La nueva directora general del Ingesa, Isabel Muñoz, tomó posesión de su cargo el pasado mes de abril y en junio visitó Melilla para conocer de primera mano la situación de la sanidad pública en esta ciudad, así como reunirse con los actores implicados en ella. La pasada semana viajó también a Ceuta, donde aseguró que los médicos de las dos ciudades autónomas son los mejores pagados de España, una afirmación que, según el Colegio Médico ceutí, tiene trampa: lo que no dijo es que si se quita el plus de residencia que cobran todos los trabajadores y la bonificación del IRPF, el sueldo está por debajo de la media nacional.
Y otra de las cosas que han matizado los médicos, esta vez a través del colegio melillense, es que las horas de guardia se les pagan muy por debajo del resto de los territorios españoles, lo cual redunda en que los facultativos no encuentran alicientes para venir a trabajar a esta ciudad y, en consecuencia, se da la circunstancia de que Melilla es el territorio que menor número de médicos tiene por habitante con un 2,6 por cada mil ciudadanos.
Por mucho que Isabel Muñoz se empeñe, la sanidad pública sigue siendo un desastre y la ausencia de especialistas, por ejemplo, hace que se deba esperar más de seis meses para que den cita con el otorrino. Eso, diga lo que diga la directora general del Ingesa, es una anomalía que no se puede permitir. A veces se les olvida que los melillenses no van gratis al médico, que cada uno de los que trabajan pagan religiosamente sus cotizaciones y, sin embargo, no reciben la prestación que deberían tener como clientes que son del servicio.
Muñoz llegó con mucho ímpetu y anunciando toda clase de mejoras que, cuatro meses después, ni siquiera asoman. Nada ha cambiado si no es para peor por esto de las vacaciones veraniegas. El Ingesa no ha anunciado la contratación de un solo especialista nuevo como tampoco ha mejorado la atención primaria.
Hoy, la senadora del Partido Popular por Melilla, Isabel Moreno, interpelará a la ministra de Sanidad, Mónica García, acerca de cuáles son las medidas que se implementen en las dos ciudades como consecuencia del Real Decreto que las designa como de "especial dificultad" para el ejercicio médico. No hay muchas esperanzas de que García anuncie algo nuevo o ponga fecha para que esos incentivos se hagan realidad.
Seguramente, la titular del área se limite de nuevo a decir que la sanidad pública de ceutíes y melillenses es magnífica y que, a pesar de eso, en Melilla se van a contratar 252 profesionales que aumentará en un 30% la plantilla actual. Hará referencia a cómo va a ir de bien todo con la apertura del nuevo hospital y, por supuesto, le echará en cara a los populares que paralizaran su construcción.
Casi se podría saber cuál va a ser el argumentario antes de la comparecencia de García. La realidad, sin embargo, se impone a la ministra y es que se van a cumplir ya dos años desde la designación de zona de difícil desempeño sin que se haya aplicado ni un solo aliciente para que los especialistas quieran venir a la ciudad. Cualquier otra cosa no será más que la palabrería propia de quienes nos gobiernan en la sanidad pública.
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