Melilla lleva un año soportando más calor y menos precipitaciones de lo normal. Si comenzamos con las temperaturas de atrás adelante, el mes de agosto fue el quinto más cálido de la serie histórica, que comienza en 1970, esto es, hace 53 años. El verano climatológico, que va desde el 1 de junio al 31 de agosto, fue el cuarto más cálido y, si lo que tomamos como referencia es el año agrícola –desde el 1 de septiembre hasta el 31 de agosto-, es el más cálido del que hay referencias.
Para el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Málaga, Juan de Dios del Pino, se trata de un dato “bastante importante”, y lo argumenta recordando que se trata de un período lo suficientemente “amplio”. Y lo explica así: “Puede salir un agosto muy caluroso, o incluso un verano, pero que te salga todo el año agrícola –doce meses con sus 365 días- el más cálido de la serie es un hito”.
En cuanto a las precipitaciones, el año agrícola queda en séptimo lugar, lo que tiene como consecuencia que haya sido “un año extremadamente cálido y seco”, apunta Del Pino. De hecho, resalta que van ya ocho años agrícolas en Melilla (desde 2015-2016) con las precipitaciones por debajo de la media. “Ocho años por debajo de la media se nota en el balance”, prosigue el experto, quien, además, recuerda que la mayor parte de esas lluvias cayeron en dos momentos puntuales. El primero de ellos, apunta, coincidiendo con el puente de la Inmaculada y “con un mes de diciembre lluvioso debido a una gran borrasca que se centró en el Atlántico y luego trajo aire cálido y húmedo, subtropical incluso, del Caribe”. El segundo, entre mayo y junio, estuvo ocasionado por las llamadas danas (depresiones aisladas en niveles altos), que, frente a las borrascas, que, según Del Pino, “en principio traen precipitaciones buenas porque caen débiles y persistentes”, estos fenómenos llevan asociadas lluvias de carácter más intenso.
En cuanto al pronóstico para los próximos meses, el delegado territorial de la Aemet en Málaga prevé un otoño –recordemos que el climatológico empieza el 1 de septiembre y concluye el 30 de noviembre- con temperaturas normales -30 por ciento de posibilidades- o más altas de lo normal –un 60 por ciento de opciones-. Por lo tanto, en un 90 por ciento de seguridad, será “normal o más cálido de lo normal” y sólo hay un 10 por ciento de probabilidad de que sea más fresco.
Por lo que se refiere a las precipitaciones, existe un 50 por ciento de probabilidad de que el otoño sea más lluvioso de lo normal, en contraste con lo que sucedió el año pasado, cuando, recuerda Del Pino, “el otoño fue bastante seco”. Como también hay un 30 por ciento de posibilidades de que llueva lo que es habitual, lo previsible sería –en un 80 por ciento- que este otoño sea también normal o más húmedo de lo acostumbrado.
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