Alberto Ares es jesuita y doctor en Migraciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo por la Universidad Pontificia Comillas. Ayer concentró a 40 personas en el Real Club Marítimo en su conferencia ‘Hijos e hijas de un peregrino. Hacia una teología de las migraciones’, en la que ofreció algunas delas claves más humanas y cristianas sobre la realidad de los flujos migratorios. Ares, consciente de la situación fronteriza de nuestra ciudad, comentó que “Melilla tiene un contexto social mixto, donde las diferentes culturas, religiones y modos de ver confluyen”.
Este especialista en movimientos migratorios aseguró que esta situación es extrapolable a España, donde “hay 46 millones de personas, de los que seis millones son ciudadanos nacidos en otros países”. De ahí que el jesuita considerara que “decir que España no es un país diverso es mirar para otro lado”.
Ares enumeró algunas de las variables sociodemográficas que se ven modificadas por las migraciones. Entre ellas destacó la pirámide demográfica y actualmente la española se encuentra envejecida, mientras que los flujos migratorios contribuyen a rejuvenecerla. “¿Quién cuidará de nuestros mayores? ¿Quién contribuirá al sistema de pensiones y a la Seguridad Social?”, se preguntó Ares haciendo alusión directa a la necesidad de los flujos migratorios para desarrollar la sociedad.
Los españoles, inmigrantes
Este jesuita también tuvo palabras para el pasado emigrante español que convirtió a muchos españoles en inmigrantes en otros países de acogida como Francia o Alemania. “Pronto olvidamos lo que nos ha ocurrido. Somos un pueblo de migrantes. Es bueno recordar nuestra historia y reconocer cómo nos gustaba que nos trataran bien en otros sitios”.
Preguntado sobre el actual rechazo que demuestran las sociedades occidentales a la llegada de migrantes y refugiados, Ares comentó que “en un contexto de migraciones es normal”. En este sentido, aseguró que es una reacción inicial por miedo a lo desconocido, a todo aquello que “no está en la zona de influencia” y que tiene unas costumbres distintas a las propias. Este doctor en migraciones lamentó que en este contexto general, en Occidente se esté desarrollando la tendencia de “construir muros”, en lugar de “ver la riqueza que proporcionan los nuevos ciudadanos”. Por otro lado, dijo que se está utilizando la figura del migrante como “chivo expiatorio” de otros problemas de la sociedad.
Cristianismo y migraciones
El conferenciante destacó que en nuestro día a día establecemos relaciones personales, escuchamos conversaciones o presenciamos escenas en las que la diversidad está presente. “Es bueno que en nuestra tradición cristiana sepamos las bases para hacer una lectura correcta de la realidad de las migraciones”, apuntó.
Ares señaló que el Papa Francisco “puso el foco en los refugiados y en los migrantes desde el comienzo de su pontificado”, siguiendo la estela de sus predecesores como Benedicto XVI y Juan Pablo II. Por otro lado, indicó que la Biblia está llena de referencias a migraciones y puso de ejemplo el exilio a Egipto del pueblo israelita y su posterior éxodo de la tierra prometida. También mencionó la condición de refugiados de Jesús, María y José y su refugio en el establo, en Belén.
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