Al menos 1.146 inmigrantes murieron durante el primer semestre del año en el Mediterráneo y el Atlántico intentando llegar a Europa, la tercera parte de ellos, 399, en las diferentes rutas que conducen a España, asegura la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
Esta organización de Naciones Unidas ha publicado esta semana el informe "Muertes de inmigrantes en rutas marítimas a Europa 2021", en el que advierte de que este año está siendo especialmente trágico, con un balance de pérdida de vidas que duplica a los registrados en el mismo periodo de 2020 (513) y 2019 (674).
En sus informes, la OIM siempre precisa que sus cifras son estimaciones mínimas, porque es consciente de que cientos de personas fallecen en naufragios de los que no hay noticia alguna, salvo las llamadas de familias que preguntan por desaparecidos.
De acuerdo con sus datos, el Mediterráneo se ha cobrado 896 vidas en los últimos seis meses, el doble que hace un año: 741 en las rutas del Mediterráneo Central (hacia Italia, Malta o Francia), 149 en la Occidental (hacia España) y 6 en la Oriental (hacia Grecia).
A ellas se suman las, al menos, 250 personas que han perecido en el Atlántico intentando llegar a las Islas Canarias, cifra que la OIM ha revisado notablemente al alza en los últimos días con respecto a la que adelantó el 28 de junio (136), cuando ya precisaba que tenía varios naufragios "invisibles" bajo investigación.
En las rutas del Mediterráneo hacia España, la mayor parte de las muertes documentadas por la OIM en este semestre corresponden a la Ruta Argelina (77), mientras que otras 47 se produjeron en pateras salidas desde las costas de Marruecos y 26 en el entorno de la ciudades españolas de Ceuta y Melilla (frente a una sola en 2020).
La OIM subraya que estas 1.146 muertes son el testimonio del "fracaso" de los países europeos en el cumplimiento de su obligación de defender la vida y los derechos quienes se exponen al mar.
"En la primera mitad de 2021, las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo y la ruta del Atlántico a Canarias han sido insuficientes para terminar con la constante pérdida de vidas en las rutas migratorias marítimas hacia Europa", denuncia.
Este organismo insta a los estados a cumplir con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, "lo que incluye proteger el derecho a la vida e investigar las muertes cuando la causa es incierta, así como recuperar e identificar los cuerpos de los fallecidos e informar de manera apropiada a las familias".
En cuanto a la situación del Mediterráneo Central, denuncia que las ONG que colaboran en los rescates en la zona siguen encontrando "significativos obstáculos a sus operaciones, con la mayoría de sus barcos bloqueados en puertos europeos debido a expedientes administraciones o procedimientos penales o administrativos abiertos contra los miembros de sus tripulaciones".
"La mayor parte del tiempo solo hay un barco presente en el mar, mientras que otros nueve están bloqueados en los puertos, pendientes de procedimientos legales, a fecha de junio", añade.
Al mismo tiempo, precisa, se observa en el Mediterráneo un incremento de las operaciones marítimas realizadas por países del norte de África: 31.565 personas fueron interceptadas por las autoridades norteafricanas en la primera mitad de 2021, frente a las 23.117 del mismo período de 2020 o las 17.971 de 2019.
Esas cifras, detalla, incluyen el número de inmigrantes interceptados por Libia y devueltos a la costa de ese país: 15.330 de enero a junio, el triple que en el mismo semestre de 2020.
"Esto es particularmente preocupante, porque los inmigrantes que son interceptados y devueltos a Libia está sujetos a detenciones arbitrarias, extorsión, desaparición y tortura. Al menos 454 personas murieron en la costa de Libia entre enero y junio, comparados con los 130 del mismo período de 2020", advierte.
El culpable último de las muertes de esos pobres infelices es el dictador marroquí, que recibe una lluvia de millones de euros de la Unión Europea para que no salga ni una patera y el sátrapa se gasta ese pastón en comprarse aviones de guerra y un nuevo palacete en París en plena pandemia mientras los marroquíes se hunden en la miseria. ¡Asco, pena y vergüenza da Kahbún VI, el rey feudal de Marruecos!