Otazu contra los cantos de sirena de Sabrina Moh

Somos muchos los que teníamos al ex ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por el malo malísimo del Gobierno de Mariano Rajoy hasta que España ha conseguido sobrevivir dos años con los presupuestos que él hizo en 2018; que fueron prorrogados en 2019 y que a día de hoy siguen vigentes, en 2020. Algo bueno tendrían esas cuentas cuando han servido para aguantar el chaparrón durante dos años en tres contextos económicos totalmente distintos (2018, 2019 y 2020).

Pues bien, unos días después de que la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, nos vendiera el nuevo proyecto de Presupuestos Generales del Estado del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias como la tabla de salvación para la profunda y peligrosa crisis económica que vive nuestra ciudad, el diputado popular Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, ha salido a aclararnos que no recogen un trato privilegiado para Melilla como nos vendió la socialista.

Tras revisar las cuentas, el diputado popular ha reparado en cuánto dinero está previsto que venga a Melilla en 2021 y ha encontrado un par de agujeros importantes.

El primero de ellos es el monto destinado por el Gobierno central a las empresas públicas, entre ellas, el Puerto. En 2018, cuando la economía local aún no había pinchado tras el cierre de la Aduana de Beni Enzar primero y de las cuatro fronteras después, Montoro dedicó a este apartado 14,610 millones de euros. Esta cantidad se ha visto recortada hasta quedar en 3,116 millones en 2021.

En su nota de prensa Otazu fue bastante conservador al decir que se ha registrado un recorte del 70%. Para que se entienda, PSOE y Unidas Podemos han restado 11,494 millones de euros a nuestras empresas públicas. Esto representa un recorte del 78,67%. Es sencillamente brutal.

En este capítulo afectado entraron en los presupuestos de 2018 proyectos como el de desarrollo y mejora del sistema de navegación aérea, trabajos en la dársena de embarcaciones menores, en la terminal de pasajeros y mercancías Ro-Ro o la ampliación y mejora en instalaciones de protección y control en el puerto de Melilla.

En los presupuestos de 2021 se pierden, por ejemplo, las inversiones de ampliación del puerto. Esto va en sintonía con las críticas que venía haciendo el PSOE de la ciudad a la eterna promesa electoral de Imbroda de ampliar la dársena. Es una decisión valiente que le pesará como una losa a generaciones de socialistas si dentro de unos años se entiende que la salvación de esta ciudad pasa por hacer un macropuerto en el Mediterráneo que pueda ser utilizado, por ejemplo, por China, para meter su mercancía en África a través de un punto seguro y sin tanta corrupción como hacerlo por Marruecos.

El segundo agujero detectado por el diputado Díaz de Otazu está en el capítulo de las inversiones previstas en Melilla por los diferentes ministerios. Según el proyecto socialista y de Podemos a nuestra ciudad llegarán 15,17139 millones de euros en 2021, frente a los 17,159157 que nos asignó Montoro en 2018. Nos recortan más de 2,4 millones de euros y este tijeretazo supone un 13,8%.

Visto lo visto, me pregunto, ¿de dónde salen los números extraordinarios de Sabrina Moh? Sería interesante que la delegada del Gobierno tuviera la delicadeza de salir a explicar por qué la frontera inteligente no está presupuestada en el apartado de inversiones previstas por el Ministerio del Interior.

En este capítulo nos alegramos de que al menos la Secretaría de Estado de Seguridad haya mantenido el presupuesto destinado a seguridad ciudadana, porque sólo nos faltaba que con la delincuencia que campa a sus anchas por Melilla nos diéramos el lujo de recortar en este capítulo.

En fin, que volvemos a la guerra de cifras. Ahora no vamos a pelearnos para saber quién dice la verdad: Otazu o Sabrina Moh. Seamos pacientes. Hay que darle tiempo al tiempo. La delegada del Gobierno puede prometer villas y castillas, pero todos sabemos que mientras más fuegos artificiales nos venda, más tendremos que reprocharle.

Los presupuestos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias nacen, como los de muchas autonomías, con previsiones de ingresos que no se ajustan a la realidad de las cifras de empleo de nuestro país. La sangría del paro es terrible en todas partes, especialmente en nuestra ciudad. Veremos a ver dónde nos meten con estas cuentas y crucemos los dedos para no ir a la quiebra.

Estamos tan seguros de que Europa no nos dejará caer, que damos por hecho que lo peor no está ya de camino.