La participación cosechada en el Día de la Bicicleta, que ayer organizó la Federación de Ciclismo, demuestra que una parte importante de los melillenses está dispuesta a desplazarse por la ciudad en dos ruedas. Pero el sueño o la aspiración no es aún posible.
Los defensores de este medio de transporte reclaman infraestructuras para hacer seguro su uso. Sin embargo, antes es necesario educar a los conductores para que aprendan a compartir la calzada. Muchas veces el asfalto de Melilla parece un circuito de velocidad en el que compiten vehículos con la absurda pretensión de ser los primeros en llegar al próximo cruce. Quienes van al volante no tienen en cuenta el riesgo que supone la velocidad excesiva y las dramáticas consecuencias que puede acarrear no conducir con precaución. Además, esas velocidades no tienen ningún sentido en una ciudad como Melilla, donde las distancias son cortas y sobrepasar los límites establecidos únicamente sirve para intentar arañar unos segundos al reloj.
Los melillenses sólo podrán disfrutar de la bicicleta cuando los usuarios del coche decidan compartir la calzada. Entre tanto, mientras algunos conductores no sean conscientes de la responsabilidad que asumen cuando se ponen al volante de sus vehículos, continuarán ocurriendo accidentes como el de anoche en el Tesorillo. Afortunadamente, según las primeras informaciones, no hubo que lamentar daños personales irreparables aunque sí hubo heridos. Los numeros testigos que se concentraron en la zona para ver lo ocurrido pudieron comprobar de primera mano que no hay mejor copiloto que la precaución.
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