Los educadores de la calle reciben amenazas e insultos de forma diaria, según aseguró ayer el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, en declaraciones a El Faro. “Esto pasa en momentos en los que los menores están mal, bajo los efectos de sustancias, en un estado muy lamentable por culpa del consumo”, puntualizó. Según expuso, se han producido dos o tres de agresiones físicas, pero los profesionales entienden que “no se les puede tener en cuenta” y persisten en su intento de ayudar a los niños y adolescentes que malviven en situación de calle.
Para el consejero, la labor que realizan los educadores y auxiliares es “encomiable”. En este aspecto, resaltó que buscan fórmulas para contactar con los niños que, en determinados momentos, se muestran violentos por culpa del consumo de inhalantes. “Al día siguiente de recibir un insulto de algún niño que está mal, ellos intentan localizarlo por la mañana, antes de que vuelva a consumir, para llegar a él mientras esté despejado, y lo hacen con toda la profesionalidad del mundo porque están preocupados por estos chicos”, valoró Ventura.
Según afirmó, la labor que desempeñan tiene “excelentes resultados”, pese a que estos puedan no ser percibidos por la población. “Ellos conocen a los menores, detectan cuando llegan niños nuevos, les hacen un seguimiento continuo a todos, los evalúan, conocen sus intereses y ponen todo su empeño para que no vivan en la calle”, defendió el consejero.
Uno de los puntos que destacó es que los educadores tratan de acercarse rápidamente a aquellos niños que llegan nuevos a Melilla para tratar de convencerlos de que acudan al centro a dormir, “antes de que otros menores o jóvenes les manipulen” y opten por quedarse en la calle.
El consejero apuntó que actualmente hay entre 15 y 20 menores que durmen en la calle, aunque esta cifra varía continuamente, ya que muchos chicos consiguen colarse en barcos como polizones y también llegan otros nuevos que logran cruzar solos la frontera.
Dentro de este grupo en situación de calle, Ventura indicó que hay unos cuatro o cinco niños con edades muy tempranas. “Se les ve por la calle y da mucha pena comprobar que, siendo tan pequeños, llevan un estilo de vida tan pelirgoso”, lamentó. Lo que más preocupa al consejero de estos críos es que otros chicos más mayores se aprovechen de ellos, sobre todo “con fines delictivos”.
Según apuntó Ventura, en la calle hay actualmente entre 40 y 50 jóvenes, de los que el 70% son mayores de edad, que tienen entre los 18 y los 20 años. Afirmó que muchos de estos dicen ser menores para dormir en el centro, pero se van del mismo a primera hora de la mañana para evitar que se les haga la prueba de determinación de la edad. “Se conocen la picaresca”, concluyó el consejero.
Todo está preparado para trasladar próximamente a uno de los niños que malviven en situación de calle a un centro de la península en el que se atiende a menores con trastornos de conducta. Se trata de un crío que, según estima el equipo técnico de la Consejería de Bienestar Social, debe tener entre ocho y diez años. “Es un niño muy pequeño al que se ha visto en varias ocasiones en un estado físico y psicológico bastante deplorable”, relató el consejero Daniel Ventura.
Según expuso, este menor tiene graves problemas de adicción y suele cometer delitos. “Su vida peligra demasiado”, valoró el consejero. Explicó también que no es tan sencillo sacar a los niños de estas características de la calle, puesto que para internarlos en un centro para menores con trastorno de conducta hace falta primero una autorización judicial y un diagnóstico psicológico y psiquiátrico.
El responsable del área de Bienestar Social comentó que este no es el único menor que sufre esta clase de problemas, sin embargo, lamentó que “no hay recursos suficientes” para derivarlos a todos a centros especializados de la península. En este sentido, dijo que los técnicos de la Consejería tienen que priorizar entre los menores en función de la edad y del riesgo que corra su vida si no se le aparta rápidamente de la calle.
La Consejería de Bienestar Social está a la espera de recibir una respuesta por parte de la Fiscalía de Menores para saber si se podrán instalar “controles exhaustivos” en la entrada de acceso al centro de La Purísima. Así lo confirmó ayer el responsable de esta área, Daniel Ventura, en declaraciones a El Faro. Explicó que sería una manera de garantizar “una mayor seguridad” en las instalaciones, ya que hay cerca de 600 niños y adolescentes acogidos en este centro. De esta manera se pretende evitar que los menores introduzcan sustancias estupefacientes en el interior, u objetos que puedan resultar peligrosos, como armas blancas.
Esta no es la única medida que quiere adoptar la Consejería de Bienestar Social, ya que también ha solicitado a la Guardia Civil que tenga presencia en los alrededores de La Purísima. De este modo se pretende evitar que haya lanzamientos de paquetes desde el exterior, y también velar por los menores que transcurren por esta zona. “Si se cuelan cosas en la cárcel, en el centro, que tiene los muros de menos altura, resulta incluso más fácil”, sostuvo Ventura.
Aclaró que su intención no es dar una imagen negativa de los menores ni que se les criminalice, sino tomar medidas para minimizar los riesgos.
A su vez, el consejero indicó que todavía no hay menores durmiendo en las cuatro tiendas modulares de campaña que se instalaron a mediados de este mes en el aparcamiento de La Purísima. Según dijo, está a la espera de que se pueda reforzar la presencia de vigilantes para garantizar la seguridad de los menores y profesionales.
A estas tiendas pasarán a dormir un centenar de menores extranjeros, según anunció en su momento Ventura. Esta es una medida con la que el área de Bienestar Social pretende “descongestionar” de algún modo el módulo de primera acogida, donde actualmente hay acogidos unos 340 menores aproximadamente.
Las tiendas fueron instaladas en la zona del aparcamiento, situado entre el fuerte y los cuatro módulos externos del centro.
Según señaló esta semana el consejero, ha habido 56 nuevos ingresos en los últimos días en Purísima, de los que 21 son nuevos y dos presentaron el CNI. Apuntó que actualmente hay 571 niños en este centro; otros 116 en el Centro Asistencial; 32 niñas en la Divina Infantita; otras trece en un centro de Palencia; 42 menores tutelados en Reforma; y otros diez en centros de trastorno de conducta.
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