El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, visitó este jueves las obras de reforma del cauce del río de Oro que se están ejecutando en la desembocadura del mismo. Aseguró que esta zona tiene una gran utilidad por el espacio con el que cuenta para actividades de ocio o deporte. De hecho, reconoció que la voluntad de la Ciudad es que se pueda usar y no sólo que se quede bonito o sirva para encauzar el agua cuando llueve. Insistió en que se podría hacer uso del espacio, sobre todo, en verano porque no habrá riadas en ese tiempo y no sorprenderá a nadie en el cauce. Sin embargo, indicó que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir es la dueña de este espacio y pone “grandes restricciones al uso de los cauces”. Por lo que todas las actuaciones que se hagan, remarcó Imbroda, deben ser con su permiso. Aseguró que hablarán con esta institución y verán si “da el brazo al torcer y nos deja hace actividades deportivas o incluso un concierto porque se pueden hacer muchas cosas”, al contar con 10.000 metros cuadrados diáfanos y de fácil acceso. “Y después de un concierto pues nos vamos a la playa que está aquí al lado”, apuntó bromeando el presidente de la Ciudad. Por otro lado, Imbroda recordó que cuando visitó la zona hace unos meses para ver el inicio de las obras manifestó que llevaba mucho tiempo detrás de poder iniciar este proyecto. Afirmó que el río estaba hace unos meses lleno de maleza y aguas podridas. Subrayó que se había convertido en una especie de “alcantarilla” en el centro de la ciudad. Cambio de imagen “Se estaba dando de guantadas con el desarrollo urbanístico que ha tenido toda esta zona, que ha cambiado como de la noche al día”, indicó el presidente, no sólo en cuanto a la imagen, sino también en los olores que provocaban las aguas estancadas. Pero el cauce del río depende de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y no ha sido fácil poder activar este proyecto de mejora del cauce porque se precisa del visto bueno de esta institución, añadió el máximo dirigente de la Ciudad. Imbroda explicó que la obra tiene un 80% del proyecto terminado. Comentó que si se compara esta reforma con lo que había antes, hay una diferencia “abismal” porque realmente “está quedando muy bien y tiene una vista muy agradable para todos los ciudadanos”. Insistió en que se ha quitado la imagen deprimida de la zona. Remarcó que los muros de piedra han embellecido la zona y también han aportado algo más de seguridad al subir el tamaño de algunas áreas. Su iluminación dará una mejor imagen por la noche. En cuanto al suelo del río, va en color albero para que encaje bien al final con el agua que suele llevar este espacio. En cuanto al estanque de 700 metros cuadrados y medio metro de profundidad, se está construyendo en la actualidad. Indicó que las fuentes que habrá en este espacio posibilitarán que se oxigene el agua estancada que viene de la mareas y que deja un mal aspecto. Asimismo, se evitará que haya larvas de insecto, como mosquitos, que son difíciles de acabar con ellos y que provocan muchos problemas para los vecinos. Para Imbroda esta rehabilitación es el inicio de una continuación, en referencia a que la Ciudad no se limitará con embellecer esta área del río, sino también seguir hasta el Tesorillo. Por su parte, el consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, aseguró que la obra puede estar finalizada dentro de un mes o mes y medio más o menos, por lo que cree que para marzo se podrá inaugurar. La constructora será sancionada por mala praxis El consejero de Medio Ambiente indicó que se ha abierto un expediente informativo a la empresa que realiza las obras del proyecto de mejora de la desembocadura del río de Oro, que finalizará en un expediente sancionador, debido a que se limpió en la playa un camión de hormigón. Quevedo aseguró que se trata de una praxis no correcta porque se limpió la canaleta de una hormigonera, pero que esta actuación fue puntual. “No es nada pero no se puede ni se debe hacer en la zona de la playa”, aseveró. No obstante, también comentó que se han podido ver unas fotos en la que parece ser que había una serie de manchas en la arena. Subrayó que los técnicos estuvieron en la playa y comprobaron que esos charcos negros no tenían nada ver con un vertido de hormigón, si no con lodos. Indicó que precisamente gracias a este proyecto se van a retirar. De esta forma, especificó que durante años ha entrado agua del mar en esta desembocadura y esos charcos no se han llegado a vaciar porque el nivel de tierra era más bajo, llegando a pudrirse y provocando la proliferación de insectos. Por todo ello, Quevedo subrayó que las conclusiones iniciales de ese expediente indican que sí hubo mala praxis, pero muy localizada. “No tiene nada que ver eso con las fotos de grandes superficies de color oscuro. Esto último no es hormigón ni cemento, sino algo natural de la situación que ha tenido la desembocadura del río de Oro y que se pretende evitar con las obras que estamos realizando, sobre todo, con el estanque que habrá al final y que permitirá renovar y airear las aguas”, indicó.