Medio centenar de niños melillenses participó ayer en los actos organizados por el Instituto de las Culturas para celebrar el Día de la Paz en la ciudad. Lo hicieron sacando partido a los versos de ‘La muralla’ del poeta cubano Nicolás Guillén, que musicalizó Quilapayún y popularizó en los setenta la cantante Ana Belén: “Tun tun, ¿quién es? Una rosa y un clavel, abre la muralla”.
Sobre las seis de la tarde ya estaban los monitores preparados y organizando dos ruedas con niños de todas las razas y culturas, cogidos de las manos y cerrando y abriendo ‘La muralla’.
La letra no les salía a la primera, pero no se trataba de cantar la canción tal cual es, sino de enseñar a los ‘peques’ que a la paz se le abre la muralla, que es algo así como abrir los brazos para cuidarla.
Uno de los mejores momentos de la tarde llegó cuando una de las monitoras preguntó a los pequeños qué es la paz. Costó que arrancaran, pero cuando lo hicieron demostraron que saben perfectamente de qué se está hablando cuando se habla de paz.
Para los niños de Melilla paz es sinónimo de amistad y significa no pelearse, llevarse bien y no hacer ni trampas ni tonterías.
Así definieron la palabra antes de aprender a hacer el saludo de la paz o sentarse en pequeños círculos para recortar palomas.
Utilizaron así el símbolo que habitualmente se le atribuye a Picasso, porque fue el artista malagueño el que mejor pintó la paloma bíblica con su ramita de olivo para el cartel del Congreso Mundial por la Paz que se celebró en 1949 tras la Segunda Guerra Mundial.
En la paloma los niños escribieron mensajes sobre lo que significa para ellos la paz. Una monitora aprovechó que estaban ayer receptivos, en medio de un ambiente distendido, para comentarles que querer la paz significa querer “una Melilla mucho más pacífica en la que sabes que nadie te va a hacer trampas”.
Para cerrar el acto las artistas locales Natalia Díaz Fernández de Monge y Estíbaliz González Santamaría, con guitarra y pandereta, respectivamente, interpretaron la canción responsable de que Ana Belén y su marido, Víctor Manuel, comenzaran a actuar juntos a partir de 1976.
Fue así como los niños melillenses celebraron el día internacional de la paz, fijado en 1981 por la ONU, mientras la asociación melillense Movimiento por la Paz aprovechó para hacer un llamamiento a la comunidad internacional “para redoblar los esfuerzos en la tarea de construir la paz en contextos de crisis crónicas y conflictos de larga duración”.
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