El presidente de la Mezquita del Toreo considera que Finito de Córdoba estuvo “bastante desganado” durante la corrida del pasado jueves l El ganado de La Palmosilla “facilitó” la lidia.
Como la mayoría de los que acudieron a la corrida de toros de la Feria de Melilla 2015 que tuvo lugar el pasado jueves, el presidente de la Mezquita del Toreo reconoce la gran gesta del que fue el triunfador de la tarde, Juan José Padilla, puesto que, él mismo cumpliendo sus funciones, le otorgó cuatro orejas y un rabo. Asimismo, cree que el jerezano hizo las funciones de director de lidia que correspondían al matador más veterano, Finito de Córdoba, al que vio “desganado”.
–Como presidente de la plaza de toros y amante de la Fiesta Nacional, ¿qué sensación le dejó la primera goyesca de África?
–Como toda novedad y, sobre todo, teniendo en cuenta toda la liturgia que lleva una corrida goyesca, a mí me pareció un espectáculo más deslumbrante de lo que es una corrida de toros. De las corridas de toros lo que más me gusta es el paseo, el despeje de la plaza, la luminosidad y el cromatismo que tiene ese momento. Yo creo que hay pocos espectáculos en el mundo que puedan equipararse. Una goyesca siempre es más colorida, más llamativa, rememora los orígenes modernos de la Fiesta. A mí me pareció un espectáculo que merecía la pena ir a ver.
–¿Cómo vio a los toreros?
–Cada torero estuvo en su estilo. Yo creo que Finito de Córdoba estuvo bastante inhibido durante toda la corrida. No destapó el tarro de las esencias más que a brochazos sueltos. El no tener voluntad me hace pensar que no está en su momento más idílico. Yo lo vi desganado inclusive en su labor de director de lidia, que para eso era el primer espada.
Padilla me ha ratificado la idea que yo tenía de él, que podrá gustar más o menos, pero lo cierto es que conecta con el público, que pisa unos terrenos muy importantes y cercanos al toro y que puso mucho pundonor en todas sus faenas. Lo de menos es que hubiera cortado cuatro orejas y un rabo, lo de más es la actitud, las ganas de justificarse ante el público. Padilla ha continuado con el idilio romántico que tiene con la Plaza de Toros de Melilla. Aquí la gente lo tiene como un héroe. Yo lo admiro mucho, con independencia de que esté de acuerdo o no con la interpretación que él hace del toreo. Yo creo que tras la grave cogida que tuvo con la pérdida de un ojo, en lugar de venirse abajo, lo que hizo fue como el ave fénix y ahora es uno de los toreros que más arriba está en el escalafón de los matadores de toros. El jueves Padilla arriesgó mucho, banderilleó con muchísimo arte, lo dio todo, hizo unas funciones de director de lidia que no le correspondían, y dio dos aclamadísimas vueltas al ruedo, con independencia de los trofeos que tuviera. Me alegro personalmente con el triunfo de Padilla en Melilla y que siga con esa racha que tiene con el público de la ciudad que tanto se agradece.
Por otro lado, Tejada torea poco. El hombre tiene un currículum un tanto particular dentro de los matadores de toros, porque es un empresario taurino que torea clásicamente. Se le pudo ver algunos detalles de torería tanto en el tercer como en el último toro. Es una lástima que esté tan poco placeado, que toree por compensarse a sí mismo el gusto y la afición como torero, y dio unos destellos de clasicismo en los dos toros, pero fue insuficiente, sobre todo yendo después de Padilla, que lo arrasa todo como un ciclón. Tejada tuvo las carencias, entrecomillando la palabra, de un torero que está poco placeado.
–Volviendo a la actuación de Padilla, ¿notó que se fue creciendo a medida que avanzaba la lidia?
–Lo cierto es que Padilla siempre ha intentando sobreponerse a cualquier circunstancia adversa, cuanto más, cuando ve que el público está con él, que le reconforta y recompensa el esfuerzo que hace y las facultades que tiene, hizo que a medida que iba avanzando la tarde Padilla se iba dando cuenta tanto de las carencias de los otros que le acompañaban como de las posibilidades que tenía de arrasar, como así hizo.
–Padilla fue el gran triunfador de la tarde, ¿tuvo claro darle las cuatro orejas y el rabo?
–Las dos orejas del primer toro eran clarísimas y las del segundo también. Hay que valorar cuando un matador torea dos toros, el examen general de la actuación. Naturalmente para darle el rabo no es que me resistiera, sino que había que pensarlo mucho, porque un rabo en una plaza de toros es algo que cuesta trabajo obtener, pero como aficionado más que como presidente, valoré junto a mi equipo, el asesor taurino y el veterinario que me acompañaban, analicé el comportamiento general de Padilla durante toda la lidia, no sólo de sus toros, sino del resto de su actuación, porque ya le digo que hizo antes de director de lidia que Finito de Córdoba, que le correspondía, y decidí darle el rabo. Creo que acerté en la decisión.
–¿Notó al público satisfecho con la lidia?
–Yo creo que fue mucha gente a la plaza. Lo que no sé si el empresario ha salido satisfecho, creo que se han cumplido las expectativas. Creo que los toros de La Palomilla han estado mejor de los que se esperaba y muchas veces de algunas faenas y momentos de los toreros. Como aficionado, se cumplieron las expectativas por la cantidad de gente en la plaza y por el espectáculo que se dio.
–Cada año parece que las corridas de toros en Melilla van a más, ¿con qué se podría sorprender a los melillenses el año que viene?
–Lo que creo que el público capta es la seriedad de la organización. Yo apuesto por que siguiera la empresa que tuviera el mejor pliego de condiciones. No soy nadie para dar este consejo, pero sí me gustaría que las corridas de toros en Melilla siguieran por estos cauces de seriedad que está teniendo últimamente, porque eso se valora en el mundo del toreo. Muchos toreros tienen la sensación de que Melilla es una plaza de pueblo, y la Mezquita del Toreo es una joya arquitectónica de primera mano que ha quedado esplendorosa después de la remodelación que se le ha hecho. Yo apostaría por la seriedad de la empresa y la forma de hacer las cosas. Yo apostaría por eso, la forma de sorprender cada vez más es hacer las cosas cada vez mejor, no caer en la autocomplacencia, poner un nivel de exigencia consigo mismo, de forma que la Fiesta Nacional siga teniendo arraigo como un espectáculo imprescindible en nuestras fiestas de septiembre.
–¿La mejor corrida que se ha visto en Melilla, al menos, en los últimos años?
–En el mundo del toro no se puede hacer una afirmación así, porque cada corrida es distinta. Cuando vino El Fandi, que fue cuando se indultó al toro Miraclaro, todo el mundo decía que fue la mejor corrida de la historia de Melilla. Creo que a cada lidia hay que sacarle el aspecto positivo. El listón, sin decir que es la mejor, lo ha puesto muy alto para sucesivas corridas de toros que se celebren.
–¿Cómo vio a las reses de la ganadería de La Palomilla?
–Yo creo que el ganado de La Palomilla facilitó las labores de todo aquel que quiso o entendiera a los toros. El ganado ha sido muy bien presentado, desde tamaño terciado, pero los toros dieron en general muy buen juego. Pelearon muy bien con los caballos y se crecieron en el tercio de varas, algo que, hoy día, es muy raro el verlo.
–¿Qué le pareció la pequeña manifestación antitaurina que hubo?
–No voy a hacer ninguna valoración porque no voy a perder ni un minuto en hacer propaganda a los que están en contra de la Fiesta Nacional.
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