“Nadie puede negar que la Regata deja riqueza en la ciudad”

El consejero de Deporte y máximo responsable de su organización, Francisco Robles, se reafirma en que la última edición ha sido un “rotundo éxito”.

Francisco Robles ofreció ayer un primer balance de la XIV Semana Náutica en el que apenas le puso ‘peros’ y en el que destacó, sobre todo, la “gran participación” que ha logrado tanto en el número de barcos inscritos en la Regata central del evento, así como en el número de ciudadanos que han disfrutado de las distintas actividades dirigidas al conjunto de la población melillense.
Con un análisis basado en tres vertientes, la deportiva, la económica y la social, el consejero señaló que la última edición, aún siendo mejorable, “ha exigido al equipo” bajo su dirección “trabajar al límite”, porque resulta imposible “estirar más el programa de actividades” con el personal que atiende los distintos eventos lúdicos y deportivos de la misma Semana Náutica. “Podremos variarlos, sustituir unos por otros, pero no ampliarlos, porque ya no dábamos más abasto”.
Con esa conclusión, Robles estableció una correspondencia entre el dinamismo “imparable” del equipo y un conjunto de resultados, en cifras, que marcó en 53 embarcaciones en el campo de regatas, más de 2.000 beneficiarios de los paseos gratuitos en el Barco Golondrina, más de 600 niños y niñas en las actividades de iniciación a la Vela Indoor, en torno a las 4.000 solicitudes de información en el Punto de Atención creado al efecto en el Puerto Deportivo mediante la colaboración con la Viceconsejería de Turismo, y más de 250 participantes en las Visitas Guiadas y turísticas, abiertas a regatistas y melillenses y que complementaban igualmente el programa de actividades.
Todo lo anterior, sin olvidar el “éxito” a su juicio de unas Jornadas Gastronómicas, introducidas este año con carácter novedoso para buscar la participación “de quienes hasta ahora acudían en menor medida a la Semana Náutica” y que, durante cinco días, permitieron ofrecer degustaciones de macro platos variados de la cocina española a unos 600 comensales por jornada.

Rentabilidad

Para Robles, lo anterior es una prueba del “éxito” de un evento que costará a las arcas públicas unos 200.000 euros y que logra, gracias a las aportaciones en servicios de distintos patrocinadores y colaboradores, otros 200.000 euros hasta duplicar su gasto total sin incrementar por ello el coste a cargo del presupuesto público. “Remarco esto –dijo el consejero y principal responsable de su organización- porque no sé si por mala fe o porque no se informan bien o no quieren enterarse, hay quien en la oposición dice que la Semana Náutica cuesta 600.000 euros o hasta un millón de euros, cuando existe un documento público, que pueden cotejar, y que establece una Reserva de Crédito público de 400.000 euros, pero no para la Semana Náutica, sino para todo el proyecto de Melilla Náutica en el que se incluyen muchas otras actividades”. Entre otras, varias regatas más a lo largo del año y diversas iniciativas, explicó, tendentes a popularizar y extender el deporte de la vela.
Para el consejero, la rentabilidad del evento es innegable. “Todo lo que se invierte en la Semana Náutica revierte en la ciudad. Los hoteles cuelgan el cartel de completo y es difícil encontrar mesa durante su celebración en los restaurantes de cierto nivel”, amén de otras repercusiones en el comercio que ya se medirán de manera más precisas mediante estudios ulteriores.
Vertiente deportiva

No obstante, Robles no pasó inadvertido que la Regata también propicia “no sólo un acercamiento mayor a Melilla desde muy distintos rincones de España”, sino también una promoción de una cantera de regatistas jóvenes que cada vez adquieren mayor pericia gracias a la Escuela Náutica que potencia su Consejería, mediante acuerdo con la Federación Melillense de Vela y el Club Marítimo de Melilla. “Estos jóvenes, que han quedado en muy buen lugar en la categoría más competitiva, dan cuenta de la calidad con que estamos formando a estos deportistas melillenses”.
Un “éxito deportivo”, por tanto, que además se plasma, señaló, en que nuestra Regata “no ha perdido participación a pesar de la crisis, tal cual se comprueba si se compara con el curso que han seguido otras Regatas de las que se organizan en nuestro país”. “La nuestra es la segunda en importancia de su categoría” y, tras catorce años, no es un dato a desechar, subrayó el consejero.

Proyección de Melilla

Pero, además, para Robles no es posible pasar por alto que la Regata también conlleva una proyección de Melilla que, si se cuantificará en su coste, implicaría una inversión aproximada a los dos millones de euros que, sin embargo, se logra gratuitamente gracias al evento.
Salvo el programa de ocho minutos que a modo de publireportajes se contrata en Televisión Española y cuya emisión está prevista para octubre, la Regata ha logrado cobertura en Canal Plus, también en su emisión de Alta Definición, así como en numeroso medios digitales y en otros más convencionales como el ‘As’, sin menospreciar la cobertura en diarios regionales vinculados a los lugares de donde proceden las distintas flotillas participantes, “prácticamente todos los puertos de Andalucía y algunos otros del Levante e incluso de Galicia, que para el año que viene se ha comprometido en este último caso a participar con cinco barcos”.

Autocrítica

Y en el espacio para la autocrítica, la admisión de que la supresión de la gala de clausura en el Vº Pino efectivamente ha restado brillantez a una entrega de trofeos que acababa por convertirse en el acontecimiento social del verano melillense y que permitía estrechar más los lazos con los regatistas participantes, en torno a los 300, “sin contar con los familiares y acompañantes con los que suelen desplazarse” y que permiten aumentar la cifra de los que vienen a Melilla con motivo del mismo evento hasta cerca del medio millar.
“La Regata no olvida tampoco a los discapacitados y este año hasta ha ganado una embarcación de vela adaptada en una de las categorías”.
En suma, Robles no repitió ayer una de las frases más sonadas que suele pronunciar cada vez que habla del evento pero, como pudo deducirse, su convencimiento no ha mermado un ápice en que “si la Semana Náutica no existiese, habría que inventarla”.

El lunch de clausura, asignatura pendiente

Este año ha sido el único en el que la Semana Náutica no ha terminado con un lunch de clausura que, en realidad, se convertía en su cita más sonada y concurrida. Robles lo lamentó aunque lo justificó en atención al menor gasto que exigía la época de crisis económica en que vivimos y la vocación añadida de dotar al programa de actividades de convocatorias que repercutieran en mayor medida en el conjunto de la población melillense, caso de las Jornadas Gastronómicas destinadas principalmente a colectivos sociales, entidades vecinales y asociaciones varias de la ciudad; o la iniciación a la vela para niños de 8 a 13 años que nunca han tenido contacto con el deporte náutico.
No obstante, reconoce que de cara a ediciones venideras hay que replantear qué hacer con la clausura, para recuperar la calidez que brindaba su organización en el Vº Pino sin que ello suponga añadir un gasto más al presupuesto público, ni tampoco un recorte en esta mayor tendencia del evento hacia actividades más participativas o populares.
Una asignatura por resolver que exige una puesta en común y un análisis de ideas varias porque, como reconoce el consejero, la gala de clausura -un clásico finalmente del verano melillense- suponía un rosario de compromisos con tantos melillenses como deseaban asistir que, finalmente, reunía a más de mil invitados.