La Lotería de Navidad es uno de los sorteos más afamados y tradiciones en España. Es el acontecimiento que marca el inicio de las fiestas navideñas y es seguido por miles de personas. El Sorteo Extraordinario forma parte de la tradición de nuestro país. Tanto, que lo más habitual es que cada 22 de diciembre estemos pegados frente al televisor escuchando a los niños de San Ildefonso cantar los números que salen del bombo.
Un día en el que la ilusión y la esperanza de que nuestro décimo sea el agraciado con el Gordo no se pierde hasta el final del sorteo aunque la mayoría de la gente se conformaría por lo menos con un quinto premio. Y si no toca, siempre viene acompañado con la misma frase. "Al menos tenemos salud".
Pero este Sorteo Extraordinario de la Lotería también viene envuelto con un halo de superstición y de rituales en el momento de la compra de los décimos. Algunos muy comunes y que son seguidos por muchas personas y otros un tanto curiosos. El Faro ha salido a la calle para comprobar cuáles son los ritos que siguen los melillenses a la hora de adquirir su participación.
"Suelo mirar los números que han tocado y le sumo la fecha de mi cumpleaños", señaló José de la Santísima Trinidad, un melillense que salía de la administración de comprar su número.
Para Manolo el décimo tiene que tener una terminación con números repetidos. En esta ocasión, según enseñó a este diario, había optado por el 33. A pesar de que aclaró que le suelen gustar más los números pares, esta mañana se decantó por esta terminación porque tal y como afirmó, siempre compra un décimo con cada terminación.
Este año, según dijo, ha invertido más de 400 euros en comprar lotería de Navidad. Y es que este melillense a veces entra a algún bar o comercio y cuando ve que venden un número, no puede resistirse y lo compra.
En el lado opuesto están las personas que no tienen ninguna manía y a las que ni siquiera les importa el número que compran. Es el caso de Diego. "Acabo de comprar un boleto y le he dicho a la de la administración que el número que quiera darme. Me lo he guardado en el bolsillo y ni lo he mirado todavía", explicó a El Faro.
Este melillense aseguró que no suele tener mucha suerte, pero que si le toca tiene detrás a mucha gente a la que hacer feliz con un poco de dinero. Tampoco tiene Diego ningún ritual que seguir cuando ya tiene en su poder su décimo. Según contó, a su edad ya no cree en esa clase de cosas.
Es la misma situación que tiene Rafael, un melillense al que le da igual el número y compra el primero que ve. "Todos los números están en el bombo, caen igual", subrayó. De la misma manera, dio la potestad a la lotera para que le eligiera el décimo.
"Es que yo soy un gafe" reconoció Rafael, casi nunca le toca nada, ni siquiera la pedrea. Por esta razón, el sí que sigue un ritual para ver si la suerte le acompaña un poco. Este melillense le pide a la dependienta de la administración que pase el décimo por una imagen de la Virgen del Pilar de la que es devoto.
En lo que sí confía él, es en que este año el Gordo caiga en Melilla por primera vez en su historia, ya que nunca ha tocado en la ciudad. "Aún así yo llego décimos de todos lados, de Madrid, Málaga, de todos lados. A ver si picoteando me toca algo", destacó.
Hay ciertos rituales muy comunes entre los jugadores habituales del sorteo de Navidad. Uno de los más repetidos no solo en este sorteo sino en todos es pasar el boleto por la barriga de una embarazada. Aunque no se sabe con certeza cuándo ni por qué comenzó esta superstición, se cree que viene de la antigüedad cuando se le atribuían a las embarazadas ciertos poderes mágicos por su condición de estar creando vida.
Lo mismo ocurre con la cabeza de los calvos a los que se le presuponen buena suerte o a la chepa de los jorobados. No podemos olvidarnos de los gatos negros. A pesar de que han estado relacionados siempre con la mala suerte en el caso de cruzarte con algunos, en cuanto a la lotería es todo lo contrario. Frotar la participación sobre su lomo el señal de fortuna.
A la hora de elegir el número también hay manías como comprar siempre el mismo número o elegir fechas que tengan algún significado. Por ejemplo el día del cumpleaños de alguien, del aniversario de bodas, de catástrofes o uno que ese año haya sido muy sonado por algún motivo en especial. En este sentido, cabe recordar el 155, número más buscado por los españoles en el año 2017 en referencia al artículo 155 de la Constitución que se pretendía aplicar a Cataluña poco después.
En 2022 fue el 24222, fecha en la que comenzó la guerra de Ucrania y en 2021 el 18921 y 20921, días anterior y posterior a la erupción del volcán Cumbre Vieja que desoló la isla de La Palma. Un año antes fue el 25120 asociado a la fecha en la que se notificaron los primeros casos de infecciones por coronavirus en Europa o el 14320 del día que comenzó el estado de alarma en España.
Este año entre los más vendidos están el 06969, que actualmente está agotado, el 71023 y 31023 que corresponden a las fechas en la que la princesa Leonor juró la Bandera y la Constitución respectivamente. Pero si hay dos números que han causado furor este año han sido el 03695 y el 02965, décimos que la conocida herramienta de realidad virtual Chat GPT predijo que tocarían.
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