El pasado lunes publicamos, en este mismo diario, una extensa carta de la Plataforma de Empresarios, donde basándose en determinadas estadísticas, explicaba la bajada de entrada de mercancías en Melilla y terminaban con una conclusión: que la Ciudad Autónoma no podía, de alguna manera, escurrir este bulto.
Cuando se produjo la famosa manifestación, encabezada por la Plataforma de Empresarios, y a la que acudieron todos los partidos de la oposición, ya dije que no entendía ese camino como el más beneficioso para solucionar el problema económico que padece la ciudad. Que la obligación, más o menos, era que todos remaran en la misma dirección. Pero, desde entonces, desde aquellos artículos al albor de la mencionada manifestación han pasado muchas cosas, entre otras, que el panorama político ya no es el mismo y además resulta que en la Delegación del Gobierno hay otro inquilino, en este caso, inquilina. Y durante estos meses no he visto, por parte de la mencionada Plataforma de Empresarios, esa misma exigencia hacia la actual delegada en comparación con la presión a la que sometían a El Barkani. Desconozco si la razón es porque la delegada es del PSOE y El Barkani es una persona cercana a Juan José Imbroda y la inquina de la Plataforma va más bien dirigida hacia Imbroda y lo que representa que la propia estructura de la Administración General del Estado en Melilla.
Durante la época previa a la moción de censura a Mariano Rajoy se vivían, prácticamente todos los días, declaraciones y más declaraciones culpando a la Ciudad Autónoma y a la Delegación del Gobierno de todos los males que existen en Melilla. Desde la llegada de la nueva delegada la situación no es que haya cambiado, es que no ha cambiado nada, porque el problema no está en quien gobierna, que da igual, sino en la propia estructura de frontera y de tener un socio al otro lado, que a Pedro Sánchez le parece amigable, lo cual no dudo, pero que para todo lo que concierne a las dos ciudades española en el Norte de África, es totalmente nefasto, ya que, en definitiva, lo que pretende es el ahogo. Y a las cosas hay que llamarlas por su nombre.
La Plataforma de Empresarios decía el otro día en esa extensa carta que publicamos en nuestro periódico que uno de los problemas graves que padece la frontera son una serie de medidas que se adoptaron en el mes de mayo de 2017, cuando tanto la Ciudad como la Delegación estaban en manos del PP. Pues bien, lo tienen muy fácil, si piensan de verdad que esas medidas que se adoptaron eran nefastas lo tienen a caldo: que pidan a la delegada del Gobierno que las quite. Así de fácil y de sencillo. Y que cuando pasen unos meses se calibren y se analicen los pros y los contras. Entonces se verán quien tenía razón y quien no la tenía.
Pero vuelvo a decir que la Plataforma, me da la impresión, tiene ojeriza a Imbroda y a su gobierno. Me da en la pituitaria. A lo mejor estoy equivocado. Lo mismo también con el paso del tiempo se me demuestra que no tengo razón. Pero no les he visto igualmente combativos en estos meses, no han presionado de la misma manera a unos y a otros y eso que, desde entonces, se ha producido una de las noticias más graves que han ocurrido en Melilla en los últimos años como es el cierre de la aduana comercial y no ha pasado nada de nada. Lo mismo viene ahora la Plataforma y me dice que ellos si están protestando, pero la verdad es que con el PSOE en la Delegación del Gobierno lo hacen con la boca chica y en los tiempos del Partido Popular protestaban con la boca grande y las fauces bien abiertas.
Estimado Sr. el PP ha vivido en Melilla de los impuestos de la frontera con un presupuesto enorme a costa de las espaldas de los porteadores en una actividad ilegal y nefasta, hace años se hizo el intento por parte de unos empresarios para cambiar y producir algo en esta ciudad, como en los tiempos de las conserveras (donde no existía el paro) pero era mucho más fácil mantener el contrabando y con esto financiar todo lo que produce votos, subvenciones, trabajo para la administración local, empresas públicas, asociaciones de todo tipo, no se pensó en el futuro. Pedimos, rogamos que se cambiara el modelo, que no nos dejarán caer, Marruecos estaba dispuesta a mandar productos de transformación, pero no, los políticos de esa ciudad con el Sr. Imbroda y Conesa a la cabeza, miraron para otro lado y la empresa al no poder vender ni en España, ni en la CE cerro y todo se perdió. Inquina dice, en mi caso y mis socios es algo más. Melilla no se merece lo que pasará, pero desde luego hay responsables, que han vivido en sus mullidos sillones a la sombra de una falsa y delictiva actividad que ahora como en sueño de verano envenenado toca a su fin y yo me alegro por ese fin, pero no desde luego por la gente de Melilla que han vivido engañados por el afán de poder unos pocos .