Melilla es una de las tres ciudades que tienen peor temperatura en el interior de las casas, según las cifras oficiales de pobreza energética del Ministerio de Transición Ecológica.
Las regiones de España con un mayor porcentaje de su población con temperatura inadecuada en sus hogares (todas por encima del 15%) son la ciudad autónoma de Ceuta (con un 33,3%), la Región de Murcia (21,4%), la ciudad autónoma de Melilla (18,8%), Andalucía (18%), Extremadura (17,6%), Canarias (16,7%), Cataluña (15,9%) y Comunitat Valenciana (15,5%).
Así se desprende a la actualización de indicadores de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024 —del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco)—, que concreta a su vez que las regiones menos afectadas por una temperatura inadecuada en sus hogares (todas por debajo del 10%) son la Comunidad Foral de Navarra (5,5%), País Vasco (7,2%), Aragón (8,5%), Castilla y León (8,7%) y La Rioja (9%).
Entre ambos extremos (por encima del 10% y por debajo del 15%) se encuentran Comunidad de Madrid (11,2%), Cantabria (11,5%), Principado de Asturias (11,6%), Galicia (13,1%) Castilla-La Mancha (13,6%) e Illes Balears (14,3%).
A nivel nacional, el porcentaje de población que sufre una temperatura inadecuada en sus viviendas subió de forma abrupta, de un 10,9% en 2020 a un 14,3% en 2021, cuando las tarifas eléctricas se dispararon de manera descontrolada en España y en toda la Unión Europea por culpa del encarecimiento del gas. Estos datos de 2021, los últimos publicados por Miteco, no tienen en cuenta la subida del 80% que sufrió el precio de la electricidad en 2022.
“Todas las regiones con un mayor porcentaje de viviendas que sufren temperaturas inadecuadas, por encima del 15%, tienen en común que hace calor”, explica Paula Rivas, directora técnica de Green Building Council España (GBCe), coincidiendo con el Día Mundial de la Energía y el Día Europeo de Lucha contra la Pobreza Energética, que se celebran esta semana.
Según Rivas, este denominador común de las altas temperaturas hace que las casas no estén preparadas contra el frío pero, al mismo tiempo, permite que con cambios menores se pueda solucionar el problema: “La clave contra la pobreza energética pasa por la eficiencia de los hogares, con edificios bien aislados contra el frio y el calor y con sistemas de climatización eficientes”, matiza la directora técnica de GBCe.
Pasar frío para pagar facturas
La pobreza energética se define, según el Miteco, como “la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía”.
Existen cuatro indicadores primarios que nos permiten ver la evolución de la pobreza energética en los hogares españoles desde 2018 hasta 2021: el gasto desproporcionado de energía —gente que está gastando más de lo que debería—, que ha bajado del 16,9% al 16,4%; la pobreza energética escondida —ciudadanos que gastan visiblemente muy poca energía—, que desciende del 11% al 9,3%; la temperatura inadecuada en la vivienda en invierno, que ha subido del 9,1% al 14,3%, y el retraso en el pago de las facturas de suministros de la vivienda, que ha crecido del 7,2% al 9,5%.
“Los indicadores, lo que nos dicen, es que los sectores más vulnerables están pagando las facturas a costa de no poner la calefacción y de pasar frío”, afirma Rivas. De este modo, en términos de temperatura inadecuada en los hogares en el periodo entre 2020 y 2021, ha subido del 9,7% al 18,3% entre la gente sola mayor de 65 años; se ha incrementado del 8,4% al 13% entre los núcleos de dos adultos sin hijos / niños dependientes económicamente con al menos uno de ellos con 65 años o más y se ha disparado, desde el 16,4% hasta el 25,1%, en un adulto con hijos / niños dependientes económicamente. Por régimen de tenencia, el grupo que se lleva la palma a la hora de sufrir temperaturas inadecuadas en sus viviendas son aquellos con alquiler reducido, que han pasado del 17,7% en 2020 al 32,4% en 2021.
En este contexto, y tal y como recoge la hoja de ruta del proyecto Building Life para la descarbonización de la edificación, una rehabilitación en profundidad que garantice el buen estado de los edificios se presenta como la solución más efectiva y estructural a largo plazo contra la pobreza energética, que afecta a un 25% de los 17,5 millones de hogares en España en la actualidad —tal y como se desprende de la Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (ERESEE)—.
En la actualidad, el acceso a la financiación para estas rehabilitaciones se ve facilitada por los fondos europeos. Sin embargo, aún faltan campañas de información y comunicación, además de medidas específicas de acompañamiento que faciliten este proceso a los ciudadanos más vulnerables y que les muestre en toda su dimensión la importancia de la rehabilitación: “Disponer de un hogar habitable, con las mejores condiciones climáticas y con el menor consumo energético posible, es un derecho de todas las personas”, afirma Dolores Huerta, directora general de GBCe.