Las noticias se agolpan. Algunas son mejores que otras, pero en medio del fragor electoral todas las que no guardan relación con la carrera hacia las urnas parecen perder notoriedad. No obstante, no podemos pasar por alto que ya llevamos días conectados vía aérea con Granada, Almería y Sevilla. Que gracias a la Obligación de Servicio Público que promovió el Gobierno de Juan José Imbroda con el apoyo del último Gobierno nacional del PP, los melillenses hemos recuperado unos enlaces demandados y propicios no sólo para la mejor conexión de Melilla con el resto de España sino para el propio desarrollo de nuestra ciudad.
Si a lo anterior añadimos que desde el pasado 1 de mayo tenemos otras dos conexiones directas y semanales con Barcelona, podemos felicitarnos.
También podemos felicitarnos por el acuerdo adoptado finalmente entre la Administración central y el Gobierno local para construir el cuarto módulo de la desaladora y mejorar la red de abastecimiento de agua potable.
Las negociaciones para llevar a cabo tan importante inversión se encontraban paralizadas desde hace más de un año, coincidiendo con el cambio de Gobierno de la Nación que provocó la moción de censura y el primer acceso de Pedro Sánchez a La Moncloa.
En realidad, nada bueno se auguraba en materia de abastecimiento de agua teniendo en cuenta la situación extrema a la que habíamos llegado, con parte de las instalaciones actuales bajo cero –caso del Pantano de las Adelfas que ya lleva más de seis meses sin funcionar- y un contrato al límite con la empresa Tragsa para la continuidad de la explotación de la aludida desaladora a partir del 7 de junio -fecha en que finaliza el suscrito con la adjudicataria actual de la planta.
Ahora, con el nuevo acuerdo entre la Ciudad y la Dirección General del Agua, dependiente del Ministerio de Transición Energética, vemos un poco de luz, pero posiblemente hasta que las obras de ampliación de la desalinizadora no finalicen (lo que no se espera para antes del 2022), es muy posible que tengamos nuevos sobresaltos en lo tocante al suministro de agua.
Hay que tener en cuenta que el anterior y precario Gobierno de Pedro Sánchez olvidó hacer sus deberes, dejando trascurrir un tiempo irrecuperable para renovar un contrato de explotación que, ahora, se suple con una encomienda de gestión a la empresa pública Tragsa, a modo de último recurso posible. Y como todo lo que se hace tarde, mal y a la carrera, la apresurada solución no presagia nada bueno, porque ni Tragsa ni su filial Tragsatec son especialistas en la gestión de plantas desaladoras, como ya advirtió el consejero Manuel Quevedo. Vamos, para que nos entendamos, que es como si echáramos mano de un electricista para un problema de carpintería o de un carpintero para arreglar un corte de luz.
Además, la controvertida solución tendrá un coste mayor que si los trámites de renovación o adjudicación de un nuevo contrato mediante oferta pública se hubieran hecho adecuadamente por parte del Gobierno central, dada su condición de responsable de las instalaciones de producción de agua potable para Melilla.
Por tanto, esperemos que la mala praxis administrativa del anterior Ejecutivo socialista no nos reporte nuevos sobresaltos en materia de abastecimiento de agua y que, entre tanto, en esta nueva senda de acuerdos que nos asegura la futura ampliación de la desaladora, se negocie también satisfactoriamente el traspaso de la gestión del Pantano de las Adelfas a la Ciudad Autónoma. Así, volverá a servir al fin para el que fue construido y podrá funcionar nuevamente como un embalse complementario a la inyección diaria de agua proveniente de la desaladora y de los pozos y acuíferos de los que igualmente se nutre nuestra red de suministro.
Como ven hoy no he escrito de elecciones, aunque la política está que arde.
En materia electoral, son muchos también los posibles temas a tratar, entre otros el reiterado anuncio de posible impugnación de las Generales por parte de CpM. Un tema denso que exige análisis aparte y que abordaré, con detalle, en un próximo artículo.
Para finalizar, no quiero pasar por alto que hoy es un día especial marcado por el inicio de un nuevo Ramadán: el mes sagrado para los creyentes musulmanes, lleno de sacrificio para los que siguen el precepto y de indudable incidencia en el ritmo habitual de la ciudad por la gran importancia que la comunidad musulmana tiene en nuestra sociedad.
A todos los que hoy comienzan el mes de ayuno, les deseo fortaleza y ánimo en esta difícil prueba a la que se someten. Que los valores de superación y fraternidad que guían tan importante pilar de la religión islámica, nos alcancen también a todos. Feliz Ramadán.
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