Los socorristas rescatan a bebés de padres despistados y echan de la playa a una especie de raya que asustaba y picaba a los bañistas.
Los niños, sobre todos los más pequeños, deben estar vigilados en todo momento. Si los padres se despistan unos minutos, puede pasar que el pequeño dé un traspié y al no saber nadar se quede boca abajo en el agua. Esta escena es la que han vivido hasta cinco veces los socorristas de la playa de San Lorenzo. Y es que esta zona de la costa parece que tiene algo de ‘gafe’, pues hace unas semanas una especie de raya, en concreto, una pastinaca, se dedicó a picar a los bañistas con su cola ocasionándoles un par de quemaduras.
La historia de niños a punto de ahogarse no es para hacer bromas. La coordinadora del servicio de salvamento y socorrismo de la playas de la ciudad, Inmaculada Morales, afirma que no se puede dejar a los niños de tres años solos sin vigilancia porque no saben nadar. Los vigilantes de San Lorenzo han tenido que salir corriendo en cinco ocasiones porque veían a niños boca abajo en la orilla. Asegura que en la mayoría de los casos pertencen a familias de inmigrantes que estaban distraídas y no se daban cuenta de que algo ocurría con sus niños. Por fortuna, todas estas actuaciones han quedado en anécdota y también ha servido de advertencia a los padres para que estén más pendientes de sus hijos.
Una raya que quema
Por otro lado, San Lorenzo registró hace unas semana una visita muy especial. Se trataba de una pastinaca, una especie de raya muy pequeña que atraía la atención de los bañistas. Sin embargo, este pez no era nada ‘simpático’ y a todo el que se le acercaba le clavaba su cola, dos pinchos con electricidad que dejaban dos puntos de quemadura en la piel. Durante cuatro días, esta zona fue la playa de la pastinaca, hasta que los servicios de socorrismo optaron por echar al pez para evitar que los bañistas sufrieran más heridas.
Más accidentes
Morales destaca que en la zona de Aguadú hay cuatro trampolines para saltar al mar. Los jóvenes son los que más utilizan esta zona de la costa para presumir con sus saltos, pero no basta con ser valiente. Hay que saltar con cabeza. La coordinadora de los servicios de socorrismo asegura que hace tres semanas un chico sufrió una perforación en un tímpano. Saltó al agua y casi de forma inmediata otro lo hizo detrás. El segundo joven golpeó al primero porque no esperó el tiempo suficiente para que saliera del agua.
Fue en julio cuando los socorristas dieron la alerta. Una mujer de unos 45 años se quejaba de dolor en el pecho. Respiraba con dificultad. La trasladaron al puesto de socorro a la espera de que llegara la ambulancia del 061. Allí recibió atención sanitaria. En pocos minutos, fue trasladada al Comarcal, donde estuvo ingresada varios días.
Cuando esta mujer recibió el alta médica, lo primero que hizo fue acercarse al puesto de socorro porque quería agradecer a los sanitarios el buen trato que recibió. De hecho, pretendía invitar a todo el equipo a una cena.
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