Se Hemos entrado en el mes vacacional por excelencia, pero la intensidad de la política local no mengua. Tampoco de la nacional, con la amenaza de la repetición de elecciones sobrevolando sobre el horizonte y el redoble del tacticismo de Pedro Sánchez para defender su difícil apuesta por un Gobierno monocolor sin más acuerdo con los polemistas que los puramente programáticos. Y si resulta sorprendente la vuelta de tuerca del Presidente en funciones para forzar a Podemos a que vote su investidura –ahora metiendo de por medio a las asociaciones y capitalizando una vez más la lucha feminista- no menos sorprendente resultan algunas de las noticias locales que asaltan las primeras páginas de nuestro Diario. Quizás la más llamativa estos días sea el nombramiento de Víctor Gamero como nuevo Presidente de la Autoridad Portuaria. Gamero, como ya se ha publicado sobradamente, ya ejerció como tal hasta el año 2002, a propuesta por entonces del mismo PP que finalmente le conminó a dimitir por el escándalo desatado a raíz de una denuncia del que fuera Presidente de Melilla y del extinto PIM, Enrique Palacios. La venta del solar de Isla Talleres que propuso la Autoridad Portuaria bajo su mandato se consideró muy por debajo del precio de mercado y acabó por costarle el puesto. Posteriormente, toda la acción judicial por un presunto delito de especulación quedó en nada pero la pena de banquillo le cobró un duro precio que le llevó a declarar en una entrevista publicada por el Diario Sur que ya no volvería a la Autoridad Portuaria. Aquellas manifestaciones, en las que lamentaba el “fusilamiento político y administrativo” que había sufrido y el coste personal y familiar que le supuso, las realizó en mayo de 2006 para el programa ‘El Anzuelo’ que realizaba en la COPE el hoy asesor de Eduardo de Castro y aparentemente Jefe de su Gabinete, Antonio Ramírez. Gamero tenía derecho a su lamento, la pena de banquillo es a veces tan implacable y dura como una condena aunque al final, como fue su caso, acabara absuelto. También es verdad que los terrenos, que en principio propuso se vendieran por 3,9 millones de euros acabaron vendiéndose, ya bajo la Presidencia de Francisco Sanz, por 7,8 millones, lo que representa una diferencia nada despreciable. Todo lo sucedido llevó a Gamero a separarse del PP e integrarse, a la postre, en la escisión de la formación popular que promovió el que fuera su líder en los 90 y también Presidente de la Ciudad, Ignacio Velázquez. En aquellos tiempos de azote inmisericorde del ya extinto PPL contra Juan José Imbroda, Gamero ejercía como su vicesecretario de Asuntos Políticos y el PPL se declaraba en las antípodas de CpM. Por eso, choca aún más que ahora su vuelta al ruedo político sea de la mano de Coalición por Melilla, gracias a que el cargo de Presidente de la Autoridad Portuaria se lo reservó CpM en el reparto del tripartito Gamero, además de haber ejercido ya como Presidente del organismo portuario, ha estado al frente de otros muchos puestos relevantes en nuestra ciudad, como el de concejal de Economía y Hacienda en el Gobierno local de los años 1991-95. Sin duda, sabe a donde viene y conoce además sobradamente la Autoridad Portuaria, de la que también ejerció otros puestos puramente técnicos como el de secretario general. Su nuevo nombramiento no sé hasta qué punto puede considerarse una forma de hacerle Justicia. En todo caso es un enigma que se produzca a propuesta de CpM. Los retos del puerto de Melilla son prácticamente los retos económicos de la ciudad, puesto que, más allá de la importación de mercancías, está estrechamente relacionado con el desarrollo local y abre igualmente muchas otras posibilidades para favorecerlo. Hasta que Gamero no se incorpore no sabremos cuál será su opinión respecto del proyecto de ampliación que tanto defendió el PP y que el PSOE se encargó de paralizar. Tampoco si seguirá o no adelante con la apuesta de su antecesor, Miguel Marín, a favor de convertir Melilla en puerto de atraque de cruceros. En cualquier caso, Gamero se incorpora a la Autoridad Portuaria en un momento difícil para el ente, particularmente perjudicado también por el notorio descenso en la llegada de contenedores y la mayor competencia del puerto marroquí. Su tarea, sin duda, no va a ser fácil. Si es exitosa, nos alegraremos porque será en bien de todos y demostrará que sí, que con su retorno se le hizo finalmente Justicia. Mención aparte merece el nombramiento de Yonaida Sel-Lam como Viceconsejera de la Vivienda, después de que no pudieran ponerle sueldo como Presidenta de EMVISMESA. De Castro defendía ayer sus retribuciones y el nuevo cargo que añade una Viconsejería más a un Gobierno mucho más grueso que el prometido y cada vez más parecido en su organigrama al de Juan José Imbroda. Sin embargo, por mucha defensa resulta poco convincente, porque la jugada de nombrarla tras fallar el intento de ponerle nómina, queda fea y basta y desvela que la justificación del puesto no es otra que la de dotarla de unos emolumentos fijos mensuales que rodarán los 4.500 euros brutos. La forma, el modo y el engorde del Gobierno no casan tampoco con el discurso y las promesas de Eduardo de Castro antes de llegar a la Presidencia. No es de extrañar que el PP lo critique por ello, no tanto por el nuevo cargo sino por sus muchos golpes de pecho prometiendo un Gobierno con más músculo y menos grasa pero que en poco tiempo ha empezado a exhibir michelines sin pudor alguno.