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El delegado reconoce que la labor será difícil pero que también una gran experiencia
Melilla cuenta con 25 nuevos agentes de Policía Nacional, que llegan a a la ciudad para reforzar las labores de control en puestos fronterizos de la ciudad con Marruecos. Se incorporan durante al menos seis meses, que serán prorrogables, según informaron desde la Jefatura de Policía.
Los policías fueron recibidos ayer por el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el jefe superior de Policía en Melilla, José Ángel González.
El delegado explicó a los policías que desarrollarán sus funcionaes en la frontera.
Además, El Barkani precisó que se encargarán del control del “flujo enorme” de miles de personas y vehículos que pasan a diario entre nuestra ciudad y el país vecino y apuntó que una de sus principales funciones es la lucha contra la inmigración irregular.
“Os va a dar trabajo, pero en buenas condiciones”, aseguró el delegado del Gobierno sobre su tarea en la que es la frontera terrestre de la Unión Europea en África, junto con Ceuta.
Entrega “en cuerpo y alma”
El Barkani les pidió a los policías que se entreguen “en cuerpo y alma” la esta labor. El máximo representate del Gobierno central en la ciudad reconoció que nuestra frontera es “complicada”, pero resaltó que representa una “magnífica oportunidad” en su carrera profesional.
Los agentes, veinte hombres y cinco mujeres, diez de los cuales son originarios de Melilla, son en su mayoría jóvenes. Estos policías han elegido voluntariamente este destino, en el que permanecerán al menos seis meses, ya que su estancia en la ciudad es prorrogable.
De este grupo, 22 comenzaron desde ayer su labor en la ciudad, tras la recepción en Delegación. Los otros tres llegarán hoy a Melilla para incorporarse a su puesto.
El refuerzo policial en la frontera es una demanda de distintos sectores en la ciudad, especialmente del denominado comercio atípico, ante el incremento en los últimos años del paso de porteadores y vehículos con mercancías, además del control de la inmigración irregular.
Aunque durante el 2016 fueron menos los saltos a la valla por parte de inmigrantes subsaharianos comparado con los dos años anteriores, Melilla se ha convertido en la segunda puerta de llegada a Europa, tras la frontera de Grecia, de refugiados como los sirios, que cuentan con una oficina de asilo en la frontera en la ciudad.