“Pocos parques de España pueden compararse a este”. Con estas palabras definió el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, la remozada Granja Escuela Gloria Fuertes, cuya segunda fase fue inaugurada ayer. La zona verde nace con una fuerte vocación de conjugar lo educativo con el ocio. Aunque no abrirá sus puertas al público hasta finales de la semana que viene, la plana mayor del Gobierno autonómico visitó ayer al mediodía sus instalaciones, que ya se encuentran totalmente preparadas para recibir a los melillenses.
Como recordó el presidente Imbroda, el camino recorrido hasta poder inaugurar esta nueva fase ha sido largo, pues se ha trabajado desde la apertura de las primeras instalaciones, en el año 1999, para que este proyecto viera finalmente la luz. “El resultado es espectacular”, afirmó la máxima autoridad local después de dar un paseo por los terrenos del parque.
Lo que más celebró fue que, además de servir para el disfrute general de todos los melillenses, se hace especial hincapié en la atención a colectivos desfavorecidos, como los discapacitados, que podrán participar en talleres de equinoterapita. Al margen de estos grupos sociales, también habrá visitas de centros educativos y actividades con personas de la tercera edad.
En definitiva, una zona verde que aúna lo lúdico con lo educativo y que puede ser visitado por melillenses de todas las edades. “Es un proyecto del que me siento altamente orgulloso”, añadió Imbroda, quien felicitó a las consejerías de Medio Ambiente y Bienestar Social por el trabajo realizado.
Para el Ejecutivo de la Ciudad Autónoma, estamos hablando de “un centro pionero” en España, que además puede servir como escaparate de la convivencia multicultural de la que hace gala Melilla para el resto del territorio nacional desde hace años. Lo más importante, es que esta zona verde servirá como punto de encuentro para personas de distinta confesión religiosa, cultura o sexo.
Con las nuevas instalaciones, que ocupan unos 17.000 metros cuadrados, se podrán desarrollar todos los programas que ya funcionaban en la primera fase de la Granja Escuela y añadir algunos más, como es el caso de los destinados a los melillenses de edad más avanzada.
Por otro lado, habrá talleres básicos de formación en jardinería, agricultura, ganadería y viverismo, de los que a su vez se pondrán en marcha otros paralelos sobre sensibilización y formación medioambiental, pirograbado, teatro, dibujo y pintura.
Entre mapaches y avestruces
En lo que se refiere a especies animales y vegetales, la variedad será la nota predominante. Sólo en lo que a fauna se refiere hay tanto especies de granja como otras más exóticas. En este último grupo, destacan los mapaches, los cerdos vietnamitas, iguanas, avestruces y un loro de cola roja. Otros más comunes, pero que a buen seguro harán las delicias de grandes y pequeños, son las tortugas moras, los erizos, cisnes negros, ovejas, vacas lecheras, cabras, codornices, burros, caballos y ponys.
En cuanto a la flora, hay plantas ornamentales frondosas caducas y perennes, arbustos, coníferas, cactáceas, suculentas, palmáceas, trepadoras, plantas de flor y acuáticas transplantadas de la antigua fase a la nueva. En total, más de 350 ejemplares de climas mediterráneos, tropicales, continentales y desérticos. Como nota curiosa, hay que resaltar que el árbol más viejo del lugar es un tamarix de 110 años, mientras que el más pesado es un ombú de 2.000 kilogramos y el más alto una palmera washingtona de 5,5 metros.
En lo que se refiere al conjunto de las instalaciones, la zona verde cuenta con una zona de oficinas, aularios, talleres multiusos, un salón de actos, una cocina con comedor, aseos, viveros, invernaderos, huertos, zonas ajardinadas y las secciones donde viven los animales, que se encuentran completamente adaptadas con las mejores condiciones sanitarias.
Una zona especialmente llamativa es la de terapia a través de los pies. En ella, el visitante deberá andar descalzo por varias superficies de temperatura y textura contrastada para beneficiarse de esta novedosa y saludable práctica, que suele ser muy común en los establecimientos de spa.
En definitiva, un digno heredero de las anteriores instalaciones, con un tono más rústico, como bien apuntó el presidente Imbroda y con vistas a ser disfrutado por todos los melillenses que se animen a pasear por sus senderos.
Aunque la fecha definitiva de apertura es aún una incógnita, se estima que será a finales de la semana que viene. Asimismo, aún no se han dado a conocer los horarios de visita.
Así pues, es de esperar que en pocos días los melillenses puedan disfrutar de una de las zonas verdes más completas de la ciudad autónoma, la cual, además de ofrecer un atractivo innegable para disfrutar con toda la familia, supondrá un importante apoyo para muchos grupos necesitados o de especial sensibilidad gracias a los programas de corte social que se llevarán a cabo en estas instalaciones.
El nombre, una “sorpresa” para los melillenses.
En la jornada de ayer, una incógnita quedó en el aire: ¿Cuál será el nombre de esta zona verde? El presidente de la Ciudad Autónoma subrayó que la nueva fase de la Granja Escuela tendrá nombre propio, aunque éste se dará a conocer durante los próximos días. “Los melillenses se llevarán una sorpresa al respecto”, aseveró la máxima autoridad local, quien subrayó que si no desvelaba el nombre era sencillamente porque no podía.
Imbroda no ocultó su satisfacción después de visitar las instalaciones y aplaudió el trabajo realizado por los que han invertido años de esfuerzo para que el proyecto vea finalmente luz verde. Asimismo, quiso transmitir su felicitación a las consejerías de Medio Ambiente y Bienestar Social, que han sido las encargadas de canalizar la creación de la segunda fase de la granja.
Por otro lado, el presidente recordó que la iniciativa ha tenido un coste de 3,6 millones de euros, a los que hay que sumar los 700.000 de los viveros, que fueron las primeras infraestructuras que se levantaron en la zona, antes de que comenzara la obra.
Además, resaltó que las anteriores instalaciones se quedaron pequeñas ante el enorme número de actividades que se llevaban a cabo, por lo que fue todo un acierto crear una segunda fase. Después de años de trabajo, la antigua Huerta Carrillo y Navarro ofrece un aspecto irreconocible en un marco muy remozado, pues hay que recordar que además de esta zona verde se ha creado un vial de anexo de acceso a la carretera del aeropuerto, el cual separa la Granja Escuela del Parque Forestal Juan Carlos I, creando un espacio natural casi continuo.
“Estamos haciendo una Melilla mejor”, aseveró el presidente, quien reiteró que sentía “muy orgulloso” del proyecto de la Granja Escuela.
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