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De Melilla a París para aprender a diseñar y coser alta costura

La joven diseñadora Elinor Bencheluch no podría creer lo afortunada que es y se sentía como en un sueño tras recibir la noticia de que la aceptaban en la escuela de diseño ESMOD International de París. Y la situación aún mejoró mucho más cuando, tras participar en el concurso Premios Nacionales de la Moda para Jóvenes Diseñadores de la Asociación de Nuevos y Jóvenes Diseñadores Españoles (ANDE), la escuela francesa decidía adelantarla un año más en esos estudios y pasarla directamente a tercero. Por lo tanto, dentro de un año Bencheluch será tendrá finalizados sus estudios universitarios de diseño. Ha escogido la especialidad ‘luxe’, es decir, alta costura, por lo que el reto que se ha puesto es grande y deberá estudiar y trabajar mucho para conseguir su certificado de estudios. Esta joven cumple un sueño, viajar de Melilla a París, donde residirá para convertirse en una mejor diseñadora de moda.

A Bencheluch la conocimos hace unos meses cuando se animó a participar en un premio nacional y la escogieron para concursar representando a Melilla. En ese certamen quedó finalista y aunque no se trajo ningún premio, se vino de Madrid como si hubiera ganado el concurso. Además de la experiencia de tratar con modelos y ver sus vestidos en una pasarela, se trajo con ella muchos contactos y proyectos bonitos que hacer.

Pero también logró que ese fuerzo que hizo para diseñar los trajes de su colección para el certamen tuvieran otra consecuencia positiva, además de llevarla a la final, y fue que la escuela de modas donde había presentado su candidatura viera su potencial y apostara por matricularla directamente en tercero, es decir, el último año de formación.

Esta joven melillense contaba a El Faro que era muy complicado entrar en la escuela, pero lo ha logrado. Hizo un portfolio con todo su trabajo previo a terminar su estudios de grado superior de Confección y Moda en la Escuela de Arte Miguel Marmolejo (EAMM) y de ir al concurso de jóvenes diseñadores. Fue entonces cuando le comentaron que entraría en el segundo año de carrera.

Sin embargo, cuanto terminó el certamen y el proyecto de fin de estudios, volvió a enviar todos esos trabajos a la escuela de modas y optaron por matricularla directamente en tercero, es decir, el último año.

Ayer domingo cogió el avión a París porque empieza esta semanas las clases. No cuenta con ningún tipo de becas, así que tiene que buscar un trabajo en París para ayudar con los gastos. Sus padres le echarán una mano, pero siendo su especialidad la de alta costura, tendrá que invertir en la compra de materiales.

Sabe que el reto que tiene por delante es complicado. Maneja el francés, pero tendrá que vivir en una gran ciudad como París y compatibilizar sus estudios con algún trabajo que le permita contar con esos ingresos extra, indica.

Diseñar y coser

Además, no solo va a diseñar. No se trata de dibujar sobre papel sus ideas, sino que tiene que aprender a coser alta costura.

Y para ello, asegura que la ESMOD International cuenta con un ‘atelier’, es decir, un taller de costura donde cree que va a pasar gran parte de su vida estos próximos meses, afirma con ilusión. De hecho, en la facultad donde estará ella recibiendo clases ese taller está abierto las 24 horas del día para los alumnos.

Otra ventaja de esta escuela es que cuenta con una ‘boutique’ donde podrá hacer las compras del material que necesita para sus diseños.

Además, una vez que termine sus estudios y cuente con los aprobados en las diferentes asignaturas tendrán que hacer prácticas en una empresa de diseños. Lo particular de esta escuela es que al ser internacional le dejarán escoger entre diseñadores de cualquier país europeo, con lo que podría volver a España e instalarse en Madrid o bien ir a Londres para conocer otras formas de diseño. Ya está pensando en estas opciones.

De momento se instalará con unos familiares en París, que además, valoran sus trabajos porque cuando tuvo que diseñar ropa de niños, les envió esos trajes y los pequeños de la casa los han utilizado. Tiene por delante un año de duro trabajo y esfuerzo, pero lleno de ilusión.

Bencheluch quizás pueda servir de inspiración a otros jóvenes. Y es que la imagen de este colectivo en la ciudad es de estar en paro y sin formación. Pero no es cierto o no al menos todos los jóvenes de Melilla debe tener esa losa sobre sus hombros. Hay que poner en valor que muchos de ellos están buscando cómo formarse mejor, cómo potenciar su talento y luchan a diario para lograr sus metas. Quizás nunca alcancen sus sueños porque la vida tiene muchos caminos e imprevistos, pero muchos jóvenes melillenses están peleando y trabajando duro y deben contar con ese respaldo de la sociedad.

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