Se llama Carmen, es de Melilla, tiene 8 años y padece la enfermedad de osteogenésis imperfecta, conocida como huesos de cristal.
Como a todos los niños, le gusta jugar con sus amigos en el colegio, pero lleva 34-35 días encerrada en su aula durante el recreo, a veces sola y a veces acompañada por otra niña que, como ella, no puede salir al patio porque tiene dolores en un tobillo o por la tutora, que unas dos o tres veces por semana les hace compañía mientras corrige exámenes.
A inicios de este curso, Carmen tuvo un accidente. El 6 de octubre, sin querer, un niño la empujó en el recreo y del golpe se le reabrió una fractura de fémur que arrastra desde hace años. La tutora del centro llamó inmediatamente a los padres para hablar sobre lo ocurrido. Sin embargo, cuando la familia acudió al centro, allí les dijeron que tenían que coger cita porque todo el mundo acudía por temas importantes.
Ante esa respuesta, el padre de la menor respondió que la niña acababa de tener una fractura por no tener cuidadora en el recreo y fue entonces cuando el centro decidió atenderlos. En esa reunión la familia acordó tener a la niña dos semanas sin recreo para evitar complicaciones con la fractura. Pero de una o dos semanas han pasado a un mes y medio.
Hasta ese momento, Carmen salía al patio del colegio con normalidad. De hecho lo venía haciendo con normalidad desde que estaba en Infantil en ese mismo centro y tenía una cuidadora que se encargaba de ella en el recreo llevara o no la silla de ruedas.
Pero tras la caída que sufrió en octubre, la familia de Carmen se enteró de que esa cuidadora ya no se ocupa de su hija y que están a la espera de que sea contratada otra profesional. Mientras tanto, un profesor le "echa un ojo" en el recreo.
El padre de Carmen, Ginés Moreno, asegura en declaraciones a El Faro que en el centro al que va su hija, el Reyes Católicos, existe la figura de la cuidadora, pero solo acompaña al baño a Carmen durante las horas lectivas y en el recreo sale con el resto de niños al patio, mientras Carmen se queda en el aula.
Cuando le hizo un comentario sobre el tema a la jefa de Estudios, ésta le dijo que Carmen va sola al aseo por decisión propia y que "en el suelo del baño se puede comer", de lo pulcro que está.
La familia de la niña no da crédito a esas palabras. Ni tampoco a las del Ministerio de Educación que desde septiembre les viene diciendo que habrá cuidadora en un santiamén.
En estos momentos, Carmen está empeñada en salir al recreo a jugar con sus primas y con sus compañeros de clase. Por eso pregunta a sus padres a toda hora cuándo la dejarán salir al patio. Lo que antes era un deseo, ahora es una obsesión. La familia sospecha que esta situación está detrás de una confesión que Carmen ha hecho a su médico: le ha dicho que se siente ignorada.
Sus padres en un primer momento cursaron sus quejas a la Dirección Provincial del Ministerio de Educación en Melilla y al colegio, donde por cierto aseguran haber recibido contestaciones desafortunadas de parte de la directora del centro.
Según la versión que los padres de Carmen han entregado en los Juzgados, cuando se dirigieron a la responsable del colegio para decirle que ellos autorizan a su hija a salir al recreo, ésta les dijo que ellos deciden sobre lo que la niña hace en su casa, pero que en el colegio, la decisión corresponde al centro.
"En este centro decido yo", es la frase textual incluida por los padres de Carmen en la denuncia cursada este miércoles, pidiendo la intervención de la fiscal de Menores porque la familia de la menor considera que en su caso no se está cumpliendo la Ley Orgánica 89/2010.
Tienen la esperanza de que la Fiscalía de Menores actúe de oficio porque su hija está prácticamente obsesionada y, en su opinión, está sufriendo un trato discriminatorio por parte del colegio.
"Mi hija necesita una cuidadora en el centro y debe dejar de recibir un trato discriminatorio y poder disfrutar del recreo como los demás niños con seguridad", concluye la denuncia a la que ha tenido acceso El Faro.
Desde el Ministerio de Educación, el director provincial, Juan Ángel Berbel, ha asegurado en declaraciones a este diario que el Reyes Católicos cuenta con cuidadora en su plantilla y que otros centros de Melilla van a ver reforzado dicho perfil cuando se ponga en marcha el convenio entre el Ministerio de Educación y la Ciudad Autónoma recientemente publicado en Boletín Oficial del Estado este lunes con una contratación prevista de 25 cuidadores.
Efectivamente este lunes el Boletín Oficial del Estado publicó el convenio con la Ciudad para prestar apoyo técnico al alumnado con dificultades graves de autonomía escolarizados en centros públicos durante el curso 2022-2023.
En principio, la Ciudad aporta 539.415,21 euros y se compromete a ampliar esta partida, si en un futuro dispone de más presupuesto.
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