Marruecos ha empezado a hacer guiños a España, pero rompiendo la cadena por el eslabón más débil. Sólo así se entiende que once migrantes subsaharianos hayan sido condenados en Nador nada más y nada menos que a 10 años de cárcel por intentar saltar la valla o pilotar pateras, según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos.
Si esto es realmente así, coincidirán conmigo en que 10 años de cárcel por intentar emigrar es una barbaridad y me refiero a la persona condenada por saltar la alambrada. Este tipo de sentencias medievales son impensables en el mundo civilizado y en ningún caso podemos apoyar que en Marruecos intenten congraciarse con nosotros utilizando a los más pobres entre los pobres como moneda de cambio.
La poca fiabilidad que tiene el sistema de justicia marroquí trasciende sus fronteras. No estamos hablando de mano dura contra la inmigración irregular sino de condenas propias de hace más de 10 siglos.
No obstante, tengo que aclarar que fuentes marroquíes han asegurado a El Faro que sobre los condenados pesarían además acusaciones de agresión a las Fuerzas de Seguridad de Marruecos e incluso hablan de la reciente muerte de un soldado marroquí que habría sido herido mortalmente con uno de los garfios que los migrantes utilizan para escalar la valla fronteriza con Melilla.
Esta información, obviamente, no hay forma de contrastarla porque todos sabemos que lo que pasa en la valla de Melilla, desgraciadamente se queda en la valla.
Nadie duda de la existencia de mafias que trafican con los migrantes en Marruecos. Lo difícil de tragarse es que esa red esté compuesta única y exclusivamente por migrantes subsaharianos.
En Melilla hemos tenido constancia esta semana de la ratificación de la condena a un migrante que dice tener nacionalidad de Liberia y que fue condenado a 6 años y medio de prisión por pilotar una patera que introdujo en la ciudad a 52 migrantes irregulares y para lograrlo amagó con lanzar al mar, en un día de temporal, a un niño inocente de los que viajaban a bordo de la lancha.
Creer que ese patrón de barco además de guiar la embarcación y ser propietario de la barca busca a los migrantes; les cobra el billete a España, soborna a quien corresponda y se enriquece solito es casi lo mismo que dar por hecho que Pablo Escobar se hizo rico vendiendo personalmente marihuana al menudeo en Colombia.
Si bien en Marruecos la Ley de Extranjería 02-03 establece que la inmigración irregular es delito en el país, todos sabemos que al menos durante muchísimo tiempo ha estado tolerada del otro lado de la frontera, hasta el punto de que ha sido común ver a migrantes subsaharianos pidiendo limosna o buscándose la vida en el mercadillo de Beni Enzar.
Por tanto es razonable pensar que quienes han sido condenados en Marruecos a una década de cárcel por intentar emigrar (me refiero sólo a la condena por saltar la valla) no son más que conejillos de India con los que Rabat pretende convencer en primer lugar a España y en segundo lugar a Europa, de que sí colabora con el control migratorio y que lo que pasó en Ceuta responde básicamente a que tuvieron un mal día.
También ha habido gestos en materia de control del narcotráfico, con la detención esta semana de dos personas en Nador, acusadas de introducir en Marruecos heroína y cocaína procedente de los Países Bajos. La droga supuestamente entraba por mar a la zona del Rif a través de barcos procedentes de Melilla. Qué casualidad.
El propio ministro José Manuel Albares ha reconocido hace un par de días que “todas las señales que vienen de Marruecos son buenas”. Están colaborando especialmente después de que Europa advirtiera de que no admitirá chantajes con el tema migratorio.
Sin embargo, de momento no hay intenciones de reabrir los pasos fronterizos con Melilla, al menos hasta 2022. Desde Marruecos han asegurado extraoficialmente a El Faro que las autoridades de nuestra ciudad habrían recibido ya instrucciones de Madrid de empezar a hacer los preparativos para establecer los controles sanitarios que tienen que hacerse en la frontera con Marruecos si se retoma el tráfico fronterizo entre los dos países. Ya no hablan de fin de año sino de enero de 2022.
Justo este jueves, el rey Mohamed VI nombró un nuevo Gobierno en Rabat, poniendo fin a diez años de islamismo en el país. El nuevo ejecutivo, que tiene la friolera de 24 ministerios, estará presidido por el multimillonario liberal Aziz Ajanuch que, con suerte, mejorará las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos.
Siendo como es empresario y liberal no creo que apueste por seguir asfixiando a Melilla, especialmente ahora que ya es público que nuestra ciudad necesita el dinero marroquí para salir a flote, tal y como ha quedado recogido en el Plan Estratégico de la ciudad para los próximos 10 años.
Confiemos en que el nuevo gobierno traiga también a Marruecos una ola de modernidad y prosperidad para que el país no siga dando el triste espectáculo de aplicar leyes del medioevo en pleno siglo XXI. Saltar la valla no puede acarrear diez años de cárcel. Eso es una injusticia y, además, una locura.
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