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“Nuestro objetivo es mantener el recuerdo del tiempo que vivimos en Chafarinas”

El Centro Hijos de Chafarinas celebrará el próximo 30 de enero el XX aniversario de su constitución con un recital lírico clásico que tendrá lugar en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Melilla a partir de las 20:00 horas.

El repertorio incluye romances de zarzuela clásica y canciones populares.
La viceconsejera del Mayor, Carmina San Martín, estuvo acompañada en la presentación del evento por el presidente del Centro, Jacinto López Tirado, que nació en Chafarinas en 1940 y ha estado ligado a las islas durante largos periodos de su vida; en concreto, durante su infancia y, posteriormente, entre 1965 y 1972 como empleado de Correos.
El recital consistirá en un musical dirigido por Alberto Martínez, natural de Chafarinas, y protagonizado por Sebastián Alarcón, Toñi Amat y el cuerpo de baile de Merche Hurtado, así como por el pianista Alberto Fernández.
La entrada al espectáculo es libre hasta completar aforo.
El Centro Hijos de Chafarinas es una entidad que agrupa a más de cien socios, la gran mayoría de los cuales ya no vive en Melilla. Están repartidos por distintos puntos de la península, Baleares, Canarias e incluso hay algunos socios que viven actualmente en Estados Unidos y Venezuela.Mantener vivo el recuerdo
“Nuestro objetivo es mantener vivo el recuerdo, el cariño, sobre todo desde que en 1986 se marchó la población civil”, explicó López Tirado, quien reconoció que los hijos y nietos de los pobladores de Chafarinas “no tienen tanta ilusión” como ellos.
El presidente de la entidad calificó el tiempo que vivió en Chafarinas como “el más feliz” de su vida, a pesar del acusado aislamiento, las privaciones y las restricciones con que se enfrentaban los habitantes de la población. “Y así es prácticamente para todos los que vivimos allí” . “No nos aburríamos”
La plaza militar de Chafarinas llegó a albergar a mil personas en su momento más álgido, que disponían de todos los servicios elementales, como una escuela, una parroquia, el servicio técnico de Correos y Telégrafos, un puesto de la Guardia Civil, aduana (porque era puerto franco), comercios, restaurantes… “No nos aburríamos para nada. Había un casino en el que se celebraban actuaciones musicales, teatro, teníamos carnaval, había un equipo de fútbol, el Español de Chafarinas. Los niños éramos los que mejor nos lo pasábamos”.
Sin embargo, a medida que Melilla iba creciendo, recibía los recursos estatales que antes se destinaban a Chafarinas. La escala militar al mando fue bajando de coronel a comandante, a teniente. Hasta que en 1986, la población civil fue desalojada.

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