Política

“No puedo para nada concebir mi vida sin esta ciudad”

La entrevista tiene lugar en la sede del Partido Popular. Distintas circunstancias han hecho que se haya variado el lugar pactado en un principio: es imposible tener estas conversaciones en la sede de Presidencia y la sala de ruedas de prensa del PP es el lugar idóneo. En el estrado dos sillas, donde nos sentamos el presidente y este periodista. Detrás del presidente se encuentra la bandera de España, algo presente en su corazón, pero que la entiende no con patrioterismo sino con orgullo verdadero y razón de ser de todos los esfuerzos.

Son unas conversaciones que se han dividido en dos capítulos distintos. En el primero se ha intentado analizar en profundidad la personalidad de Juan José Imbroda como persona, así como repasar la importancia de sus dos grandes pasiones: Melilla y la familia. Como es lógico debíamos hablar de dos hermanos como Blas Jesús, decano del Colegio de Abogados de Melilla y un ciudadano del mundo, como reconoce el mismo presidente y, por otro, Javier, actual consejero de Educación y Cultura de la Junta de Andalucía. También repasamos su actividad pública y como aún militando en la Unión del Pueblo Melillense llegó a estar quince años alejado de la vida pública, haciendo cargo de la Presidencia del partido localista en los últimos años de la década de los noventa.

Una de sus principales alegrías es como después de diecinueve años como presidente de la Ciudad Autónoma aún cuenta con miles de personas que están detrás suya. De ahí, que el presidente Imbroda esté tan satisfecho. No olvidemos que esta entrevista tiene lugar 48 horas después de haber ganado el PP las elecciones generales del 28 de abril, donde nuevamente volvió a renovar también su escaño como senador del Reino. Y la verdad es que en esta ocasión no lo tenían nada fácil en una etapa de caída generalizada del PP a nivel nacional y con la aparición de un partido a la derecha como es el caso de Vox.

-¿Qué es Melilla para usted?

-Es todo, es mi patria chica, es mi familia, es mi gente, es mi historia, es mi presente, es mi futuro, es mi alegría, es mi problema, es todo. No puedo concebir mi vida sin Melilla.

-¿Esta ciudad le ha dado más alegrías que disgustos?

-Muchas más satisfacciones que disgustos. Pero no solamente Melilla, sino también sus gentes. El otro día le daba las gracias a tanta gente que después de 19 años me sigue dando su confianza. Eso es muy bonito, muy serio y muy comprometido para mí porque seguir con tanta gente detrás mía es muy grande, aunque también una responsabilidad que pienso llevar hasta sus últimas consecuencias.

-¿El melillense de cuando Juan José Imbroda vino al mundo es muy diferente al de esta época del siglo XXI?

-La población no es la misma. Ya tengo unos cuantos años y mi infancia transcurrió en los años 50 y era otra ciudad. Se produjo una diáspora importante en los años 60 y 70 por todo el territorio nacional. De ahí que Melilla tenga catorce o quince casas regionales repartidas por toda España. También se produjo la independencia de Marruecos, España se encontraba en una dictadura y por supuesto no tiene nada que ver el melillense de entonces al de hoy en dia en absoluto.

-En esa etapa todas las tardes las puertas de los cuarteles se abrían y llegaban al centro de la ciudad miles de soldados que estaban cumpliendo su servicio militar. ¿Se produjo una simbiosis entre esos soldados y la población militar y la población melillense?

-Me encuentro a mucha gente por ahí y me recuerdan que estuvieron haciendo el servicio militar en Melilla. Y lo recuerdan con agrado. Estábamos hablando de diez mil soldados, de manera que imaginémonos lo que significaba para la vida económica, cultura o deportiva de nuestra ciudad. Eran muchos y luego las familias de jefes, oficiales y suboficiales. Luego vinieron las sucesivas reducciones y al final con el servicio militar profesional se acabó. La importancia del estamento militar en aquella época era muy importante.

-¿Qué le llevó a afiliarse a la UCD?

-Seguramente mi carácter rebelde. Siempre me han preocupado mucho los problemas sociales. Pertenezco a la generación que vio como se llegaba a un acuerdo para la promulgación de la Constitución española y fue una etapa muy emocionante. La verdad es que era una generación que promulgaba el cambio y ese cambio llegó. Este período democrático para Melilla ha sido mucho mejor. Siempre se ha querido ligar a Melilla con el régimen anterior y la verdad es que no era así porque las grandes inversiones vinieron con la democracia.

-Hubo un momento en que se produjo un auge de los partidos regionalismos y localistas. ¿Supuso mucho la UPM para Melilla?

-Soy un hombre de UCD porque soy una persona de centro y siempre he sido así. Para mí Adolfo Suárez ha sido el político con más carisma de nuestro país en estos cuarenta años. Nos fuímos muchos a nuestras casas porque el pueblo español dijo que la UCD no debía seguir. Quisimos algunos encontrar un sitio y por ello se fundó la UPM. Ahí estuve como afiliado porque no fuí presidente hasta el final. Me marché a mi casa en el año 83 y estuve al menos quince años fuera de la política, pero integrado en la UPM. Los valores que sustentaron a la UCD y a la UPM para mí siguen representados en el Partido Popular. Por esta razón soy presidente del PP y llevo tanto tiempo aquí.

-¿Qué significa la familia para Juan José Imbroda?

-La familia lo es todo. Si no tienes una familia donde apoyarte en los momentos de alegría y de sufrimiento lo vas a pasar muy mal. Si vas por la vida sin una mano donde agarrarte lo pasarás mal. Así nos lo enseñaron siempre en mi familia y lo hemos sabido transmitir a nuestros hijos y nietos. La verdad es que resulta muy bonito. Nos alegramos todos cuando le ocurre algo bonito a cualquier miembro de la familia o sufrimos cuando alguno lo está pasando mal.

-¿Se alegró cuando a su hermano le han nombrado consejero de la Junta?

-La verdad es que sí. Me alegré por él porque la verdad es que vale, pero me disgusté es cuando se marchó a Ciudadanos. Le felicité cuando le nombraron consejero y es cierto que se trata de una responsabilidad muy bonita. Tiene muchas inquietudes sociales, está muy bien formado y la cabeza está perfectamente amueblada. Repito que me enfadé mucho cuando se marchó a Ciudadanos porque no hay diferencias políticas entre mi hermano y yo como usted comprenderá porque siempre hemos andado en el mismo espectro sociológico y político. Además de mi hermano es mi ahijado y le quiero mucho. De todas maneras, le digo que el calor y la unión de la familia está por encima de todo.

-¿Y la relación con Blas Jesús?

-Hablamos todos los días y nos vemos con frecuencia. Tiene una vida azarosa desde el punto de vista profesional porque se ha metido en mil líos. Se ha hecho ya ciudadano del mundo. Lo mismo está en Colombia que en Estados Unidos o en la Haya. Se ha hecho un personaje dentro del Derecho.

-¿Le queda mucho por cambiar a Melilla?

-Necesita su revolución económica. Debemos contar con un apoyo mayor por parte de la Unión Europa y fijarse mucho más en nosotros. Está bien que nos manden dinero para cosas, pero necesitamos unas comunicaciones muy baratas, no solamente para los melillenses, sino también para los foráneos. Pasa ese futuro por la ampliación del puerto de Melilla que se debería haber comenzado ya. Pasa porque haya más desarrollo universitario. Pasa porque esa frontera se arregle con medios. De manera que tengamos una economía que se pueda consolidar y pueda sostenerse. Luego, hay una segunda revolución que es la integración. Es un problema complejo y ahí debemos andar siempre con pies de plomo. Tenemos dos comunidades importantes y esto que hasta ahora está funcionando a nivel de pueblo y de calle debe seguir así. El problema son los elementos extraños que se quieren aprovechar de esta situación de colectivos para ahondar en no se qué reivindicaciones permanentes como les sucede a los vascos y los catalanes. Todos no remamos en la misma dirección y yo sí lo hago, teniendo ejemplos que lo avalan.

-¿Esas personas están poniendo en peligro a esta ciudad?

-Indudablemente. Crispan el ambiente y crispan la convivencia. Aquí no existe ni la xenofobia ni el racismo. Todos nacemos en el mismo hospital y nos morimos en el mismo hospital. Tanta reivindicación permanente de agravios históricos, de ese victimismo, dan lugar a ganas de revanchismo por parte de algunos. Como esas semillas caigan en mentes algo más débiles, en jóvenes sobre todo entonces podría ser preocupante.

-¿Melilla tiene futuro?

-Evidentemente que sí, pero ese futuro pasa porque los poderes de Madrid se lo crean. Yo me lo creo y lucho por ese futuro, pero también se lo deben de creer quienes manden en cada momento. Los que están en la lejanía son quienes deben creerse que tenemos un futuro y deben ayudarnos. Hemos perdido una gran oportunidad porque Pablo Casado no va a ser presidente d el Gobierno. Tenía muchas esperanzas, al igual que las tuve en los últimos momentos de Rajoy.

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