Opinión

No era tan fácil, ¿verdad, Sabrina Moh?

Sabrina Moh ha tenido la soberbia de decir en una entrevista que a Melilla no vienen los refuerzos de guardias civiles y policías nacionales que el PSOE, cuando estaba en la oposición, nos prometió porque otras comunidades autónomas también reclaman lo mismo y algunas tienen necesidades más apremiantes que las nuestras.

En esencia la señora delegada del Gobierno ha reconocido subliminalmente que la promesa electoral de su partido no se puede cumplir porque no es tan fácil como ellos creían y como decían cuando estaban en la oposición.

Los votantes los recordamos arremetiendo contra el PP por no reforzar las plantillas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en nuestra ciudad. ¿Nos estaban tomando el pelo? Hoy nos sentimos timados.

Las declaraciones de la delegada del Gobierno son además una forma de admitir la incapacidad de nuestros representantes políticos para convencer en Madrid de la urgente necesidad de reforzar las plantillas en Melilla. ¿Saben por qué? Porque para convencer hay que estar convencidos. Y se ve que nuestros interlocutores con el Ministerio del Interior siguen sin asociar la escasez de medios en Policía Nacional y Guardia Civil con la delincuencia galopante que hay en esta ciudad.

Dice Sabrina Moh que con el PP se perdieron 12.000 agentes. Lo bueno que tiene la convocatoria de elecciones cada cuatro años es que nos permite disfrutar, si los votantes así lo deciden, de alternancia política.

A finales de 2022 sabremos cuántos efectivos policiales habremos perdido por defunción o jubilación durante la etapa socialista. Vamos a saber cuál es la herencia que dejan los que hoy se esconden detrás de Rajoy para justificar que nos vendieron la burra prometiendo algo que en la práctica son incapaces de conseguir porque otros, mejores que ellos, se los llevan a sus comunidades autónomas.

Fíjese usted: el PSOE fue el partido que más caña dio en la oposición reclamando barcos dignos para Melilla. Con ellos hemos retrocedido un cuarto de siglo en lo referente al transporte marítimo. No lo olvide a la hora de votar. Pero tampoco olvide que nos prometieron reforzar tanto la plantilla de policías que hasta nos hicieron soñar con la posibilidad de que La Cañada iba a parecerse al Parque del Retiro. ¿Y sabe qué? Ahora nos vienen con el cuento de que no era tan fácil.

Claro que no es fácil. Si fuera fácil ya lo tendríamos. Lo de pedid y se os concederá es sólo el primer paso. Hay que pedir, es verdad, pero sobre todo hay que convencer. Y una buena manera de empezar a hacerlo es enumerando hechos.

¿No ha sido suficiente el asalto a una gasolinera o a un estanco con la frontera cerrada para pedir refuerzos permanentes a Madrid? ¿No bastan los tiros al aire, los atropellos o el narcotráfico?

Mire usted, Marlaska dice que la seguridad de Melilla y Ceuta es importante para su ministerio, pero no refuerza las plantillas. En su lugar envían agentes en prácticas a curtirse en territorio comanche. ¿Ven la demagogia?

Quien a estas alturas crea que las ciudades autónomas son una prioridad para el Gobierno de PSOE y Podemos es porque vive en una realidad paralela. Es cierto que nos han beneficiado en el reparto de algunos fondos de recuperación, pero no lo han hecho por generosidad sino para compensar el bajón en las inversiones del Estado en los presupuestos generales 2021.

Pero no nos engañan sólo a nosotros. Engañan a todos los españoles. Sánchez prometió derogar las devoluciones en caliente y terminó ganando el juicio en Estrasburgo que las ha legitimado hasta el punto de que ahora se practican con alegría en la frontera entre Grecia y Turquía.

Sánchez también dijo que lo primero que haría al llegar al Gobierno sería derogar la Reforma Laboral. Lleva un año y dos meses y de eso ni habla.

Por eso no es de extrañar que el voto socialista esté en franco retroceso en nuestra ciudad. Y no sólo. El PSOE local se jugaba mucho. Sabíamos que no tenían experiencia de Gobierno, pero nunca pensamos que en su bautizo iban a sacar lo peor de sí mismos y llevar a cabo una desastrosa gestión de la pandemia.

Los mismos que se iban a la prensa libre de Melilla a rajar del nepotismo de la era Imbroda, tienen ahora mucho por lo que callar. Y yo me pregunto, ¿cómo lo ven los militantes que fueron apartados por la superioridad moral del lobby del profesorado?

Si algo nos ha demostrado el PSOE en sus 100 años de historia es que nadie como ellos sabe empuñar los cuchillos para arremeter contra los suyos. Hay muchos con la espada debajo de la cama, a la espera de que llegue el día después de la debacle electoral.

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