En cambio, sí insistió en su plan para el Sáhara y en su proyecto de regionalización del país, con el exembajador de Marruecos en España a la cabeza del cometido. Mohamed VI obvió cualquier referencia a Melilla y a los recientes conflictos en nuestra frontera durante su discurso del pasado viernes con motivo de la fiesta de la Revolución del Rey y el Pueblo, recordatoria del exilio en Madagascar por parte de la autoridad colonial francesa en 1953 de Mohamed V, abuelo del actual soberano.
Mohamed VI se mostró así ajeno a toda la tormenta informativa que ha centrado la atención internacional sobre nuestra ciudad y que, a costa de los incidentes en nuestra frontera, promoverá en fechas próximas la visita del ministro de Exteriores a Marruecos, así como la inmediata del ministro Rubalcaba, y otra aún sin fecha del Rey Juan Carlos I, quien incluso llegó a llamar al monarca alauí con ocasión de los mismos incidentes.
El Rey de Marruecos lo que sí hizo en su discurso fue insistir en su plan de autonomía para el Sahara Occidental. Retransmitido para toda la nación a través de la radio y la televisión pública tras presidir la oración en la mezquita de un barrio popular de Rabat, el monarca destacó en su intervención el «creciente apoyo internacional a esa audaz iniciativa, reconocida por la ONU como seria y creíble». Las palabras del rey coinciden sin embargo con momento en el que los contactos y negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario se encuentran en vía muerta.
«Nuestros adversarios persisten en vano con sus maniobras para impedir y sabotear la esperanzadora dinámica puesta en marcha para resolver de manera definitiva, tanto a nivel regional como internacional, este conflicto artificial», señaló en una alocución en compañía de su hermano, el príncipe Mulay Rachid. Al adversario no lo citó directamente, pero se refería al independentista Frente Polisario, presente en varios momentos del discurso. «La obstinación de los enemigos de nuestra integridad territorial», que es como se refieren los marroquíes a su reivindicación de la ex colonia española, «refuerza nuestra determinación para continuar por la senda de la democracia y el desarrollo», añadió el rey de Marruecos.
Mohamed VI aprovechó también su discurso para impulsar su proyecto de regionalización del país, tarea que encomendó a una comisión presidida por el que hasta hace pocos meses ha sido embajador en Madrid, Omar Azziman, y cuyos resultados deben presentarse dentro de cuatro meses. Ese modelo de regionalización debe ser «original» y respetuoso con las «especificidades» del reino.
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