El árbitro concedió seis minutos de prolongación que se alargaron por la descarada actitud de los murcianos y, con el Melilla totalmente volcado en busca de la igualada, el conjunto de Lorca pudo 'matar' el partido ya que den el 94 Munir evitó el 1-3 en un mano a mano con Juan Daniel.
Pero el fútbol, una vez más, demostró que quien perdona lo paga y cuando nadie apostaba porque el marcador sufriera variación, apareció la zurda de Luis Ángel que desde más de 20 metros enganchó un tremendo zapatazo que, tras golpear en la parte interna del travesaño, botó dentro del portal visitante significando la igualada definitiva a dos tantos y evitando así que volaran los tres puntos de Álvarez Claro en una jornada que resultó propicia para recortar diferencias con el grupo de cabeza debido a los resultados que se dieron.

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