Remedios Fernández vive en Melilla desde hace muchos años y está empadronada en la ciudad. Fue maestra, se jubiló aquí y ha trabajado como voluntaria en centros de acogida de Jesuitas. Tiene 79 años, sufre de fibromialgia y denuncia que su hijo mayor está “atrapado” en Marruecos sin poder viajar a Melilla para cuidarla debido a trámites administrativos.
Ella explica que previo a la pandemia, su familia tenía alquilada una casa como una segunda residencia en Beni Enzar, localidad del país vecino a la que su hijo pasaba, con su DNI, a hacer la compra o, en ocasiones, se quedaban allí los fines de semana.
Con la pandemia y el cierre de la frontera en marzo de 2020, uno de sus dos hijos, el menor, viajó a Melilla y el mayor se quedó en la casa en Beni Enzar sin imaginar que el cierre fronterizo se extendería durante tanto tiempo.
Fernández reitera que su hijo cruzaba la frontera con el carnet de identidad, por lo que no utilizaba el pasaporte. “Ahora, en el momento en que se dijo de poder salir a través de Málaga o a través de Tánger, él no podía porque el pasaporte lo tenía caducado”.
Ante esta situación su hijo acude a la Policía marroquí y el comisario “le pone en el pasaporte que ya estaba caducado, como un salvoconducto para poder salir de Marruecos”.
Con este documento sacan un billete desde Nador a Málaga y otro desde Málaga a Melilla para estar con su familia y “renovar el pasaporte aquí porque tenía la cita con la Policía y arreglar las cosas”.
El comisario en Marruecos le explica al hijo de Fernández que también necesita una autorización del Consulado de España en Nador para salir del país.
“Se va mi hijo al consulado y le dicen que esa autorización no se la pueden dar, que tenía que pedirla con tiempo, unas historias que no me puedo explicar porque tenía el billete sacado, la cita con la Policía y con el comisario marroquí que le había puesto un salvoconducto diciendo lo que había pasado”, cuenta Fernández a El Faro.
En el Consulado de España en Nador no le emitieron la autorización, por lo que el hijo de Remedios Fernández perdió el billete. Su madre se queja además de que “él cumple 55 años en marzo y tiene opciones a un ayuda para mayores de 55 pero tiene que tener los seis meses anteriores cotizados a la Seguridad Social, o sea, que no puede porque no puede salir de allí”.
Esta situación, afirma Fernández, les ha ocasionado “un montón de cosas que no te puedes hacer una idea” sobre todo porque debido a su fibromialgia, en ocasiones, ella tiene que permanecer en cama.
A eso hay que sumarle que el hijo menor de Remedios Fernández está en la península trabajando, por lo que ella está sola en la ciudad.
“Yo le dije que fuera al consulado y dijera que era por razones humanitarias, porque él tiene que cuidar de mí y yo ya no puedo estar como antes, salir a la calle, hacer la compra y todas las cosas”, dijo.
“Mi hijo, que es español, queda atrapado en Marruecos sin poder salir porque el consulado no se lo ha facilitado”, critica Fernández.
En busca de una solución a la situación, al tener el contrato de alquiler de la casa de Beni Enzar a su nombre, le han puesto “como transeúnte y con el papel que le den va al Consulado” para que lo inscriban allí y posteriormente comenzar con los trámites para el pasaporte en Beni Enzar.
Este último trámite le dicen demora un mes, pero hay que sumar el tiempo que tarden en darle el documento de Beni Enzar, “se llega la hora y yo estoy sola en Melilla”.
Fernández señala que es “una situación muy difícil”. Además, está asumiendo con su pensión los gastos de la vivienda y la manutención de su hijo porque “él no tiene allí nada”.
En el estado en que se encuentra Fernández, por su fibromialgia, y al estar sola en Melilla dice que se siente mal y ha buscado ayuda médica porque no encontraba bien.
"Yo tengo ya una edad y es una situación muy difícil. Es verdad que yo tengo amigas aquí, pero si estoy en la cama dos o tres días, ellas vienen a verte, pero si mi hijo estuviera aquí no habría ningún problema”.
Fernández pide que el Consulado de España en Nador le den un pasaporte o le emitan una autorización o salvoconducto a su hijo para poder viajar y llegar a Melilla.
Remedios siente que su hijo está atrapado en Marruecos. “A mí me están destrozando la vida. Yo tengo ya 79 años y ya no estoy para estar en eso. Es una situación muy difícil”.
Y reitera que su hijo "es un español atrapado en Marruecos por falta de la gestión de un consulado”.
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