La Ley 18/1987 estableció el día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre, con la finalidad de recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de sus ciudadanos.
Su acto central es un desfile militar donde, según el video conmemorativo del acto elaborado por el ministerio de Defensa, se demuestra que “somos un gran equipo que apuesta por lo colectivo, preparado para afrontar cualquier reto. Somos solidarios, generosos y comprometidos.”
Sin embargo, lo que hoy no se va a decir por parte del Ministerio de Defensa ni del Gobierno de España es que la inmensa mayoría de esos militares que desfilan y ponen su vida al servicio de la nación y de sus ciudadanos en los más diferentes escenarios, son unos servidores públicos continuamente relegados, cuando no olvidados, por sus dirigentes. Sólo son mostrados como elemento propagandístico; pero a la hora de hacer caso a sus reivindicaciones retributivas y profesionales son apartados a un lado.
Ni el Ministerio de Defensa ni el Gobierno son leales con sus militares y su futuro, limitándose a buenas palabras, medallas conmemorativas y pequeñas dádivas en forma de “bufandas”, no consolidables en el sueldo y que excluyen a una parte de ellos.
En un año que los presupuestos de Defensa han subido extraordinariamente, debido a la situación internacional, es incluso inmoral ver como todo ese dinero se dirige a la adquisición y mantenimiento de armamento y sistemas, mientras los militares siguen siendo los servidores públicos peor retribuidos, con soldados con salarios netos que superan por poco el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que no cobran los excesos de horas trabajados o que, cuando llegan obligatoriamente a la situación de reserva (58-61 años), ven como sus nominas se desploman.
Llegará un momento en que volveremos a encontrarnos como la tropa y marinería abandona las Fuerzas Armadas o solicitan excedencias, porque la vida laboral civil es más ventajosa económicamente. Los militares y sus familias, aunque pueda haber dirigentes que lo crean, no comen y viven de la satisfacción del deber cumplido.
Hoy, 12 de octubre, los militares desfilarán con orgullo, dejando claro su compromiso con la sociedad en que viven y por cuya defensa, si fuera necesario, entregarán su vida; pero este compromiso debe ser también asumido por parte del gobierno, dignificando sus retribuciones, creando una Ley Única de la Carrera Militar que de una solución a las altísimas tasas de temporalidad de la Escala de Tropa y Marinería o, entre otras muchas, modificando el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.
La modificación del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas (COPERFAS) puede no ser percibida como un problema esencial, pero esta asociación considera que nada más lejos de la realidad, ya que es el único órgano de relación entre el Ministerio de Defensa y los militares. Si este órgano es empleado simplemente como una cortina de humo para dar la impresión de que existe una interlocución y un dialogo, pero sin hacer caso a los principales asuntos presentados por las asociaciones profesionales militares, es necesario dar una respuesta, como hizo ATME al no axistir desde el año 2021 a sus plenos.
ATME desea a todos los españoles un feliz día de la Fiesta Nacional y, a los militares, especialmente a la tropa y marinería, volverles a decir que continuaremos luchando por su futuro y el de sus familias.