Melilla vuelve a brillar en la prestigiosa revista de turismo Wanderlust

El reportaje explora la historia, la arquitectura y la cultura de la ciudad autónoma

Tras aparecer en la edición de agosto-septiembre en la revista Wanderlust -una de las más prestigiosas a nivel internacional en el mundo del turismo-, con un reportaje de ocho páginas titulado ‘Urban Spotlight: Melilla, Spain’ (‘En el foco urbano: Melilla, España’), donde se mostraban los encantos de la ciudad autónoma, Eddi Fiegel vuelve a escribir sobre Melilla, el día 2 de diciembre, en el artículo Exploring Melilla, the Spanish enclave on the north-west coast of Africa (‘Explorando Melilla, el enclave español en la costa noroeste de África’).

En este reportaje, la autora asegura de Melilla que es “un bastión multicultural de la arquitectura modernista coronado por una imponente ciudadela medieval” y que “este pequeño rincón de encanto español en la costa norteafricana merece mucha más atención”.

“Si les hablara de una ciudad española con amplias playas de arena, un casco antiguo que data del siglo XV y arquitectura Art Nouveau (modernismo) con fachadas floridas y puertas de madera talladas con gran riqueza, podrían pensar que me refiero a Barcelona. Pero no es así. De hecho, se trata de Melilla, una ciudad española aislada en la costa noroeste de África”, comienza el artículo.

Luego se describe su situación geográfica: “Limita con Marruecos por tres lados y con el mar de Alborán (el brazo más occidental del Mediterráneo) por el otro, este pequeño enclave abarca poco más de 12 km². Hoy en día, la ciudadela medieval fortificada de Melilla aún se alza sobre el promontorio, muy por encima del puerto deportivo y la marina modernos. Ambos se encuentran a la sombra del monte Gurugú, parte de la cordillera del Rif. Y bajo la intensa luz norteafricana color miel, casi esperas ver un camello avanzando con paso pesado en el horizonte”.

Después, unas pequeñas pinceladas de su historia: “Ha estado gobernada por España desde 1497, aunque ciertamente no fue la primera allí. Los cartagineses llamaron a la ciudad Rusadir, que significa ‘cabo imponente’, en referencia al promontorio rocoso que la colindaba. Fenicios, romanos, vándalos, bizantinos y visigodos hicieron sentir su presencia en Melilla hasta que finalmente cayó bajo dominio islámico en el siglo VII.

La soberanía española de Melilla quedó sellada cuando los Reyes Católicos Fernando e Isabel tomaron la ciudad”. “Sin embargo, como era de esperar, aún conserva un aire español y marroquí a la vez”, agrega la periodista.

“En el moderno —y otrora majestuoso— centro de principios del siglo XX, hombres y mujeres con chilabas se mezclan con quienes visten al estilo occidental, paseando entre altas palmeras, elegantes parques y plazas, y la mayor concentración de edificios Art Nouveau fuera de Barcelona”, insiste la periodista sobre el modernismo.

Luego recuerda que las playas de Melilla tienen Bandera Azul y que en ellas “familias musulmanas marroquíes y españolas se sientan juntas mientras los niños pequeños construyen castillos de arena en la suave arena, los adolescentes juegan al vóley playa y las parejas chapotean en las aguas cristalinas y poco profundas”.

Una ciudad, dice, cuya idiosincrasia no es sólo africana y europea, pues la situación del Puerto comercial en la frontera con África ha traído “innumerables influencias”, mientras que el hecho de que se encuentre justo enfrente de la Europa continental ha atraído desde hace mucho tiempo a personas de diferentes culturas.

Dentro de esta multiculturalidad, la periodista apunta que, en el centro de la ciudad, “las iglesias se encuentran junto a mezquitas, sinagogas y templos hindúes” para después recordar sus privilegios fiscales derivados de su no pertenencia a la Unión Aduanera, que le exime de tributar el IVA a cambio del IPSI y que propicia la presencia de tiendas con ofertas ‘Duty free’.

Melilla la Vieja

Tras este repaso de carácter general, el reportaje ofrece un apartado sobre Melilla la Vieja, que describe como “una imponente ciudadela construida sobre una pared rocosa que domina el mar y que se alza imponente sobre la ciudad moderna como un recordatorio constante de tiempos pasados”.

Desde la “moderna” Plaza de las Culturas, el caminante puede comenzar la subida al casco antiguo, cruzando puentes levadizos y el foso, ahora seco. La autora recuerda que allí, “entre las estrechas y empinadas callejuelas de la ciudadela”, se encuentra la iglesia más antigua de Melilla: La Purísima Concepción, del siglo XVII, con sus retablos barrocos dorados.

Muchas de las torres de defensa, almacenes y conventos originales de la ciudadela albergan ahora museos como el “fascinante” Museo de Arqueología e Historia y el Museo Etnográfico, prosigue el reportaje, que califica de “igualmente impresionantes” las Cuevas del Convenctico, una red de cuevas subterráneas excavadas inicialmente en la roca por los fenicios que actualmente se extienden a lo largo de tres niveles. La periodista recuerda estos túneles subterráneos se utilizaron como refugio durante asedios y para almacenar alimentos durante las guerras de siglos pasados. Si uno realiza la visita guiada, encontrará no solo una colección permanente de reliquias religiosas en la planta baja y exposiciones que muestran el uso de las cuevas y tendrá “la posibilidad de explorar los túneles que conducen a una pequeña cala” (Trápana).

Ciudad de las cuatro culturas

Después, llega un repaso a la multiculturalidad. Fiegel dice que ‘La ciudad de las cuatro culturas’, como es conocida localmente, “se enorgullece de su identidad multicultural” y que es el “hogar” de cristianos, musulmanes, judíos e hindúes.

Así, la periodista recuerda que, en la década de 1860, un gran número de judíos que huían de la persecución y la guerra hispano-marroquí llegaron desde Tetuán; que, hacia 1893, había 572 judíos viviendo en la ciudad y que, a principios del siglo XX, Melilla contaba con alrededor de 25 sinagogas. Más de un siglo después, la ciudad aún cuenta con unos 1.000 residentes judíos, así como con seis sinagogas en funcionamiento.

En cuanto a los hindúes, en 1947, la partición de la India también trajo consigo la llegada de un gran número de inmigrantes a la ciudad. La periodista afirma que se trataba principalmente de hindúes sindhi procedentes de Hyderabad, y una parte de esa comunidad aún vive en la ciudad en la actualidad.

Todas estas comunidades han convivido generalmente en paz, como le contó a Fiegel Kishore, un comerciante hindú jubilado cuya familia es originaria de Hyderabad. "Nunca tenemos problemas. Crecí con amigos judíos y solíamos jugar al fútbol juntos", recordó. "Nos llevamos bien, y nuestros amigos también son cristianos y musulmanes. Cada uno sigue su propia religión. Y en las fiestas, nos felicitamos mutuamente".

El nacimiento de una maravilla modernista

Con este epígrafe tan sugerente se refiere el artículo al modernismo de Melilla. La periodista rememora cómo, en 1909, el arquitecto catalán Enrique Nieto llegó a Melilla tras haber estudiado tanto con Antoni Gaudí como con “el eminente rival del genio arquitectónico inconformista”, Lluís Domènech i Montaner, creador del “magnífico” Palau de la Música Catalana de Barcelona, ​​de estilo modernista.

Fue una época de esplendor de Melilla, que, como recuerda la autora, se expandió “rápidamente” más allá de la ciudadela original. El Tratado de Fez de 1912 dio lugar a que España gobernara amplias zonas de Marruecos, y, con ello, Melilla pronto se convirtió en un puerto de entrada clave para las mercancías que llegaban a la región. “Con su recién descubierta prosperidad económica”, la periodista cuenta que la ciudad experimentó rápidamente un gran auge inmobiliario y extendió sus límites más allá de las murallas de la ciudadela. La autora apunta que “Nieto y sus contemporáneos se propusieron diseñar una serie de suntuosos edificios municipales, comerciales y residenciales al estilo del Modernismo Floridano, como se conocía a la versión catalana del Art Nouveau”.

Aproximadamente un siglo después, el artículo informa de que aún se conservan alrededor de 500 de estos “magníficos edificios, adornados con elaboradas molduras florales y balcones de hierro tallados con gran riqueza”, y de que “veintisiete de los más impresionantes se encuentran en lo que se conoce como el Triángulo de Oro de la ciudad”.

“Hoy en día, pasear por la Avenida Juan Carlos I de Melilla y sus calles circundantes, que conforman la principal zona comercial de la ciudad, revela edificios extraordinarios por doquier”, describe la autora, quien cita dos de estos edificios. El primero es el edificio El Telegrama del Rif, de Nieto, de 1912 y actual sede de Mango Man, y que “luce extraordinarios ventanales en forma de manzana”. El otro, de 1917, es la Casa Melul, cuyo “suntuoso exterior de magnolia está repleto de molduras florales blancas, arcos de herradura y ventanales salientes”.

“Poco a poco, las ondulantes espirales del modernismo comenzaron a transformarse en las líneas más geométricas de los diseños art déco de las décadas de 1920 y 1930. Y entre la abundancia de grandes edificios modernistas de Melilla, encontrará casi la misma cantidad de ejemplos impactantes de creaciones art déco”, concluye la autora en este punto para informar al lector.

Qué hacer

A continuación, el reportaje ofrece algunas de las opciones que el turista puede tomar al visitar Melilla. Una de ellas es recorrer la ruta modernista del Triángulo de Oro, para lo que se puede recoger un mapa en la oficina de turismo de la Plaza de las Culturas y explorar algunos de los principales edificios modernistas del centro de la ciudad.

La segunda es visitar los museos de Melilla la Vieja, cuya entrada es gratuita. Eso sí, la autora advierte de que, para ver las Cuevas del Conventico, hay que reservar una visita guiada.

La tercera opción recomendada es la ruta de las cuatro culturas visitando la iglesia del Sagrado Corazón, la sinagoga, la Mezquita Central y el templo hindú.

Igualmente, el artículo sugiere ir a la playa de los Cárabos, de La Hípica o a “la encantadora cala de la Ensenada de los Galápagos, escondida a la sombra de la ciudadela”.

Por supuesto, el reportaje recoge el Mercado Renacentista de Carlos V, que habitualmente se celebra en junio y donde se pueden ver marionetas gigantes con trajes medievales desfilando por las calles, los puestos se alinean en las murallas del casco antiguo y también hay actuaciones diversas.

También, indica Fiegel, como en la mayoría de los pueblos del sur de España, durante la Semana Santa se celebran importantes procesiones y desfiles por toda la ciudad y en las calles.

En cuanto a la Feria de Melilla, en septiembre, se índice que “permite a Melilla abrazar sus raíces andaluzas”, con sus trajes de flamenca y las casetas para disfrutar de comida, bebida y música.

Sobre el Diwali, el artículo anota que se celebra en toda la ciudad en otoño “con grandes celebraciones callejeras y espectáculos de fuegos artificiales”.

La Vía Rusadir

Por último, el reportaje anota que, en marzo de 2025, se inauguró una nueva ruta del Camino de Santiago con inicio en Melilla, la primera en extenderse al continente africano. Denominada la Vía Rusadir, la ruta, que recorre unos 970 kilómetros hasta la catedral de Santiago de Compostela, comienza en la Capilla de Santiago —considerada la única capilla gótica de África—, construida en 1551 en el casco antiguo amurallado de Melilla. El punto de inicio está marcado en el suelo con el símbolo distintivo del Camino (la concha de vieira), y los peregrinos que sigan la nueva ruta recibirán un sello con las banderas de España y Melilla junto a la silueta del antiguo faro de Melilla, concluye la autora.

Una prestigiosa revista

Wanderlust es una revista de viajes independiente con sede en el Reino Unido, publicada por primera vez en 1993. Es la revista de viajes más antigua que aún sigue en circulación en el Reino Unido y Europa, y tiene la mayor circulación de todas las revistas de viajes del Reino Unido.

La prestigiosa revista se centra en destinos menos visitados, experiencias únicas y viajes responsables y se publica bimensualmente en formato impreso y digital, con el lema ‘Tomando el camino menos transitado’.

Wanderlust está dirigida por el emprendedor Georgios Kipouros como editor jefe y se produce en Londres. La revista incluye artículos sobre viajes fuera de lo común; destinos alternativos y sostenibles; y viajes auténticos y experienciales. Además, el sitio web de Wanderlust incluye archivos de ediciones anteriores junto con artículos de viajes.

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