Desde el descubrimiento de los antibióticos, estos rápidamente se convirtieron en medicamentos imprescindibles en la práctica clínica, tanto para la prevención como para el tratamiento de infecciones bacterianas, desempeñando un papel crucial en la salud de personas y animales, permitiéndoles vivir más tiempo y con mejor calidad de vida. La eficacia de muchos de estos medicamentos está disminuyendo, ya que los microbios, bacterias, virus, hongos y parásitos, han aprendido a resistirlos. Este fenómeno es conocido como resistencia a los antimicrobianos (RAM) y es uno de los grandes desafíos de la salud contemporánea y es responsable de pérdidas de vidas, se calcula que causa sobre 35.000 muertes humanas/año en la Unión Europea.
La Comisión Europea lleva décadas aprobando directivas y adoptando Planes de Acción «Una sola salud» para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos.
En mayo de 2015, la 68ª Asamblea Mundial de la Salud aprobó un Plan de Acción Mundial para hacer frente al creciente problema que supone la resistencia a los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos.
La normativa en vigor en España se encuadra en el Reglamento (UE) 2019/6 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre de 2018, sobre medicamentos veterinarios y el R.D. 666/23 de 18 de julio, por el que se regula la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios que lo desarrolla.
Se introdujo, como decimos, con el objetivo de mitigar el problema de la resistencia antimicrobiana, estableciendo nuevos requisitos para la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios, entre ellos, los antibióticos.
El Real Decreto 666/23 ha sido recibido de manera muy diferente en el contexto de las explotaciones ganaderas en comparación con las clínicas de pequeños animales, debido a varias razones. Los veterinarios están descontentos y aseguran que es más restrictivo de lo requerido por Europa y piden su adaptación a la realidad del sector. El 11 de febrero veterinarios de toda España protestaron por primera vez por la restricción de medicamentos a perros y gatos. La segunda manifestación veterinaria fue el 5 de marzo frente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en Madrid.
Los veterinarios melillenses están contra la ley de antibióticos y el sistema PRESVET y piden una revisión del marco normativo sobre el uso de medicamentos veterinarios, sobre todo en lo referente a los antibióticos. Aunque el objetivo de la ley es combatir la resistencia a los antimicrobianos, el sector considera que las medidas son excesivamente restrictivas y dificultan su labor diaria. En Melilla, la manifestación de protesta frente a la Delegación del Gobierno para el 26 de marzo.
El Faro de Melilla entrevista a Juan Manuel Manzano Silva, veterinario colegiado en el ilustre colegio de veterinarios de Melilla, gerente de la clínica veterinaria San Francisco de Asís.
-No se tuvo en cuenta a veterinarios clínicos y los problemas reales de la clínica de pequeños animales (perros gatos y cada vez más animales exóticos). Queremos que, como durante el COVID, se nos catalogue como grupo sanitario. Dependemos del Ministerio de Agricultura, porque la veterinaria hace treinta años estaba básicamente enfocada al mundo de los grandes animales (vacas. ovejas, cerdos...), pero ha cambiado mucho, en la actualidad las mascotas son un miembro más de la familia.
-Efectivamente. La salud de las mascotas está íntimamente relacionada con la salud de las personas, pues hay una única salud. Nos deberían pues considerar como sanitarios dado que velamos por la salud de las familias y desempeñamos un papel fundamental controlando la seguridad alimentaria de los alimentos que llegan a las personas. Las repercusiones de esta situación son que los servicios sanitarios tienen un coste de impuestos: un 21 por ciento de impuestos porque les aplican el IVA completo y no el sanitario (en la península). Los servicios que prestamos son caros por la retribución a la que estamos sometidos.
Nos exigen un antibiograma para poder prescribir un antibiótico muchas veces necesario instaurarlo inmediatamente lo que limita la velocidad de actuación y nuestro criterio clínico
Nos criminalizan con una normativa muy exigente con sanciones muy altas cuestionando nuestra autonomía mayor burocracia y más costes que por desgracia tendrán que asumir los tutores de los animales
Nos limitan el uso de medicamentos no solo antibióticos aunque es el mayor problema. Queremos la recuperación de la capacidad de dispensación: Actualmente, los propietarios de animales deben recorrer varias farmacias para encontrar los medicamentos necesarios. Los veterinarios piden poder dispensarlos directamente, como se venía haciendo hasta la fecha. Nos exigen un antibiograma para poder prescribir un antibiótico muchas veces necesario instaurarlo inmediatamente lo que limita la velocidad de actuación y nuestro criterio clínico.
-Registrar digitalmente todas las prescripciones supone una carga de trabajo excesiva, reduciendo el tiempo disponible para la atención clínica.
Tenemos que esperar entre 7 a 10 días y en nuestra ciudad sumamos el envío de la muestra, lo que supone además un coste añadido para el propietario a lo que sumamos que no tengamos problemas en aduana lo que pone en riesgo la vida de nuestras mascotas
Otro escollo es la obligación de comprar envases de medicamentos enteros cuando quizás solo se necesitan 6 pastillas y lo que está pasando que los tutores están comercializando el medicamento que sobra sin control sanitario y eso es un gran problema sanitario.
-Sí. El ministerio pretende controlar con una base sancionadora muy grave. Ya han sido dos los compañeros míos sancionados por actuaciones tan sencillas como equivocarte en una receta, poner un número mal o poner macho en vez de hembra, con un coste de seiscientos euros. Si esas sanciones consideradas leves se cometen otra vez, pasan a considerarse graves y podrían tener multa de seis mil euros. Esto implica que los veterinarios cada vez que van a emitir una receta están asustados pues con un tipo de sanciones de este tipo se te va la rentabilidad del negocio por un año entero.
-Efectivamente, la normativa presenta desafíos burocráticos que podría retrasar la administración de tratamientos esenciales colocando a los veterinarios en un dilema ético. Además de que hay una posible colisión con el código deontológico veterinario y el bienestar del animal. Hay que recordar que el Código Deontológico Para El Ejercicio De La Profesión Veterinaria le impone el deber de la protección de la salud y el bienestar del animal, así como la lucha contra el maltrato animal y que su incumplimiento puede ser susceptible de sanciones deontológicas de carácter grave para el profesional colegiado. Ateniéndonos al código podemos pensar que se debe actuar de una manera que puede conllevar sanciones, que nos puede condicionar el ejercicio de nuestra profesión.
Vamos hacer una manifestación en la Delegación de Gobierno el día 26 de marzo.
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