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Óscar Jiménez: “Vivo gracias a la generosidad de un donante”

En cuatro años, una enfermedad paró su ritmo de vida y en tan sólo ocho horas volvió a recuperar la respiración y las fuerzas para disfrutar de su familia.

Cargar las bolsas de la compra, pasear por la calle o coger a tus hijos pequeños en brazos son rutinas que se hacen sin apenas esfuerzo, pero para Óscar pasaron a ser actividades fuera de su alcance cuando en 2004 le detectaron una enfermedad rara en los pulmones, la sarcoidosis pulmonar en estudio número cuatro. Actualmente, vive gracias a que una familia accedió a donar los órganos de un ser querido y fue intervenido en el Hospital Reina Sofía de Córdoba de un trasplante doble de pulmón. Las más de ocho horas que los médicos estuvieron en el quirófano tienen como resultado que Oscar pueda ahora subir escaleras, coger a sus hijos en brazos y pasear con la familia sin depender de una bombona de oxígeno, le han regalado otra oportunidad para  vivir. Así, afirma que “vivo gracias a la generosidad de un donante”.
Óscar Bonifacio Jiménez es un argentino afincado en Melilla desde hace varios años que estuvo trabajando de fontanero hasta que la sarcoidosis pulmonar paró su ritmo de vida. Así, ingresó en el Hospital Comarcal en 2004 y justo cuando le estaban revelando la enfermedad, María José Miralles, su mujer, estaba en paritorio ya que estaba naciendo su primera hija.
La enfermedad continuó su avance haciendo que Óscar tuviera que dejar de trabajar, puesto que su capacidad pulmonar no le permitía hacer esfuerzos y se trata de una enfermedad degenerativa. Pero con el tiempo, no sólo no podía cargar peso, sino dar un simple paseo de 50 metros sin pararse o mantener una conversación fluida, puesto que sus pulmones a penas recogían suficiente oxígeno y el grado de dependencia de las botellas era cada vez mayor.
La única solución para el grado tan alto de esta enfermedad era un trasplante, por lo que los servicios médicos le incluyeron en la lista para ser receptor de dos pulmones en el 2008, con la condición de que tuviera que vivir cerca del hospital de referencia, en este caso el Reina Sofía, porque el pulmón es un órgano que debido a sus características debe ser trasplantado con la mayor rapidez posible. De forma que tuvo que irse a vivir a Córdoba para poder ser receptor, ya que continuar en Melilla no garantizaba que una vez que se levantara la alarma por un posible trasplante pudieran llegar a tiempo.
La espera fue muy dura para Óscar que tuvo que dejar  a su mujer y a sus dos hijos en Melilla, y vivir en la ciudad andaluza realizando un tratamiento específico para su enfermedad y esperando el deseado trasplante.
El tiempo de espera suele ser de entre seis y ocho meses, pero esta familia estuvo esperando el trasplante un año y cinco meses ya que no consiguieron encontrar antes unos pulmones que encajaran con el perfil de Óscar. La espera fue tan larga que tuvieron que explicar a su hija mayor la situación, y al estar muy cerca de las Navidades tuvo la ocurrencia de pedirle a los Reyes Magos unos pintalabios y unos pulmones de verdad para su padre.
Unos ocho días después de esta anécdota, recibieron el aviso de que había un posible donante y cuando María José llegó a Córdoba, ya había comenzado la operación de un doble trasplante pulmonar.
Tanto Óscar como su familia agradecen el trato que recibieron por parte de todos los trabajadores del Hospital Reina Sofía y del equipo médico que realizó la operación. Así, la intervención su intervención ha sido la única que tuvo éxito de las tres realizadas con enfermos de sarcoidosis pulmonar. “Los médicos lo consideraron un milagro”, explicó.
Después hubo algunas complicaciones en la UVI pero finalmente, Óscar se fue recuperando y tras 42 días salió del hospital pudiendo respirar por sí mismo. A partir de este momento, comenzó el proceso de fisioterapia para recuperar la masa muscular.

Historia de una nueva vida

Óscar y María José están recién llegados a Melilla con muchos proyectos en la cartera. Así, están pensando en organizar una asociación de receptores de trasplantes para poder ayudar a otros enfermos que tengan que pasar por esta situación.
Además, el objetivo de este colectivo será concienciar aún más a la sociedad de la importancia que tiene el donar los órganos una vez que llega la muerte, ya que puede salvar la vida de muchas personas y también, a las familias que acompañan a estos enfermos.
Por otro lado, lanzan un mensaje de esperanza para todos los enfermos que en Melilla están esperando un trasplante, una de las ciudades que dona más vida desdel año 2008.

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